Los vinos de uno de los grandes elaboradores españoles
En 1994, Telmo Rodríguez, después de graduarse en enología en Burdeos y formarse en la bodega familiar Remelluri, elaboró un vino de viñas viejas en Navarra. [break]
Ese vino, que creó junto a Pablo Eguzkiza, se llamó Alma. Así arrancaba el proyecto que en sus orígenes se llamara Compañía de Vinos de La Granja. Un nombre que era toda una declaración de intenciones: quedaba claro que la compañía haría más vinos y que había un homenaje a La Granja, la famosa fábrica de vidrios testigo de una artesanía española excepcional, hoy casi desaparecida.
Aunque el vino navarro fue un éxito, la escalada de precios de la uva de los años 90, y la falta de compromiso de las cooperativas en donde se operó, obligó a la compañía a abandonar la zona para centrarse en otros proyectos.
El más reciente es Viñedos de Matallana un proyecto en la Ribera del Duero en el que ambos viticultores han apostado por cultivar viñedos en ecológico en cinco pueblos burgaleses con terruños con unos suelos únicos que están plantados en altura y en vaso, muy originales en la zona, que garantizaran un vino increíble como Matallana.
Rueda es la segunda zona explorada. Allí es donde nace el proyecto Basa con su vino El Transistor. Entonces los vinos se exportaban en su totalidad. A medida que aparecieron otras marcas como Aran, Molino Real o Lanzaga, surge la necesidad de ampararlas bajo una misma etiqueta. La compañía está únicamente en manos de Pablo Eguzkiza y Telmo Rodriguez, que deciden llamarla “Compañía de vinos Telmo Rodríguez”, ya que éste es conocido en el mundo del vino por ser uno de los instigadores de la viticultura española.
Desde su nacimiento, el argumento fundamental de la Compañía de Vinos Telmo Rodríguez es la utilización únicamente de variedades autóctonasde zonas originales. Esta filosofía contrasta entonces con el boom de la implantación de variedades foráneas, prácticamente en todo el viñedo español.
Otra de las iniciativas a las que el proyecto quiere prestar una atención especial, también desde sus orígenes, es a la recuperación de viñedos olvidados. Así surgen los proyectos de Málaga, con Molino Real, o Cebreros, con Pegaso.
La falta de medios inicial obliga a centrarse en vinos sencillos de rápida comercialización. Los vinos elaborados en Navarra, Rueda, Alicante, Toro, Aragón, Ribera del Duero, Rioja, Valdeorras y Cigales, permiten estudiar a fondo las variedades Tempranillo, Tinto fino, Tinta de toro, Garnacha, Monastrell, Mencía, Verdejo, Viura y Godello. Desde un principio, estos vinos quieren ser reflejo de un paisaje basado, ante todo, en la buena uva y en las familias de viticultores excepcionales.
Surgen vinos como Dehesa Gago, Basa, Gaba do Xil, Viña 105, Gago, Gazur, Almuvedre, LZ o MR, entre otros. La Compañía de vinos Telmo Rodríguez basa este trabajo en su gran intuición por detectar las mejores zonas, su capacidad de motivar a los mejores viticultores, su conocimiento del vino y, por último, su gran compenetración con una distribución selecta en los principales mercados del mundo.