Miguel Velázquez, vigneron en Fontanars dels Alforins

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«Redescubrir la Monastrell es encontrarle su versión más fresca, con una mayor acidez. Es crear un vino en que esta variedad se muestre fina y elegante»

¿A qué se refiere con “redescubrir la Monastrell”?

La Monastrell se ha ligado a vinos con la exuberancia de lo mediterráneo, muy concentrados y tánicos, cálidos en boca. Cuando hablo de redescubrir la Monastrell, me refiero a encontrarle la versión con una acidez más fresca.  Aquí la climatología no es tan de contraste como la que afecta a la Monastrell de Yecla o Jumilla, aquí en una esquinita de la provincia de Valencia, la Monastrell está atemperada por el mediterráneo. Las brisas dan una mayor frescura y acidez, haciéndola mas fina y elegante.

¿Cómo son las viñas de Los Frailes?

Es un privilegio poder contar con nuestro propio viñedo, nuestro trabajo tiene en las viñas el eje central, entendemos que el viñedo es quien explica el porqué de cada vino. Contamos con un viñedo viejo y sabio, gran parte de él cultivado en vaso, alguna de las cepas ronda los 70 años, y considero que es un viñedo sabio porque sabe autoregularse en su producción.

¿Cómo es el manejo de estas viñas?

Desde hace 15 años apostamos por la agricultura ecológica. Siempre hemos tenido ganas de innovar y aplicar las últimas técnicas de control biológico de plagas, por ejemplo. Creemos fundamental el ser respetuosos con el entorno y la biodiversidad  autóctona. El siguiente paso natural, tras tantos años en ecológico, es aplicar los principios de la biodinámica, que en nuestro caso se centra en cuidar el alimento de nuestros suelos, compostamos en función del nutriente que necesitan nuestras parcelas. Tenemos nuestras propias ovejas que se comen la hierba de las viñas y con los deshechos elaboramos el compost que luego devolvemos a la tierra del viñedo, lleno de nutrientes, lombrices… Favorecemos o permitimos la cubierta vegetal espontánea, que permite que el suelo tenga vida y se muestre esponjoso.

¿Qué aporta la segunda crianza en depósitos de hormigón?

Nos parece que el hormigón, para realizar una segunda crianza es muy interesante, sobre todo en la Monastrell, que en ocasiones se comporta de un modo reductivo y agradece una segunda crianza oxidativa en estos depósitos de hormigón. Allí acaba de envolverse y redondearse. En una nave que data del s. XVIII criamos el Trilogía en depósitos de hormigón aportando, además, el valor de la tradición a este vino .

Su bodega tiene una larga historia familiar…

En el año 1771, nuestros antepasados familiares, hace doce o trece generaciones, compraron el pago vitivinícola, que pertenecía a la orden de los Jesuitas en una subasta. En las escrituras ya consta que allí se elaboraba vino con las variedades autóctonas Monastrell, Forcayat y Verdil.

Mi padre fue el que decidió hace quince años que la Monastrell que se criaba en nuestras viñas merecía algo más que convertirse en granel. Tomamos la decisión en familia y apostamos por hacer nuestros vinos aprovechando la singularidad de nuestra Monastrell.

Hace tres años redescubrimos  una bodega subterránea dispuesta en forma de herradura y con tinajas para la crianza. Éste descubrimiento nos dio la clave para experimentar en este sentido y estamos ya haciendo pruebas en tinajas de barro, con ánimo de ser fieles a nuestras raíces y homenajear el modo en el que elaboraban los vinos nuestros antepasados.

Recibieron un premio regional a la innovación, además del uso de tinajas, ¿Qué proyectos tienen en marcha en este sentido?

Además del uso de la confusión sexual como método de control de plagas biodinámico, valoraron el cultivo experimental de variedades como la Murvedre que antiguamente se encontraban en la zona de Els Alforins. También hemos realizado experimentos de congelación de la uva antes de la fermentación y ensayos de microvinificación en depósitos de 700Kg.