Ignacio López: «El vino es todo en mi entorno, es una forma de vida»

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Tras la realización de unas prácticas en una bodega, el deseo de “estar en contacto con la naturaleza y ser parte de un proceso único de creación” llevó al mendocino Ignacio López a saber que la enología iba a ser su vida. Hoy, con más de 20 años de experiencia no sólo en su Argentina natal, sino también en California y Australia, afronta un nuevo reto en su carrera: tomar el relevo de Elena Adell en la dirección enológica de Pernod Ricard Winemakers Spain (PRWS), división que engloba a bodegas tan conocidas como Campo Viejo, Azpilicueta, Ysios, Alcorta y Tarsus. Una “oportunidad única” para alguien que por encima de todo se considera “un gran amante del vino” y además tiene “la fortuna de poder elaborarlo”. 

Para aquellos que no lo conozcan, ¿quién es Ignacio López?

Soy una persona que día a día contempla, observa y se maravilla con los cambios, el movimiento y el dinamismo de la naturaleza. Con una frecuencia abrumadora ocurren frente a nosotros y en nuestro entorno transformaciones que son absolutamente maravillosas, como el vino. Pero, sobre todo, soy un gran amante del vino y no sólo eso, sino que tengo la fortuna de poder elaborarlo.

¿Cuál es su primer recuerdo relacionado con el vino?

Mis primeros recuerdos están impregnados de la contemplación de cómo el vino se convertía en un elemento fundamental en las mesas familiares, un alimento que unía y une a las personas, y que está presente en momentos en los que se comparten alegrías. Quienes nos dedicamos al del mundo vino tenemos la singular fortuna de elaborar algo que luego será compartido y que, cuando es consumido con moderación, es un gran potenciador de buenos momentos.

Usted es enólogo de formación, ¿qué le llevó a optar por estos estudios? ¿Cómo llegó a descubrir esa vocación?

Mi conexión con la enología no tiene raíces en una historia ni un legado familiar, sino que se origina a partir de la realización de unas prácticas en una bodega. Tras ver y experimentar en primera persona los procesos de transformación de la uva en vino, me di cuenta de que eso era algo que quería hacer en mi vida. Era el balance perfecto entre estar en contacto con la naturaleza y ser parte de un proceso único de creación.

Tanto su formación en Mendoza y su participación en vendimias en California y Australia, como su trabajo en Pernod Ricard Argentina, donde llegó en 2004, podemos circunscribirlos en el ámbito del Nuevo Mundo vinícola. Ahora, recién nombrado director de enología de Pernod Ricard Winemakers Spain, con bodegas de larga tradición en Rioja y Ribera del Duero, ¿qué diferencias observa entre Nuevo y Viejo Mundo? ¿Qué cosas aprendió allá que cree pueden resultar de interés aplicar aquí?

De cada viñedo, bodega y región en los que he tenido la oportunidad de trabajar, me llevo nuevas ideas que puedo aplicar en mi día a día. Los conceptos de Nuevo y Viejo Mundo vitivinícola, a veces pueden simplificar demasiado cuestiones tan profundas como la convicción de personas cultivando y elaborando vinos que hablan y comunican las características de cada terruño, y desde mi punto de vista en muchos casos al asignar “etiquetas” perdemos la oportunidad de disfrutar de muchos matices diferentes que nos pueden ofrecer algo tan rico como el vino y su cultura. Sin duda, me considero enormemente afortunado de haber experimentado y seguir estando en contacto con diferentes terruños y personas, de las cuales he aprendido y seguiré aprendiendo nuevas formas de elaborar el vino. Es un aprendizaje que nunca acaba y está en constante evolución. ¡Es algo absolutamente cautivador!

López paseando entre las viñas junto a la bodega riojana Campo Viejo.

¿Qué supone este nombramiento para usted?

Este nombramiento representa un enorme desafío. Representa una oportunidad única y singular de llegar a muchas personas con los vinos que siempre he soñado elaborar. Vinos sostenibles y elaborados de manera respetuosa con el medioambiente. Vinos que pongan en valor y afiancen la conexión de las nuevas generaciones con el mundo rural, reconociendo el significativo impacto social que esto tiene en los agricultores y en toda la cadena de valor.

¿Cómo lo afronta? ¿Cuáles son los retos que se ha marcado?

Lo afronto con muchísimas ganas y con absoluta conciencia de la responsabilidad que implica. Tengo la tranquilidad de trabajar con un grupo de profesionales con un altísimo nivel y capacidad. Los retos que nos hemos marcado como equipo se pueden resumir en la creación de vinos que reflejen su origen y en potenciar la innovación con un claro enfoque en la sostenibilidad a lo largo de toda la cadena de elaboración de la uva y el vino.

En los primeros días, ¿hay algo que le haya sorprendido de las bodegas a su cargo?

Me impacta y me da una gran felicidad ver a diario el compromiso de todas las personas con la calidad. Es una gran tranquilidad saber que trabajamos con un equipo tan sólido y abierto a lo nuevo, lo cual favorece la mejora constante de nuestros vinos.

Recoge el testigo de una figura con gran peso en la profesión como es Elena Adell, ¿cuál cree que ha sido su legado y qué enseñanzas hace suyas?

Elena ha sido y sigue siendo enormemente generosa conmigo y me siento muy afortunado de haber coincidido con ella en este camino. Para mi su mayor legado es el temple y la calidad humana que siempre ha transmitido, su amor por la tierra y su obsesión por la calidad de los vinos.

Campo Viejo, de la que acaba de asumir también la dirección de enología, es al igual que Azpilicueta o Alcorta, una gran elaboradora de vino a nivel mundial, ¿qué les diría a aquellos que siguen pensando que cantidad y calidad es difícil que vayan de la mano?

No existen relaciones directas ni opuestas entre cantidad y calidad. Lo que existen son planteamientos serios y relaciones a largo plazo con viticultores; formas respetuosas de elaborar uvas; sensibilidad enológica, y todo ello siempre basado en fundamentos científicos, en sistemas de monitoreo, control de calidad y prácticas laborales sanas. Si ensamblamos todos estos ingredientes, el resultado es un producto de una calidad excepcional. Para quienes no lo hayan hecho todavía, les invito, con gran felicidad, a disfrutar de nuestros vinos para comprobarlo.

¿Cuál es su filosofía como enólogo? ¿Cómo concibe Ignacio López el vino?

Para mi el vino es algo que resume y reúne perfectamente una infinidad de cuestiones que lo hacen posible, desde lo agrícola, lo social, lo cultural, lo económico, lo alimenticio, lo sensorial, lo familiar, hasta el simple y merecido momento de disfrute. El vino es todo en mi entorno, el vino es una forma de vida.

Para finalizar, ¿cómo sería su vino ideal, aquel que sueña elaborar?

El vino con el que sueño es el que se elaborará en las vendimias futuras, el que dibuja un horizonte que aún no existe. Es la esperanza de que cada vendimia elaboraremos vinos que despierten la curiosidad de las generaciones venideras.