¡Ya están a la venta los mejores Burdeos de la añada 2017! Y aunque tendremos que esperar a 2020 para tenerlos en casa, podemos empezar a reservarlos ahora. [break]
En Bodeboca somos de los primeros en ofreceros estos vinos en la modalidad de Primeur a la espera de que finalicen su crianza en barrica. Eso será en un par de años, pero mientras tanto podemos daros las pinceladas de cómo fue la añada 2017 en Burdeos, una añada marcada por las fuertes heladas primaverales.
Antes de llegar a ese punto, conviene recordar que la añada 2017 comenzó muy bien en Burdeos, con un ciclo vegetativo algo adelantado respecto a lo habitual debido a las temperaturas de los meses de febrero y marzo, más altas de lo normal. Sin embargo, a finales de abril llegó una indeseable sorpresa en forma de heladas nocturnas, unas heladas que afectaron durante cuatro noches a distintas regiones, provocando disparidad en la producción y recordando a otras difíciles añadas marcadas por el hielo como fue la de 1991.
Una vez pasado el peor episodio de la cosecha, las viñas que sobrevivieron al bajo cero disfrutaron de un verano excepcional, seco y caluroso por lo general y con algunas precipitaciones a comienzos de septiembre que no causaron mayores estragos. La vendimia llegó temprana, recogiéndose los Merlot en la segunda quincena de septiembre y los Cabernet a finales de mes, disfrutando de buenas temperaturas que facilitaron la óptima maduración de los últimos frutos recolectados.
Según el consultor enológico Michel Rolland, asesor de varias de las bodegas que presentamos en nuestros Primeurs, esta añada está marcada por la escasez de sol en comparación con las anteriores, por lo que se esperan vinos más frescos, con mayor acidez y aromas más afrutados. Seguramente la potencia no será el factor más destacable en esta ocasión, pero sin duda los que disfruten de vinos más ligeros están ante una magnífica oportunidad de disfrutar de una añada hecha a su medida.
El condicionante de las heladas, que obligaron a casas como Château Latour-Martillac a modificar ligeramente la composición de sus coupages, empleando menos Merlot (ya que fue la uva más castigada por los hielos primaverales), forzaron también a muchas bodegas a no elaborar algunos de sus segundos vinos para centrar todos sus esfuerzos en sus mejores etiquetas. Así que ya se sabe, al mal tiempo buena cara. Y es que a nosotros siempre nos gusta ver la botella medio llena.