Rumbo al hemisferio sur: un viaje austral para los amantes del vino

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Mientras que en el hemisferio norte estamos esperando como agua de mayo la primavera, en el hemisferio sur las bodegas están despidiendo el verano y preparándose para el evento más importante del año: la vendimia. Aprovechando este momento de celebración, os invitamos a un emocionante viaje gustativo por el sur del planeta donde exploramos las zonas vinícolas de Argentina, Chile, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. Copa en mano, déjate seducir por los aromas y sensaciones del sur del Nuevo Mundo. ¿Preparado para disfrutar?

En el hemisferio sur todo es tan distinto que un amante del vino se pasaría una vida entera explorando sus distintas zonas y fascinantes terruños. Allí es invierno cuando aquí es verano y otoño cuando aquí es primavera, por lo tanto el ciclo de la vid se desarrolla totalmente al revés que en Europa y Norteamérica. Además, la mayoría de estos países son inmensos y gozan de una gran variedad de climas y accidentes geográficos. Desde imponentes montañas como los Andes hasta desiertos como Atacama pasando por ríos, bosques y espectaculares playas en los océanos Pacífico e Índico.

Al pertenecer al Nuevo Mundo, todas estas zonas vitícolas gozan de una gran libertad ya que no están sometidas a las restricciones de las indicaciones geográficas del Viejo Mundo. Así, estos productores pueden elegir entre seguir con los modelos clásicos europeos o atreverse con nuevas variedades y formas de vinificación. Blancos, tintos, rosados, vinos dulces y espumosos sensacionales te esperan en estos paraísos terrenales donde conviven las variedades clásicas europeas con las exóticas uvas foráneas

Empezaremos nuestro recorrido en Sudamérica donde los Andes y el océano Pacífico tienen una gran influencia en el clima y por tanto en los estilos de vino. La Malbec reina en Argentina y la Carmenère en Chile, pero vas a descubrir que en estos países hay mucho, mucho más.


Seguimos hacia el oeste para explorar Sudáfrica, donde sentirás un flechazo por la Pinotage y te sumergirás en algunos de los mejores chenin blanc del planeta. Terminamos el viaje en las antípodas, en Australia y Nueva Zelanda, para disfrutar de la otra cara de la Syrah, aquí llamada Shiraz, y alucinar con el perfume irresistible de la Sauvignon blanc neozelandesa.

Viñedos al pie de los Andes

Argentina

Llama la atención que la mayor parte del viñedo argentino se encuentre en una serie de oasis cercanos a la cordillera de los Andes que se extienden desde Salta, al norte, hasta la Patagonia, en el sur. Todos ellos están en una zona que sería completamente desértica de no estar irrigada por el agua de los ríos que bajan de las montañas. 

Y es que el clima en Argentina es bastante seco, llueve poco y hace calor, por eso la altura del viñedo es clave para los productores que quieren elaborar vinos frescos. No obstante, encontrar viñedos a gran altitud no supone un gran obstáculo, ya que la mayoría de ellos se ubican entre los 600 y los 2.000 metros sobre el nivel del mar. 

Torrontés, la uva blanca por excelencia en el país sudámericano, está ampliamente extendida en la región de Cafayate, en la provincia de Salta, donde se encuentra en viñedos a más de 3.000 metros de altitud. Esto da lugar a encantadores blancos frescos, verticales y perfumados.

Las condiciones climáticas han llevado también a los viticultores a conducir sus viñedos en parral con el fin de alejar a la planta del calor que irradia el suelo y a podar de tal manera que las hojas protejan a las uvas del sol.

Entre las variedades tintas, no hay discusión, la Malbec, originaria de Burdeos, es el gran buque insignia del país. Aunque tradicionalmente se ha utilizado para elaborar vinos siguiendo el estilo de la región gala, con cuerpo, potentes y estructurados, en los últimos años cada vez es más frecuente encontrar productores que buscan una expresión más fresca y fluida.

En cuanto a regiones, Mendoza concentra la mayor parte de la producción vinícola del país, con el departamento de Luján de Cuyo como una de las zonas más reconocidas por sus vinos de calidad, seguida de Maipú y el valle de Uco, San Juan y La Rioja son, por orden de importancia, las dos que siguen a Mendoza.

Mención especial requiere la Patagonia, donde la producción se concentra especialmente en las provincias de Río Negro y Neuquén. Aquí la frescura no viene dada tanto por la altitud, sino por la latitud, ya que este es la zona más austral del mundo en la que se elaboran vinos. En los últimos años, esta región ha sorprendido a los críticos más prestigiosos que ven en estas tierras un tremendo potencial y un prometedor futuro.

Viñedo en el desierto de Cafayate, en Argentina

Chile

Hay algo curioso en el mapa chileno, sus viñedos se extienden a lo largo de 900 kilómetros de norte a sur pero tan solo 100 kilómetros de este a este. La orografía del país, marcada por los Andes a un lado y por el Pacífico al otro, define el carácter de sus vinos. 

