Córdoba: una explosión de vida y color

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Mayo es sin duda el mes del año en el que Córdoba rebosa alegría, felicidad y belleza por sus cuatro costados. Semanas hechas para el disfrute en las que se van encadenando celebraciones una tras otra. El pistoletazo de salida se da con las Cruces de Mayo, continúa con los Patios de Córdoba y finaliza con la Feria. Tres excusas perfectas para perderse por sus callejuelas blancas, su río Guadalquivir y cómo no… su Mezquita. 

Quizás conozcas algunos de estos activos materiales, pero un elemento fundamental para terminar de enamorarse de esta tierra es su gente. Entres donde entres, te van a recibir con una sonrisa, con ganas de agradar para que regreses una y otra vez. Ya sea para pedir un flamenquín, un fino o un taxi siempre te van a tratar como si fueras un invitado y no un turista.

Por si fuera poco, no todo queda en la capital. El resto de la provincia alberga también joyas históricas, naturales, gastronómicas y, por supuesto, enológicas. La D.O. Montilla-Moriles, situada en su mitad sur, es un territorio en el que la Pedro Ximénez entrega una expresión arrebatadora en todos los perfiles gracias al trabajo de sus bodegas de clase mundial. 

Sin duda es una escapada perfecta que cuenta además con la ventaja de tener conexión con tren de alta velocidad. Si no la conoces, a continuación te damos todas las claves para que tu visita sea un éxito.

Por qué visitarla

Córdoba es un destino turístico de primer nivel por algo tan sencillo como tenerlo todo. ¿Qué buscamos a la hora de elegir un lugar para viajar? Una buena oferta de restauración, monumentos, ambiente, paisajes, arte y algo fundamental si nos estás leyendo: vinos de calidad.

Su tamaño permite que se pueda recorrer en un par de días, por lo que es el plan perfecto para un fin de semana. 

Qué visitar

La Mezquita es uno de esos monumentos que se tienen que visitar al menos una vez en la vida. No solo emociona su belleza arquitectónica, sino también su historia como ejemplo de convivencia entre religiones. Si te entregas a ella, algo de la magia de sus arcos quedará grabado a fuego en tu memoria.

Sus conocidos patios son otra maravilla popular que merece la pena visitar. En ellos se aprecia como en ningún otro sitio la luz que impregna las paredes blancas de Andalucía con el buen gusto cordobés a la hora de arreglar flores y macetas en escaleras, ventanas y barandas.

Un truco que siempre recomiendo es dejar de lado el mapa del teléfono para perderse por sus calles. Descubrirás pequeñas plazas, iglesias y callejas (como la dedicada al salmorejo cordobés) en las que sentarse en un banco simplemente a contemplar, respirar y ver a las personas pasar. Un lujo al alcance de cualquier bolsillo.   

Por supuesto, conviene visitar alguna de las bodegas de la zona. Proyectos con solera como Toro Albalá, Gracia Hermanos o Pérez Barquero son dignos merecedores de un paseo por sus bellos edificios para conocer su trayectoria, su proceso de elaboración y cómo no, acabar con una cata para poner en práctica toda la teoría acumulada.

Comer y beber

Solo un consejo, conviene llegar a este destino con el estómago descansado para que pueda resistir todo lo que le viene encima. Flamenquín, rabo de toro, salmorejo, mazamorra, carne de cerdo ibérica… Un festival de sabores que se puede gozar en lugares como El Churrasco, Bodegas Campos, La Taberna del Río o Las Camachas (Montilla). 

Aquí se juega a la tradición, pero si también estás dispuesto a dejarte llevar por un viaje sensorial en el tiempo tienes que acudir a Noor, el restaurante con dos estrellas Michelin de Paco Morales en el que se puede vivir una experiencia que trasciende a cualquier menú degustación que hayas probado antes. 

Ostra al natural con zumo de aceituna kalamata, gelé de cordero lechal y kefir. Restaurante Noor.

Y sobre el (buen) beber, seguro que en la mayoría de tabernas y restaurantes te ofrecen una copa de bienvenida de fino local. Por favor, acéptala siempre. Es el punto de partida perfecto tanto para un aperitivo como para una comida formal. El resto de estilos generosos también los interpretan a las mil maravillas, como un amontillado o un palo cortado. Son grandes opciones para acompañar, por ejemplo, a un arroz de rabo de toro. ¿Te lo imaginas?

Viaja hasta allí con tu paladar

Fino Solera Fina María del Valle: una entrada en Montilla-Moriles por la puerta grande. Sirve una copa de esta maravilla junto a un plato de jamón ibérico de los Pedroches y obtendrás una llave que abre todas las puertas de la felicidad.

Poley Palo Cortado en Rama Solera 25 Años: gracias a su eterno paso por boca se convierte en el aliado perfecto de cualquier carne guisada. Carrilleras, rabo de toro, albóndigas en salsa de almendras… Un trago inolvidable.

Pedro Ximénez La Cañada: el PX dulce mejor valorado por nuestra comunidad. De esos vinos de reflexión, de sentarse tranquilamente con la copa y mantener un momento de abstracción en el que ir desvelando todas las capas de profundidad que esconde.