Próxima parada: Barrio de la Estación

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Sábado 29 de junio de 2019. El equipo de Bodeboca se dirige, con ilusión y algo de sueño, a una de las fiestas vinícolas más populares de nuestro país: la batalla del vino de Haro. Antes de llegar al escenario del jolgorio, el autobús que nos lleva hasta la fiesta atraviesa la rotonda que da acceso a la avenida de Vizcaya, principal y casi única arteria de lo que se conoce como el Barrio de la Estación. A nuestra derecha se alza enseguida la imponente torre de Muga, y tras tomar la curva, pronto nuestra mirada se topa con otros templos vinícolas como CVNE, Bodegas Bilbaínas, Gómez Cruzado, La Rioja Alta S.A, Roda o López de Heredia, con sus característicos ventanales y portones rojizos.

De repente se oye a nuestro compañero Adolfo decir con solemnidad “señores, santígüense”. No es para menos, el lugar que tenemos ante nosotros esconde algo de místico para quienes hemos descorchado alguno de los vinos de estas míticas bodegas en momentos especiales.

El Barrio de la Estación es historia pura del vino riojano. Su creación data de mediados del siglo XIX, a consecuencia de la sustitución de las caballerías por el ferrocarril como medio de transporte más habitual. Además, la necesidad que muchos bodegueros franceses tenían en aquella época de acudir a La Rioja para adquirir vino con el que paliar las malas cosechas al otro lado de los Pirineos debido a la filoxera, provocó que en los alrededores de los centros de transporte instalaran sus principales centros de exportación.

Aunque a día de hoy ya no quedan en pie ninguno de esos antiguos almacenes de origen francés, sí que es posible contemplar las instalaciones de bodegas tan legendarias como López de Heredia – Viña Tondonia, la primera que se abrió en el barrio, en 1877. Solo dos años más tarde lo hizo CVNE, y una década después se estrenó La Rioja Alta S.A. y Bodegas Bilbaínas. Fue durante esas tres últimas décadas del siglo XIX cuando terminó de configurarse el barrio más o menos como lo conocemos en la actualidad.

En aquellos tiempos las bodegas convivían con fábricas de aguardientes, jabones y abonos; algo que ya no ocurría cuando llegaron las más jóvenes: Muga y Roda, que abrieron sus puertas en 1970 y 1987 respectivamente contribuyendo a dar aire fresco a este icónico lugar, en el que se respira vino por los cuatro costados.

Bodegas Bilbaínas

Corría el año 1859 cuando Savignon Frères & Cie., una compañía francesa dedicada al comercio del vino, llegaba a Haro huyendo de la filoxera. Los viñedos de nuestro país vecino estaban siendo cruelmente atacados por este pulgón y era necesario buscar nuevos destinos donde las viñas gozasen de salud, y en la localidad jarrera encontraron un pequeño oasis.

La bodega tomó su nombre actual casi 50 años después, en 1901, cuando un grupo de empresarios bilbaínos compró la bodega, quienes dieron forma al proyecto tal y como lo conocemos hoy en día.

La bodega cuenta con viñedos a los pies de su edificio de elaboración, algo relativamente inusual en Rioja. Además, a lo largo de su historia ha conseguido hitos como ser proveedor oficial de la casa real española.

Bodegas Bilbaínas continúa hoy en día fiel a su tradición, pero mantienen un ojo puesto en el futuro. Para ello apuestan por técnicas de elaboración tanto tradicionales como haciendo uso de tecnología puntera, lo que la sitúa como uno de los proyectos más importantes de La Rioja.

Fachada de la antigua bodega de Bodegas Bilbaínas

Cvne

Fundada en 1879, Cvne es una de las casas míticas del Barrio de la Estación y fue también una de las primeras bodegas en Rioja que embotelló sus propios vinos.

Este proyecto fue fundado por dos hermanos que supieron ver el enorme potencial del ferrocarril como transporte para sus vinos. Así, el emplazamiento elegido para Cvne fue el Barrio de la Estación, un enclave privilegiado dentro de Rioja no solo para la elaboración sino también para el comercio gracias a las enormes posibilidades de transporte y exportación que ofrecían las vías ferroviarias.

La bodega se ha ampliado en diversas ocasiones y cuenta con una estructura de piedra y madera. Además esconde en su interior una nave diseñada por Gustave Eiffel, con una estructura de sujeción de la bóveda absolutamente innovadora y que ocupa más de 800 metros cuadrados destinados a la crianza en barrica.

Hoy, 140 años después de su fundación, es la quinta generación familiar quien está al cargo del legado vinícola de Cvne. No solo se preocupan por perpetuar su herencia sino que promueven distintas iniciativas que fomentan la divulgación y las actividades en torno al vino.

Patio de la bodega CVNE (Compañía Vitivinícola del Norte de España).

Gómez Cruzado

La historia de la bodega Gómez Cruzado es curiosa. Comienza en 1886, cuando el noble mexicano Ángel Gómez de Arteche decide embotellar vino en Haro. Él dio el primer paso en lo que sería una de las bodegas centenarias que escribirían la historia del Rioja moderno a finales del siglo XIX.

El carácter familiar y artesano de Gómez Cruzado ha tratado de mantenerse a lo largo de su historia, a pesar del cambio de manos tras la sucesión de varios inversores durante varias décadas. Actualmente es la familia Baños, originaria de Rioja y residente en México, la propietaria de la bodega, que decidió transformar integralmente sus instalaciones y comenzar un nuevo ciclo de modernización, aunque sin perder su esencia tradicional.

