La esencia del Oporto: Todo lo que debes saber sobre este generoso portugués

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Como la mayoría de los grandes descubrimientos del mundo, el vino de oporto nació por accidente. Colón buscaba las Indias cuando puso pie en América, Fleming se olvidó de limpiar unas placas que dieron lugar a la penicilina. Los ingleses añadieron aguardiente al vino que transportaban en sus navíos sin tener ni la más remota idea de que estaban haciendo historia. ¡Y qué maravillosos errores!

Este vino es todo un emblema en Portugal, con cada vez más aficionados fuera de sus fronteras. Una delicia nacida para acompañarnos en esas largas sobremesas donde el vino y la buena conversación son los únicos ingredientes necesarios. 

Lo primero que debes saber sobre el vinho do porto es que se trata de un tipo de vino fortificado cuya particularidad es que su proceso de fermentación es interrumpido mediante la adición de alcohol, lo que le confiere su característico dulzor.

Sin embargo, el oporto no comenzó siendo lo que es hoy. Hay registros del siglo XIV que indican que el “Tinto de Portugal” se elaboraba en lo que conocemos hoy como Vinho Verde. Así es, amigos, una zona típicamente famosa por sus blancos de baja graduación alcohólica es el lugar de nacimiento de estos generosos. Irónico, ¿verdad?

Los ingleses, grandes aficionados del vino portugués, exportaban miles de barricas en las bodegas de sus barcos a su país. Y cuando hablamos de barcos, nos referimos a cajas de madera en las que el calor, el olor y la vida en general, no debían de ser fáciles. Para que su cargamento aguantara tal travesía, comenzaron a añadirle alcohol. El resultado volvió loco al público british

En el siglo XVII el consumo de oporto comenzó a decaer, por lo que los comerciantes, buscando desesperadamente mantener su negocio a flote, trasladaron la zona de producción a la Sierra de Marão, en pleno Douro. Surgen entonces los rabelos, los conocidos barcos que transportaban las barricas a lo largo del río hasta su desembocadura, en Vila Nova de Gaia. Más tarde, en 1756, el Marqués de Pombal decidió establecer los límites geográficos y normativas para su elaboración que siguen vigentes a día de hoy

¿Y cuál es tu oporto ideal? Pues veamos sus diferentes tipos. Empecemos por los White. Elaborados con variedades autóctonas, permanecen en depósitos de madera un periodo de entre uno y tres años. Son ligeros, fresquitos y una maravilla si los pruebas en cóctel con una rodajita de naranja. Acompáñalo con una tabla de aperitivos en los que no falten los frutos secos, quesos curados o unas aceitunitas

En segundo lugar, encontramos los Ruby. Es el vino perfecto para quien quiera iniciarse en este mundillo del oporto. Su color granate y aromas intensos a frutos rojos son toda una declaración de intenciones, conquistando siempre a los más golosos. Realizan una crianza de entre dos y tres años en depósito que les proporciona una complejidad única. Perfectos acompañantes de quesos más salados, como un buen gorgonzola o parmesano. Pero si me permites una sugerencia, nada mejor que regar con él unas fresas de temporada o postres a base de chocolate. Delicioso. 

Quien busca subir un escalón, los Late Bottled Vintage, más conocidos como LBV,  envejecen algo más de tiempo, entre cuatro y siete años, y son mucho más intensos que los anteriores. Además, se elaboran a partir de una única cosecha que debe ser excepcional.

Saltamos de categoría para entrar en los Tawny. Su color ámbar y aromas de frutos secos son lo que los delata. Cuando pedimos un oporto, y únicamente hay una opción, muchas veces este es el vino que se nos ofrece. Se elaboran como los Ruby, con la diferencia de que tras su permanencia en depósito pasan otro tanto en barricas de roble. Combínalo con postres basados en frutos secos, como pastel de castaña, o quesos muy maduros.  

La esencia del vino de Oporto

Si vemos un Tawny de más de 10 años, estaremos hablando entonces de un Envelhecido. Pasan entre una y cuatro décadas en barrica, lo que los hace más licorosos y dulces. Son muy apreciados ya que su intensidad, al igual que su valor, aumenta a medida que pasan más tiempo en contacto con la madera. Por otro lado, como pasa con los LBV, los Colheita son aquellos elaborados exclusivamente con las uvas de cosechas excepcionales. Tras siete años de crianza, presentan un tono más rojizo y claro, al igual que una suavidad muy distintiva. 

Por último, para quien busca la crème de la crème, el Vintage. Aquí nos ponemos serios, ya que hablamos de los vinos elaborados con las mejores uvas de las mejores añadas. Son, por tanto, muy poco comunes, joyas muy apreciadas por coleccionistas con una capacidad de guarda de décadas cuando se conservan en las mejores condiciones. 

Disfrutar de una copa de oporto es un placer único. Ya solo queda que elijas aquel que será la puerta de entrada a este fantástico mundo.