Entrevista a Juan Antonio Ponce

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Juan Antonio Ponce es un joven elaborador que está al frente de Bodegas y Viñedos Ponce, uno de los proyectos más interesantes de la D.O. Manchuela, una región con larga tradición vinícola situada al este de las provincias de Cuenca y Albacete, donde históricamente la producción de vinos ha estado centrada en los grandes volúmenes. Con su bodega familiar, Juan Antonio es, sin darse cuenta, el motor de un cambio de paradigma en esta zona de transición entre La Mancha y regiones como Utiel-Requena y Jumilla.

Juan Antonio en el viñedo.

¿Siempre quisiste dedicarte al mundo del vino?

A los 14 años, después de trabajar el viñedo familiar, no tenía muy claro hacia dónde enfocar mi trayectoria profesional, y aunque decepcioné un poCO en mi casa, decidí no seguir mis estudios para terminar haciendo una carrera universitaria. Descubrí la Escuela de Viticultura y Enología de Requena, donde se podía entrar terminada la EGB, con solo 14 años, y me matriculé. Yo no acababa de entender el proceso que tenía lugar en la cooperativa de mi pueblo, Iniesta, donde entraban uvas y salía vino, y esa es la respuesta que iba buscando.

De esa escuela han salido algunos de los mejores enólogos españoles del momento (Raúl Pérez, Mariano García, etc.) ¿Cuál es el secreto de ese lugar?

Yo creo que lo interesante de esa escuela es que basa su conocimiento en el viñedo, invierte mucho en él, tiene viñedos experimentales muy interesantes, además de un plantel de profesores con muy buena formación y experiencia vinificando. La escuela además es muy pequeña, por lo que toda la formación es muy personalizada y se va al grano. Toda la importancia se centra en crear enólogos, no tanto en otros aspectos quizás más teóricos. Es una enseñanza puramente práctica.

¿Fue allí donde conociste a Telmo Rodríguez?

No. Yo terminé en la Escuela de Requena con 18 años y me puse a buscar bodegas donde hacer prácticas. Trabajé en la cooperativa de Iniesta como peón, y a través de mi compañero Julián Cañizares, que hizo prácticas con Telmo en Toro, contacté con él. Comencé trabajando con Telmo en un asesoramiento que realizó en la zona de las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real), y después me fui a hacer la vendimia para él en Rioja. Cuando pensé que ya había terminado mi relación con él, Pablo Egusquiza, su socio, me dijo si quería trabajar con ellos el resto del año. Ellos son los que me han hecho enológicamente. Me enseñaron a tener respeto por cada zona vitivinícola, a tener confianza en las variedades de cada región, como la Bobal de Manchuela. Además, también me enseñaron a ser serio, a tener disciplina y confianza en mí mismo. En definitiva, me profesionalizaron.

Relátanos el momento en el que le dices a tu padre, viticultor tradicional, que vais a montar vuestra propia bodega después de años vendiendo vuestras uvas a la cooperativa del pueblo.

Ahora es cuando más me estoy dando cuenta del apoyo que siempre me ha dado mi familia y cuando más valoro el riesgo que tomé aquel abril de 2005, cuando tres días antes de cumplir 24 años, constituí mi propia empresa. Recuerdo comentárselo a mi padre como algo que parecía más sencillo de lo que se ha convertido, porque eran solo unas pocas decenas de barricas para hacer 3 vinos. Él me dijo que si estaba seguro de que era capaz de hacerlo, que adelante. Soy el mayor y siempre he sido muy responsable para todo. Con apenas 13 años ya manejaba el tractor, así que imagínate.

Viñedos con cubierta vegetal de Ponce.

Tu idea rompía con lo que predominaba en la zona. ¿Ha sido muy difícil ir a contracorriente del pensamiento generalizado en la región?

Yo entonces era un chaval de 24 años que había trabajado con la Bobal en viñedo pero nunca había vinificado con ella, así que todo el mundo pensaba que me iba a estrellar porque era muy joven, no conocía el mercado y la Bobal no era una uva comercialmente conocida. Muchos decían que era una variedad muy rústica y que estaba loco apostando todo a ella, y de hecho creo que todavía hoy siguen pensándolo.

¿En qué momento os disteis cuenta de que ibais por el camino correcto?

Cuando empiezas, sólo piensas en trabajar. Estás obsesionado en salvar tu proyecto y no piensas tanto en si vas por el buen camino o no. Desde el primer momento tenía claro que quería poner en valor nuestro viñedo, nuestra zona, embotellar algo exclusivo que no fuese vendido a granel. Eso era lo fácil, lo que hacían todos.

Los que han pisado vuestros viñedos dicen que no se parecen en nada a los del resto de la zona. Descríbenoslo.