Así, Gómez Cruzado es considerada a día de hoy una de las bodegas boutique del Barrio de la Estación de Haro, capaz de elaborar vinos elegantes con toda la tipicidad de un vino de Rioja y fieles a la esencia de una región con tanta historia vinícola como esta.

Interior de la nave de barricas de Gómez Cruzado

La Rioja Alta S.A.

Esta mítica bodega sigue buscando la máxima excelencia en sus elaboraciones siguiendo la directriz marcada en 1890, año en el que cinco familias riojanas y vascas unieron sus fuerzas y crearon la emblemática marca.

En La Rioja Alta S.A. se declaran progresistas y con una misión: que el vino y todo su proceso de elaboración sean compartidos y conocidos por todo el mundo. De ahí que sus instalaciones estén siempre abiertas a cualquier visitante.

En esta bodega riojana presumen con orgullo de que su primer presidente fuera una mujer, Saturnina García Cid y Gárate. También fue la primera bodega en hacerse con un tren que embotellaba mil botellas a la hora, en la que fue la primera Girondine de toda La Rioja.

Otro aspecto en el que la bodega destaca es el Club de Cosecheros impulsado en 1976, y que dura hasta nuestros días. Se trata de una iniciativa por la que se elabora un vino reserva de cada añada solamente para los socios del club. Y cada uno puede personalizar su etiqueta. (coachmantahoe.com)

En la actualidad el Grupo La Rioja Alta S.A. engloba la bodega homónima junto a Torre de Oña, Lagar de Cervera y Áster.

Exterior de la bodega La Rioja Alta S.A.

R. López de Heredia (Viña Tondonia)

Aunque ese es su nombre oficial, todo el mundo conoce la bodega decana del Barrio de la Estación como Viña Tondonia. Esta casa, la más veterana de las que se mantienen en pie en la zona, está considerada de hecho una de las tres más antiguas de toda la D.O.Ca. Rioja.

Su origen se remonta a la figura don Rafael López de Heredia y Landeta, que decidió comenzar en el negocio de la elaboración de vinos tras ser aconsejado por bodegueros y negociantes franceses que residían en Haro en la segunda mitad del siglo XIX. Desde entonces no ha dejado de ser una bodega familiar, y actualmente es la cuarta generación, personificada en María José López de Heredia (quien firma todos sus emails con la palabra “Biznieta”), la que está al frente de la casa.

Muchas cosas llaman la atención al visitar López de Heredia. Una de ellas su impresionante calado, un espacio a más de 10 metros de profundidad en el que se almacenan cerca de 13.000 barricas bordelesas. También sus más de 70 tinas de madera de roble de las más diversas procedencias. Y es que en Viña Tondonia todo es un homenaje al rioja de siempre.

Sala de depósitos de la bodega R. López de Heredia – Viña Tondonia.

Roda

Sobre un viñedo ubicado en un balcón del Barrio de la Estación de Haro y en un calado centenario, se halla la bodega Roda. Esta es una de las que más tarde se construyeron en el barrio, pues no fue hasta 1991 cuando comenzó su construcción, que culminaría diez años más tarde.

Mario Rotllant y Carmen Daurella llegaron a finales de los ochenta a La Rioja con la intención de crear un proyecto que aportase algo nuevo al mundo del vino. Para ello construyeron unas instalaciones a la medida de los vinos que elaboraban, con dos naves de crianza excavada directamente en la roca, a 12 metros de profundidad.

La bodega fue construida en tres fases: la primera a cargo del arquitecto Roses y la última y más emblemática la dirigió el estudio Llimona Ruiz-Recorder. El resultado fue un edificio que en su momento fue innovador por contar con elementos como una sala bioclimática, y hoy sin duda es un ejemplo a seguir de excelencia en Rioja.

Calados subterráneos de Roda.

Muga

Fundada en 1932, en pleno período republicano, todavía a día de hoy sigue vinculada a la misma familia. Al traspasar la puerta y adentrarse en la sala de barricas de Torre Muga se siente un aura especial, un punto cuasi místico que a uno le hace amar el vino sí o sí.

Muga es esencia del vino riojano, y eso se percibe nada más entrar en sus instalaciones. Es la única bodega de España que tiene en nómina a un maestro cubero y a tres toneleros que fabrican in situ las barricas que después albergarán los exquisitos vinos de esta reconocida bodega.

Otra de las cosas que llaman la atención cuando visitas la bodega es la gran cantidad de hueveras que te encuentras, y es que Muga clarifica sus vinos con claras de huevo fresco. Que nadie sufra, que todo se aprovecha: las yemas son entregadas a varios conventos y obradores de la zona para que elaboren dulces, y las impurezas que quedan en el fondo de los depósitos tras la clarificación se mezclan con estiércol para producir compost de calidad con el que se abonarán los viñedos.

Panorámica de los viñedos de Muga con la Sierra de Cantabria al fondo.

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A pesar de ser de Teruel, no me gusta el frío. En 2011 me licencié en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y he trabajado en medios como la Agencia EFE o Unidad Editorial. En 2013 me incorporé al equipo de Contenidos de Bodeboca y desde entonces he aprendido mucho sobre el mundo del vino y los destilados, el cual forma parte de mi día a día. Actualmente soy el Content Lead de Bodeboca y coordino a un apasionado grupo de redactores. Me encantan también el fútbol, el cine, descubrir nuevos restaurantes y viajar.