Las cosas que tal vez no sabías de Vega Sicilia

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California – Utrera – Vega. No es un nombre en clave de una serie de espías, no. Son las conexiones de la intrahistoria de la marca más prestigiosa y anhelada del vino español: Vega Sicilia. 

A nadie voy a descubrir qué es Vega Sicilia a estas alturas de nuestra vida, pero tras una privilegiada y feliz visita voy a tener la cortesía de compartir algunas cosas asombrosas que nos enseñaron. 

Vega Sicilia antaño funcionó como un pequeño pueblo a la orilla del río, con sus 15 casas, su iglesia “Santa Cecilia” – de allí viene el nombre de la bodega – y su escuela. En definitiva, un asentamiento especial al que curiosamente llamaban “California”. Actualmente no vive gente en la finca, pero el edificio que servía como colegio se reformó y se convirtió en una bonita casa en la que don Pablo Álvarez, propietario y actual Consejero Delegado de Tempos Vega Sicilia, pasó parte de la pandemia. 

Vega Sicilia es una cuestión netamente familiar. Cinco son las familias que han estado al frente a lo largo de su historia. Desde los vascos Lecanda, pasando por los Herrero, semillas Prodes, los venezolanos Neumann y finalmente los Álvarez, firmando la historia contemporánea de los últimos 40 años de andadura. 

También es familia, concretamente cuatro generaciones, la encargada de crear las barricas de la tonelería propia de Vega Sicilia. El maestro tonelero actual, José Enrique Rodríguez Alejo, nació en Vega Sicilia, se formó en Francia con los mejores toneleros y volvió para encargarse de este delicado trabajo. 

La tonelería de Vega Sicilia

Trabajo que por cierto realiza con una maquinaria que firma otra familia, esta vez en Utrera, Sevilla. Los Rodríguez Díaz. Todo un despliegue de máquinas con un bonito color verde y con la palabra Utrera bien protagonista, no en balde parecen ser los únicos que proveen de este tipo de artilugios para elaborar barricas en España

La limpieza es un sello emblemático de la casa y toda una declaración de intenciones. Pulcritud es la palabra que mejor define a la bodega de elaboración en la que no verás ni una mancha ni una cosa fuera de sitio. Parece más bien un quirófano y no sólo por el acero reluciente de sus depósitos de acero inoxidable, a los que llaman sus “Rolls Royce” de los depósitos

Pero si pensabas que todo lo importante ocurre en su bonita bodega, no es del todo cierto. Todo empieza en la viña, como debe de ser. Las cepas más viejas las trajeron de Francia en 1864, pero no sería hasta la llegada de los Álvarez cuando el viñedo se convirtiera en la sana obsesión de todos.

Desde 2004 trabajan 100% el viñedo en ecológico. Analizan su material genético, estudian minuciosamente los suelos y la diferenciación milimétrica de las parcelas. Por eso dicen cuando los visitas que su secreto es lo que tienen en el campo. 

Quizás por esta obsesión tienen ya medio millón de robles plantados en la finca y una plantación de alcornoques, que servirá para el futuro. No será hasta dentro de 100 años más o menos en los que se verá si tienen calidad, pero en Vega Sicilia nunca hubo ni hay prisas. Hacen las cosas con calma, paciencia y tiempo. Un lujo que no todos se pueden dar, quizás el más valorado de todos. 

Tiempo atrás hubo un proyecto de hacer un vino blanco que nunca vio la luz. Se plantó, se hicieron pruebas y a los cinco años constataron que tras no llegar al estándar de calidad que se buscaba, debían abandonar el proyecto, volver a plantar tempranillos y esperar otros 15 años más. 

Pero el blanco volverá, más pronto que tarde. Sólo que vendrá del norte, de Galicia, gracias a un proyecto llamado Deiva que por ahora es experimental y para el que su director técnico llegó al extremo de alquilar coches de incógnito para no dar pistas sobre la ubicación de sus parcelas. 

Se venderá con el mismo sistema de cupos que tiene la bodega. Y es que solo el 30% de la producción se comercializa en España, habiendo literalmente tortas para entrar en esa privilegiada lista. Algunos de sus principales mercados de exportación son Estados Unidos, Suiza, México… sin embargo, uno de sus mayores coleccionistas privado es un brasileño. 

La obra que ilustra la etiqueta del mágnum Único 2010

Me encantaría saber cuántos magnums de Único tendrá esa persona. O si tendrá en su colección la añada 1960, el año de partida en el que se comenzó a elaborar este formato que incluye una obra de arte en su etiqueta. Algunos de estos cuadros, por cierto, están físicamente en la bodega.

Tras catar Único 2013 pido un deseo y es volver a catarlo en el futuro. Una añada complicadísima, de botrytis, ha entregado un vino que se está engrandeciendo con el tiempo. Si ya en 2023 perfila las famosas capas de complejidad, parece que el tiempo es su amigo y le sonríe. El mismo gesto que se nos quedó al probar esta pequeña belleza. 

Dicen en Vega Sicilia que todos los que allí trabajan están marcados por una frase que repite don Pablo Álvarez como un mantra: el mejor vino está siempre por llegar. Una promesa que pone un listón estratosférico, la medida exacta, incalculable, que los mantiene vivos en la búsqueda de ese vino que trascienda.