Probando la añada 2022 en Burdeos

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Este ha sido el primer año que como miembro del equipo de Selección y Ventas de Bodeboca he podido probar y seleccionar los vinos en primeur de Burdeos en las bodegas más importantes de esta mítica región vinícola francesa. 

Comprar en primeur quiere decir comprar a la avanzada, un modelo que se inició después de la Segunda Guerra Mundial cuando los châteaux franceses no tenían suficiente liquidez para esperar a que los vinos salieran al mercado y poder afrontar con ello sus gastos diarios. Fue entonces, en colaboración con los négociants (intermediarios), cuando decidieron ofrecer sus vinos al mundo antes de estar incluso embotellados. 

Pensaron que la mejor manera de hacer esto era que los negociantes y los compradores pudieran probar sus vinos en las propias bodegas el año después de la añada correspondiente, cuando esos vinos todavía se encuentran afinándose en barrica. Este concepto ha sido crucial para que negociants y expertos puedan prever la evolución de cada vino y poder comprarlos para ofrecerlos después a sus clientes finales. 

Nuestro compañero Matteo en Ch. Figeac.

En mi caso, por tanto, fui a conocer la añada 2022, que ha sido considerada extraordinaria, y que estará registrada en los libros de historia como una de las mejores en la historia de Burdeos, aunque muchos factores climáticos habrían podido transformarla perfectamente en una añada catastrófica. 2022 fue en general un año muy seco, especialmente durante el verano, con lluvias violentas de granizo a finales de junio que afectaron a muchos viñedos de la subregión del Médoc

Este hecho ha afectado a la madurez de la Cabernet sauvignon, y muchos productores me comentaron que nunca habían visto granos de uva tan pequeños como los de esta campaña. Todo ello ha llevado a una situación inesperada, porque esperábamos encontrarnos con vinos muy densos y con poca elegancia, y al contrario, hemos probado vinos muy elegantes, con taninos maduros y pulidos, perfectos para apreciarlos todavía jóvenes y, por supuesto, con un gran potencial de guarda

En mi viaje he visitado algunos de los châteaux más importantes de la región y hay unos vinos que han destacado por encima de otros captando mi atención. Estos son algunos de ellos:

Château Angelus. Una bodega que se encuentra en la apelación de Saint-Émilion y que probablemente podéis reconocer a primera vista por su emblemática etiqueta amarilla con unas campanas que se encuentran en la fachada de la propiedad. En Carillon de L’Angelus, el segundo vino del château, la predominancia de la Merlot con su carácter fresco y jugoso es perfecta para el día a día, pero creemos que en unos 5-7 años encontrará su máximo esplendor. El vino principal de la casa, Château Angelus, es un vino potente, con elegancia y una frescura que permite disfrutar de todos sus aromas y sabores poco a poco y con un final fresco y único. Un vino para guardar como mínimo 15-20 años, pero que ya estaba listo para beber cuando nos lo llevamos a la boca.

Château Figeac. Este château ha transformado su bodega en una obra de arte con maderas y tonos oscuros, convirtiendo el área de elaboración en una sala con mucho estilo. Sus vinos no se quedan atrás. Nosotros catamos solo el primer vino del château, intenso, fresco y con una gran concentración de fruta roja y regaliz. Un vino espectacular que necesita unos cuantos años para dar mucha más emoción.

Château Beychevelle. Un gran vino con la potencia propia de la Cabernet sauvignon pero con una acidez que da frescura al resultado final, que tiene mucho cuerpo pero está equilibrado y tiene un futuro muy interesante por delante.

Château Leoville Barton. Aquí probé unos vinos ya listos para beber y con buena concentración, con toques a cacao que fueron de nuestro agrado y dan complejidad al conjunto final.

Château Lynch Bages. Esta bodega fue una de las que más nos sorprendió a todos, pudiendo disfrutar en ella de un vino con toques de fruta oscura, cacao tostado y con un característico aroma a punta de lápiz. Un vino para guardar y abrir en unos 10-15 años como mínimo, pero seguramente estará estupendo ya con “solo” 8-10 años de guarda.

Y ahora entramos en los vinos que más me emocionaron, llevándome a otra dimensión. Tomad nota:

Fachada de Château Angelus.

Château Giscours. Aquí nos encontramos con vinos potentes, de taninos pulidos que aportan excelente estructura y un paladar con un final largo.

Château Gruaud Larose. Una bodega que ha decido hacer algunos cambios este año y que es de las pocas consideradas ecológicas en Burdeos, algo que por su clima eminentemente marítimo (con muchas lluvias) es difícil de conseguir. Sin embargo, gracias a su enóloga han cambiado ciertos detalles, como su etiqueta, que en lugar de tener ahora dos leones, muestra a dos cigüeñas, una imagen con mucho significado y muy especial por ser una de las pocas veces que van a poner una etiqueta distinta a la tradicional. El vino también nos pareció espectacular, denso y estructurado, con aromas a casis y especias dulces.

Château Pontet-Canet. Terminamos con el que creo que es, en mi opinión, el vino más mítico de esta añada 2022 en Burdeos. La gerente del château me explicó que utilizan una infusión de manzanilla, si, ¡de manzanilla! para ayudar al terruño y a la biodiversidad del suelo a regenerarse, sin contar con los caballos que trabajan también en el viñedo y que contribuyen igualmente a esa labor. El vino seguramente es el más denso y potente de todos los que probamos, sin ser pesado o cansino. Pero sin duda se trata de un vino para guardar 20 ó 25 años, porque tomarlo demasiado joven puede hacer que dejemos que desear probar otra botella para descubrir su evolución. 

Hay muchísimos otros vinos de los que podríamos hablar aquí, pero he intentado dar una visión de los que más nos gustaron en esta aventura que espero repetir el próximo año. Mientras tanto, te invito a estar atento a nuestra web, porque pronto podréis haceros con algunas de estas joyas bordelesas bajo la modalidad de la compra a la avanzada o en primeur