Monastrell: Alma mediterránea

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Potente, cálida y fascinante. Así es la Monastrell, la uva tinta más cotizada del Mediterráneo que se caracteriza por sus racimos compactos, granos pequeños y un hollejo grueso. Nos regala vinos muy expresivos, de color oscuro y con altos niveles de alcohol. 

También llamada Mataró y Mourvèdre, esta variedad crece en distintas zonas del Viejo y Nuevo Mundo, entre las que se encuentran las denominaciones españolas de Alicante, Yecla, Alella, Jumilla, Bullas y la I.G.P. Islas Baleares. En las regiones francesas del Ródano y la Provenza también ha encontrado rincones donde poder exhibir todos sus encantos. Pero la valiente Monastrell no solo se conforma con Europa, cruza el charco hacia California y Washington, y da la vuelta hasta llegar a la Australia meridional y Nueva Gales del Sur.

Aunque su origen sea algo incierto, gran parte de los historiadores del vino coinciden en que nace en territorio español. Se especula que los fenicios la introdujeron en sus copas en Sagunto (Valencia) en torno al 500 a. C. y, desde comienzos del siglo XXI, ha sido la cuarta variedad tinta más plantada de nuestro país.

Presenta un arraigo especial en las regiones de Alicante y Murcia, donde se usa como monovarietal o en coupages de Syrah, Cabernet sauvignon y Merlot. La bodega alicantina Enrique Mendoza elabora vinos monovarietales de Monastrell con uvas procedentes de sus viñas situadas a 600 metros con suelos areno-limosos en la Finca Chaconero de Villena. En sus inicios Mendoza se decantó por variedades extranjeras, pero su hijo, Pepe Mendoza, ha seguido trabajando e investigando la autóctona Monastrell y es que está convencido de que su Monastrell «refleja perfectamente la luz que tenemos en el Mediterráneo”. Para muestra Las Quebradas 2011, un vino que rinde homenaje a la provincia de Alicante; a su tierra, su sol y sus gentes. 

Si hablamos de Alicante tenemos que hablar de vino dulce sí o sí, ya que la Monastrell es la uva elegida para la elaboración del fondillón, una joya enológica que se caracteriza por su gran intensidad aromática además de haber sido el vino favorito de Luis XIV.

Cabe destacar que la bodega Casa Castillo, liderada por José María Vicente, ha elaborado el primer vino de la historia de Jumilla en conseguir los preciados 100 puntos Parker. Y, adivinas con qué variedad se elabora, ¿verdad? Touché, nuestra querida Monastrell. Casa Castillo Pie Franco 2020 es un tinto mediterráneo, complejo y con una potencia muy controlada que no puedes perderte.

Finca El Chaconero de Enrique Mendoza
Finca El Chaconero: Bodega Enrique Mendoza

En Francia, las plantaciones de Mourvèdre han ido aumentando a lo largo de los años. En el siglo XVI llegó al Rosellón, con el tiempo se difundió a la Provenza, principal región de producción gracias a su cálida temperatura, y finalmente al río Ródano. Domaine Raymond Usseglio & Fils o Calmel & Joseph son algunas de las bodegas francesas que buscan que la variedad exprese sus mejores cualidades en cada uno de sus coupages. El reconocido GSM (Garnacha, Syrah y Mourvèdre) es, sin duda, el ensamblaje clásico del Ródano que muchos otros países quieren imitar.

A finales de la década de 1860 se estableció en California bajo el nombre de Mataró. ​En un principio fue usada para el vino de garrafa, pero los Rhone Rangers (un grupo de enólogos estadounidenses que promueven el uso de variedades del Ródano) mostraron especial interés en ella, viéndola como una uva ‘premium’, y se pusieron manos a la obra a buscar antiguas plantaciones de esta vid en los viñedos del condado de Contra Costa. Las críticas favorables a determinados vinos que rendían homenaje a los Châteauneuf-du-Pape y al saber hacer francés del viñedo de Bonny Doon y de la bodega Cline fomentaron la demanda de la cepa. A mediados de los años 2000 las plantaciones de Monastrell en California aumentaron considerablemente.

Pero esto no es todo, esta histórica uva cuenta además con plantaciones australianas que datan de mediados del siglo XIX. Aunque durante mucho tiempo haya sido usada como una casta anónima para su mezcla con otras en vinos fortificados, la Mataró despertó pasiones en la década de 1990 con la famosa mezcla GSM (Garnacha, Syrah y Mourvèdre), en la cual provee de color y estructura tánica al vino, complementando el marcado carácter frutal de la Garnacha y la elegancia de la Syrah.

Racimo de Monastrell

Puede resultar difícil de cultivar porque para que pueda brillar, la Monastrell tiene que contar con una exposición prolongada a la luz, ya que necesita un tiempo muy cálido además de la atención constante y el mimo extremo en la viña y en la bodega.

Aunque en Bandol (Appellation d’Origine Contrôlée del sur de Francia) es fermentada entera con los tallos del racimo, en el Nuevo Mundo suele pasar por una despalilladora debido a que los tallos de esas regiones son más verdes y tienen más taninos. Seguidamente el vino reposa en roble neutro, ya que no absorbe los sabores de las barricas de roble como otras variedades (Merlot o Cabernet sauvignon).

La complejidad y la elegancia de los vinos elaborados con esta uva los ha convertido en los número uno de los amantes de las grandes etiquetas. Presenta infinidad de posibilidades, desde tintos más tánicos y estructurados, ‘coupages’ hechizantes (Garnacha, Syrah y Mourvèdre) hasta rosados y vinos fortificados al puro estilo de los que se elaboran en Oporto. 

Independientemente de su lugar de procedencia, todos los vinos elaborados con Monastrell ofrecen aromas de frutos rojos, regaliz y pimienta. Además de conquistar por su increíble perfil aromático, es la aliada perfecta para acompañar sabrosas carnes estofadas, quesos y platos especiados por sus taninos firmes. Cada vez son más los adoradores de esta variedad. Y lo avisamos, una vez que accedes a este cosmos de placer y elegancia no hay vuelta atrás.