Destinos líquidos: Lanzarote

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En las páginas de esta nueva sección hay espacio para unas 800 palabras. Pocas son para relatar todo lo que cabe en los 862 kilómetros cuadrados de la isla de Lanzarote. Nos falta espacio, al igual que el aliento ante la inmensa belleza de la isla más oriental de Canarias. Más allá de paisajes que dejan estupefactos, la isla de las casas blanquiverdes cuenta con una extensa propuesta cultural, gastronómica, vinícola y con la inconfundible alegría de sus habitantes. Destinos líquidos se estrena en Vignerons con Lanzarote, la isla de fuego.

Todo un mundo cabe en una isla

En 2021 el Rover Perseverance aterrizó en Marte después de haber viajado 480 millones de kilómetros en solitario. Tomó tierra en una zona cercana a la que los científicos bautizaron Timanfaya por su gran parecido con el Parque Nacional del mismo nombre. La gran erupción volcánica en 1730 transformó para siempre el paisaje de Lanzarote. Hoy, casi 300 años después, estamos ante un panorama tan único que, para los que hayan visitado la isla, es lo más parecido a haber pisado el planeta rojo. 

Es todo un mundo el que cabe en esta isla. Vistas desde miradores vertiginosos, tardes en playas de ensueño y los más bellos atardeceres llenan los carretes con paisajes de ensueño y colores tan radiantes como dispares: negro y blanco, azul y rojo, teja y verde. 

Colores igualmente perceptibles en la multitud de obras del artista, activista y ecologista César Manrique. Su legado está presente en toda la isla y refleja la magia de su tierra natal a través de pinturas, esculturas y arquitectura.

Más allá de ser uno de los más polifacéticos creadores del panorama español, Manrique era un visionario: comprendió el potencial de Lanzarote e hizo de embajador de su isla (y de sus vinos) más allá del archipiélago canario. Su vida se apagó hace 30 años, pero jamás lo hizo su voz. Él sigue ahí, tan presente y vivo como todo lo bello que nos dejó.

Por qué visitarla

Lanzarote cuenta con uno de los viñedos más singulares de nuestro planeta, tanto por su aspecto cautivador, como por las variedades autóctonas y prefiloxéricas que crecen allí. Tenemos la oportunidad de degustar vinos únicos que nacen de variedades como la Malvasía volcánica, el Listán negro y la Vijariego blanco. Uvas muy antiguas que, a día de hoy, están prácticamente extinguidas en la península. 

La práctica de la viticultura precisa de un esfuerzo extraordinario: quien se propone cultivar vides en esta tierra debe cavar. Estamos ante un mosaico casi geométrico dibujado en la ceniza negra: hileras de profundos hoyos circulares en cuyos fondos se plantan las cepas a pie franco. El suelo volcánico otorga a los vinos su característica fundamental: el sabor salado y mineral y el gusto a mar y a tierra quemada. Disfrutar de una copa de vino conejero es como “beberse la isla” en un trago.

Qué visitar

A lo largo de la carretera que traspasa La Geria nos topamos con una gran cantidad de bodegas que invitan a parar, degustar y disfrutar. Una de las más emblemáticas es El Grifo, la bodega más antigua activa de Canarias y una de las más veteranas de España. En su soleado patio se pueden catar los vinos de la casa, siempre con el panorama único como telón de fondo que multiplica indudablemente el placer del momento. Lanzarote es, en efecto, un destino para wine lovers.  

Entre vino y vino, caben planes como visitar la casa de Manrique en el Valle de las Mil Palmeras (Haría), recorrer los rocosos acantilados de Los Hervideros, parar en el Charco Verde y visitar la pequeña localidad de El Golfo, adentrarse en la Cueva de los Verdes, darse un baño en la playa de Famara, mirar hacia La Graciosa desde el Mirador del Río y dejarse llevar por el fantástico paisaje del Parque Natural de Timanfaya

Dónde comer

En La Bodega de Santiago podemos degustar el exquisito salmón de Uga, su garbanzada con más de medio siglo de vida y una cremosa tarta casera elaborada con quesos de la Finca de Uga, que combina toques dulces y salados a la vez (¡no subas al avión de vuelta sin haberla probado!).

La carta de El Risco protagoniza el pescado local y es de primera calidad. Pedir la Gamba de La Santa es un must igual que probar un ceviche, una caldereta de mero o un arroz. Su selecta bodega y las vistas impresionantes al Risco de Famara hacen que siempre quieras volver.

El restaurante Brisa Marina se sitúa en el paseo marítimo de Playa Blanca y la morena frita que hacen aquí no la tienes en otro sitio. El beicon del mar, lo llaman, y con esto te lo decimos todo. ¡Marídala con un buen espumoso de la isla y será el entrante perfecto para disfrutar de las magníficas vistas al mar!

Tres propuestas para «beberse la isla»

El Grifo Seco Malvasía Volcánica

El Grifo Seco Malvasía Volcánica 2021

Un vino entre los grandes blancos de las Islas Canarias, elaborado con el máximo carácter varietal de la Malvasía volcánica, una uva prefiloxérica que es un claro reflejo de la tradición vinícola en la isla de Lanzarote. En este vino participan más de 300 viticultores.

El Grifo Rosado de Lágrima 2021

Las primeras lágrimas que brotan de la variedad Listán negro, concretamente un mosto yema de escaso color que se elabora con mimo, es el que finalmente se convierte en el Rosado de Lágrima de El Grifo. Un vino con mucha frambuesa, tanto en nariz como en boca, cargado de sensaciones frescas.

El Grifo Ariana 2018

Un vino amplio y singular, representativo de la viticultura artesanal de escasas producciones y ardua trabajo. El Listán negro aporta el carácter atlántico, fresco y vivo, mientras que la Syrah aporta la estructura necesaria para su maduración en barricas.