Andalucía en 6 vinos

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Nunca es mal día para hablar de Andalucía, pero aprovechando que hoy, 28 de febrero, es el día de esta Comunidad Autónoma, quiero rendir homenaje a mi tierra a través de algunos de sus numerosos tesoros líquidos. 

Los de la generación millenial fuimos adquiriendo los primeros sabores de esta festividad en el colegio, con el tradicional desayuno a base de pan (o mollete en los centros más aventajados) con aceite en los días previos a la celebración. Un recuerdo gustativo y emocional grabado a fuego para muchos.

Con el paso del tiempo, y de la mayoría de edad, los sentidos fueron capturando otros matices más complejos y embaucadores: salinidad, verticalidad y… pellizco. Ese “algo” que tienen los vinos andaluces y que convierte a esta región en un punto vinícola de máxima singularidad a nivel mundial, como vamos a comprobar en este recorrido:

Un espumoso: Umbretum Reserva Familiar 2019

Seguro que esta no la viste venir. Empezar con unas burbujas del Aljarafe es un giro de los acontecimientos digno de Ken Follett. Hace unos meses lo catamos varios miembros del equipo y nos dejó completamente alucinados. Lo que hacen en Bodegas Salado con la variedad Garrido fino es uno de esos secretos que merecen ser contados a voces.

Un rosado: Los Cipreses 2021      

En Ronda no solo hay tintos superlativos de variedades extranjeras, también existen rosados que no solo cumplen el expediente, sino que ofrecen mucho placer. Este a base de Garnacha elaborado por Huerto de la Condesa (anota en tu agenda de 2023) consigue una expresión estructurada y seria que merece un hueco más allá del aperitivo.   

Un blanco: Filitas y Lutitas 2018

Seguimos en Málaga, pero en su vertiente oriental. La comarca de la Axarquía ya es un destino de culto para muchos winelovers, algo lógico y normal. Altitud, pizarra y una Moscatel tocada por la varita del hedonismo. Aquí Viñedos Verticales lleva tiempo haciendo muy bien las cosas, como demuestran con uno de sus vinos de referencia. Filitas y Lutitas es el vino que le daría a probar a alguien a quien no le gusta la Moscatel para convertirle a esta religión dorada.

Un tinto: Luis Pérez Petit Verdot 2019

Todos estamos ahora en el barco de Willy Pérez y sus vinos de pasto, pero no olvidemos por favor los tintos que elaboran en Bodegas Luis Pérez desde sus comienzos. La provincia de Cádiz tiene vida más allá de blancos y generosos, como este monovarietal de Petit verdot. Mucha clase y mucho conocimiento tras esta etiqueta.

Un fino: Tío Pepe en Rama 2022

Tenía que llegar y llegó. Nuestra expresión más universal. Lo que nos hace únicos en el mundo. Esa Palomino fino, esa albariza y ese sistema de criaderas y soleras. Ya dijimos en nuestro monográfico sobre Jerez que no lo llamaran arte, sino saber hacer. En mayúsculas. González Byass es uno de los mejores ministros de exteriores de la Andalucía vinícola y Tío Pepe su diplomático estrella. Con la última edición en rama han conseguido un refinamiento único y un paso por boca de clase mundial. Imprescindible.

Un PX: La Cañada

Para acabar, vamos con uno de los vinos mejor valorados de Bodeboca. Córdoba y Montilla-Moriles no podían faltar en esta fiesta con su Pedro Ximénez, pero quien quiera un dulce facilón que busque en otra parte. No caeremos en la broma fácil de La Cañada es la caña, aunque sea cierto, y es que esta referencia es pura dinamita. Pérez Barquero nos da intensidad, tensión y tiempo para ir desvelando poco a poco sus infinitas capas de textura, sabor y aroma.