Redescubriendo los rosados

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Aunque hay quien no renuncia a una copa de vino rosado en cualquier momento del año, lo cierto es que la primavera es el momento perfecto para disfrutarlos, ya que aportan una frescura que siempre es bienvenida ante los primeros calores del año sin renunciar al cuerpo y la presencia típica de los tintos.

Es cierto que quizás no posean el glamour de los espumosos ni cuenten con la presencia en el mercado que sí tienen tintos y blancos, pero las modernas técnicas de elaboración han abierto el camino de una pequeña revolución para ellos, y cada vez son más las bodegas que apuestan por incluirlos en sus portfolios.

Para muchos aficionados, todavía guardan un halo de misterio tanto en su origen como en su forma de elaboración, y si a esto sumamos las nuevas tendencias que algunos elaboradores están aplicando, creemos necesario profundizar en ellos.

¿Cómo se obtiene un rosado perfecto?

No existe una receta única, pero podemos definir el rosado como el vino que se elabora con técnicas muy similares a los blancos aunque con uvas tintas de gran calidad por lo general. Esta definición choca con la creencia (todavía presente) de que el vino rosado se obtiene normalmente mezclando uva tinta y blanca, cuando esta técnica es más bien propia de los claretes, otra tipología de vino que conviene no confundir con el rosado. Es cierto que aunque existen algunos rosados elaborados con la combinación de uva tinta y uva blanca y esta técnica no está prohibida en España, esta forma de elaboración es minoritaria y no suele aplicarse en muchas denominaciones de origen.

Las principales técnicas de elaboración de un rosado son el prensado directo y el sangrado. En el prensado directo la uva se prensa para que el mosto se tiña ligeramente por la cesión de los pigmentos que habitan en el hollejo o piel de la uva. Por el contrario, en el método de sangrado (técnica que emplean los rosados de mayor calidad), las uvas maceran en un depósito durante algunas horas en contacto con el hollejo. Por efecto de la gravedad, los hollejos quedan en la parte superior mientras que el mosto (que al no haber fermentado todavía tiene una gran cantidad de azúcar y es por tanto muy denso) se hunde en la parte inferior. Tras ello se procede al sangrado propiamente dicho, que es la extracción del mosto del depósito ya con su característico color. Posteriormente, tanto los vinos elaborados mediante prensado directo como mediante sangrado, se limpian de fango y fermentan para convertirse en alcohol.

¿Y la crianza? Pues bien, los rosados no suelen tener crianza en barrica, ya que están ideados para ser consumidos jóvenes, aunque existen elaboradores que últimamente están abriendo la posibilidad de hacer rosados con crianza (generalmente con sus propias lías) con el objetivo de que aguanten bien el paso del tiempo.

Nuevas tendencias

El rosado ha estado históricamente vinculado a regiones muy concretas. En España la mayoría han procedido de Navarra o Cigales. Sin embargo, cada vez existen más zonas que los han incorporado. En Francia, donde su consumo es menos estacional que en España, los grandes rosados siempre han nacido en la zona de Provence y Languedoc-Rosellón, al sureste del país, utilizando principalmente las variedades Garnacha, Cariñena y Syrah.

En los últimos años, bodegas de contrastado prestigio también están elaborando rosados con menor extracción de color, con un aspecto más pálido. Son los vinos conocidos como de “piel de cebolla”, y sus creadores los consideran una vuelta al origen, con menores tiempos de maceraciones o utilizando uvas de menor coloración. Suelen ser vinos con menos concentración en boca pero de una gran facilidad de trago, ideal para disfrutarlos en épocas en los que apetece un vino fresco por encima de todo.

En general estamos ante vinos muy versátiles, aunque lo más habitual es encontrarse en cata con notas dulces como de caramelos de cereza, frambuesa, fresa, piruleta y ¡hasta de Chupa-Chups! En cuanto a con qué acompañarlos, admiten una gran cantidad de maridajes. Los más ligeros son perfectos para armonizar aperitivos, ensaladas y pescados o ahumados, y los que poseen mayor color (y cuerpo) combinan bien con pastas, arroces y carnes blancas.

Los rosados que te recomendamos para esta primavera:

 

Cortijo Los Aguilares Rosado (Sierras de Málaga)

Una de las mejores opciones para conocer un rosado fuera de las zonas tradicionalmente productoras.

Bobal de Sanjuan Rosado (Utiel-Requena)

Excelente representante de los rosados que se elaboran en el levante español, elaborado al 100% con la autóctona variedad Bobal.

Impromptu Rosé (Valencia)

De color pálido y con cuerpo de tinto, este vino pertenece a la nueva generación de rosados. Elaborado por el prestigioso enólogo Pablo Ossorio.

Habla Rita (Provence)

Rosado seductor, como su inspiradora Rita Hayworth. Ha sido elaborado con Syrah y Garnacha de la región francesa de Provence.

Barcolobo Lacrimae Rerum Rosado (V.T. Castilla y León)

Presentado en una original y esbelta botella, este rosado color piruleta es pura golosina en boca.

Las Fincas Rosado (V.T. 3 Riberas)

Vino de reciente creación de la navarra bodega Chivite, una de las casas más prestigiosas en la creación de rosados de toda España.