Mira, hace 20 años en Manchuela no había ningún viñedo plantado en espaldera, y ahora representan el 80% del total. Casi todo se vendimia ya a máquina, y nosotros seguimos trabajando como antiguamente, todo en vaso y todo manual. Ahora vamos a plantar nuevo viñedo y va a seguir siendo en vaso. He llegado a ver la zona tal y como era antes y ahora casi no la reconozco, y pienso que cuando mi hija Paula sea mayor va a ser todavía peor, porque vamos a ser los únicos bichos raros que trabajemos con cubierta vegetal, sin mecanizar. En nuestros viñedos no hay abonados, y esa armonía con la naturaleza se ve a simple vista.

Además, este verano habéis inaugurado edificio de vinificación propio. Cuéntanos qué supone para vosotros esta nueva bodega.

Nosotros nacimos trabajando los viñedos de mi familia, luego pasamos a seleccionar los mejores viñedos de la zona que se estaban abandonando, y los alquilamos para explotarlos durante diez años. En ese momento teníamos ya lo más importante, que era la materia prima. Sin embargo, necesitábamos tener el espacio y las herramientas para poder aprovechar esa materia prima. Ahora, con esta nueva bodega, vuelve a empezar el ciclo. Es decir, compraremos los viñedos que teníamos arrendados y la bodega nos servirá para mejorar los procesos (vendimiar en el menor tiempo posible, procesar la uva correctamente, conservar los vinos de mejor forma, etc.) 

Botella de La Estrecha.

Luis Gutiérrez, en su reciente crítica sobre los vinos de la parte central de España publicada en The Wine Advocate, os califica como uno de los proyectos más interesantes de Manchuela. ¿Qué supone esto para vosotros?

No sé si tengo palabras para describirlo. Nosotros nunca trabajamos para que los demás nos digan lo bien que lo hacemos, pero es cierto que en zonas tan olvidadas y difícilmente comerciales es muy de agradecer que alguien con el criterio y la experiencia de Luis Gutiérrez diga eso de tu trabajo y de tu zona.

¿Os sentís un poco locomotora en vuestra zona? ¿Creéis que vais a provocar que nazcan en Manchuela más proyectos como el vuestro?

Yo creo que el problema de que esta zona no se valore como debiera no es tanto un problema de terruño, sino de personas. Tenemos en general muchos complejos y poca confianza en nosotros mismos, y estamos más preocupados de mirar por qué otras zonas venden su vino más caro que el nuestro que en dar valor a nuestros vinos. Hay proyectos que ya existían cuando empezamos nosotros y otros que van saliendo, pero en general esta es una zona en la que la gente no lucha demasiado por lo suyo.

Luis Gutiérrez dice que la 2016 es una de vuestras mejores añadas. ¿Estás de acuerdo con él?

Como elaborador, es la mejor añada que he realizado en mis doce años al frente de Ponce. Es algo que ya vas viendo desde la vendimia y lo vas sintiendo durante todo el año. Es la típica añada en la que todo está en su sitio, en armonía. También el momento anímico del elaborador es muy importante. Tu actitud, tus ganas, lo motivado que estés, es algo que terminas transmitiendo a tus vinos, y en 2016 todo acompañó.

Botella de Pino.

Háblanos de La Estrecha y Pino, dos vinos que presentamos ahora por primera vez en BODEBOCA. 

Nosotros trabajamos cada parcela por separado, y esta forma de trabajar nos permite encontrar vinos que en un principio iban a ir destinados a otra cosa pero que tienes que desviarlos del camino porque tienen una personalidad especial. El vino de la parcela Pino es frío, distante y muy mineral de joven, donde la caliza marca mucho su personalidad. Tiene una frescura inusual, con un valor añadido que no hemos visto en el resto de parcelas. La Estrecha por su parte salió como respuesta a los que piensan que la Bobal no tiene suficiente elegancia ni finura. Yo creo que cualquier variedad, si sabes interpretarla, puede darte la faceta que buscas de ella, y La Estrecha es un vino en este sentido amable y elegante.

Hablando de variedades, ¿cómo va vuestro proyecto de recuperación de variedades como la Marisancho y la Pintilla?

Ese es otro de los motivos por los que hemos hecho la nueva bodega. Lo bonito del vino es que nunca se conoce todo, y siempre descubres cosas nuevas dentro de tu zona, por ejemplo con variedades tan antiguas como las que comentas. En la nueva bodega queremos dedicarle el tiempo que merecen. La Pintilla por ejemplo es una variedad muy original, porque cuando está enverando le aparecen una especie de pecas dentro del grano, por eso se le llama así. Queremos hacer pruebas con ellas y tenemos la ilusión de empezar este próximo año ya con la Marisancho.