Bodegas Remírez de Ganuza

Hablamos de uno de los mayores expertos en viñas de toda La Rioja. Su sentido práctico, unido a su profundo conocimiento del viñedo riojano, lo convirtieron en un bodeguero obsesionado por la calidad.

Este hombre valiente y atrevido, con ingenio a raudales cuya condición “sine qua non” para obtener la máxima calidad de un producto se resumía en una materia prima excelente, fue además dueño algunas de las mejores fincas de la D.O.Ca. Rioja.

Elaborador voluntarioso, minucioso y serio, consiguió idear unos vinos espectaculares, que gracias a una arrolladora calidad se han colocado desde su salida al mercado en referentes entre los riojas modernos.

Su novedosa filosofía se hizo notar en la subzona de la Rioja Alavesa y cada vez contó con más adeptos entre las bodegas de la región: “La calidad excepcional solamente se consigue a partir de una selección exigente”. Y Fernando Remírez de Ganuza, fallecido en marzo de 2024, fue uno de los líderes de esa nueva concepción que ha revolucionado no solo el cultivo de la vid, sino también el modo de elaborar unos vinos que responden a la máxima bíblica de que “muchos son los llamados pero pocos los elegidos”.

La bodega que lleva su apellido y que él mismo fundó en 1989 (aunque actualmente está gestionada por la familia Urtasun) se encuentra en el centro mismo del hermoso pueblo de Samaniego. El espléndido caserón engloba una manzana de edificios y está dotado de modernas estructuras de hormigón armado recubiertas con piedra de sillería de entre 200 a 300 años de antigüedad.

Esta manzana encierra un amplio patio de trabajo atravesado por un canal de agua corriente, que además de dar frescura al conjunto, asegura el suministro ante posibles problemas en la red local. La cubierta interior formada por vigas de roble centenarias y las puertas de madera son las únicas concesiones a la tradición en una de las bodegas más vanguardistas de nuestro país.