De hecho, desde el año 2012, existe una nueva clasificación que permite etiquetar los vinos en función de su cercanía a la imponente cordillera y al océano. Así, podemos ver términos como Costa en los vinos elaborados en áreas costeras, Entre Cordilleras, para los que están entre montañas, y Andes, para los vinos de lugares más montañosos.

A pesar de tener un clima mediterráneo, seco y cálido, Chile encuentra tres modos en los que la influencia del aire frío beneficia a sus viñedos. En primer lugar, la latitud. Las viñas más al sur gozan de unas condiciones más frescas gracias a su cercanía al polo sur

En segundo lugar, la conocida como corriente Humboldt, que sopla desde la Antártida hasta la costa chilena a través del Pacífico, refresca los viñedos a su paso. Está originada por un ascenso de las aguas profundas, muy frías y ricas en nutrientes del océano. Esta corriente, además, tiene la particularidad de albergar uno de los ecosistemas más ricos del mundo.

Y en tercer lugar, la altitud. En las zonas más cercanas a los Andes se produce un gran contraste térmico entre el día y la noche. Esto permite una maduración lenta y gradual de las uvas y, por tanto, un perfecto equilibrio entre la concentración aromática y la refrescante acidez.

En cuanto a regiones, podemos decir que el vino chileno se reparte en cuatro grandes áreas: Coquimbo, al norte, fronteriza con el desierto de Atacama, Aconcagua, conocida por sus tintos de Cabernet sauvignon, el Valle Central, donde se encuentra el famoso valle de Maipo–el corazón del vino chileno–, y al sur, la parte más austral, con los valles de Itata, Bío Bío y Malleco
En todas ellas encontramos variedades internacionales que van desde la Sauvignon blanc y la Chardonnay, en zonas como Elqui y el Valle del Limarí, al norte del país, hasta la Cabernet sauvignon, la Merlot y la Carmenère. Esta última variedad, especialmente adaptada al clima del país, es la mayor responsable de la fama internacional del vino chileno. No obstante, también encontramos tintos maravillosos elaborados con Syrah y Pinot noir.

Viñas cerca de los Andes, en Chile

Sudáfrica

La viticultura en Sudáfrica siempre ha ido de la mano de la historia y evolución social del país. En el siglo XVII, los comerciantes holandeses llevaron la vid hasta el punto más extremo del continente que ocupaba una posición estratégica entre Europa y Oriente. Posteriormente, fueron los hugonotes franceses y holandeses -que huían tras la revocación del Edicto de Nantes por Luis XIV- quienes llevaron sus conocimientos agrícolas y enológicos a las nuevas tierras por colonizar.

Desde finales del siglo XIX, la viticultura sudafricana sufrió un parón a causa de la filoxera y posteriormente de los acontecimientos históricos del conocido como “siglo corto» (muchos productos fueron boicoteados como protesta contra el apartheid) y del control de la KWV (cooperativa que fijaba las políticas y los precios de toda la industria vinícola). Se recuperará solamente a partir de los años 80 cuando nuevas tecnologías y profesionales del vino procedentes del extranjero fueron recibidos con entusiasmo.

Hoy, Sudáfrica figura entre los 10 mayores productores de vino del mundo. Un objetivo logrado combinando su larga experiencia y un clima y un terruño muy heterogéneo. La variedad más representativa es la Pinotage, obtenida del cruce de Pinot noir y Cinsault, pero la más extendida es la Cabernet sauvignon, seguida de Syrah y Merlot.

Por su parte, los blancos incluyen Chardonnay, Sauvignon blanc, Riesling, Colombard y Cape Riesling (Crouchen). La uva más cultivada es la Chenin blanc, que aquí se denomina Steen. Para los vinos generosos es muy común utilizar el Hanepoot, el Moscatel de Alejandría.

En cuanto a las winelands, la más antigua es Constantia, alrededor del Cabo de Buena Esperanza, donde se fundó la primera bodega en 1685. El vino insignia de la zona es el Grand Constance, un vino dulce de Moscatel conocido por ser el favorito de Napoleón.

Hoy en día, el área vinícola más importante es la Costal Region, que incluye subzonas como Stellenbosch, Paarl y Franschhoek: la primera es famosa por sus vinos de calidad y sus fortificados; de la segunda proceden excelentes espumosos y brandies; en la esquina francesa se producen robustos tintos, pero también elegantes espumosos Méthode Cap Classique.

En esta travesía no podemos olvidar Robertson, situada en el Breede River Valley y conocida por sus óptimos Chardonnays, y Swartland, donde la Syrah es la variedad estrella.

Viñedos en la región de Stellenbosch, Sudáfrica

Nueva Zelanda

Fiordos, glaciares, volcanes, bosques, playas de fina arena y montañas, todo esto te espera en nuestras antípodas. A este archipiélago del Pacífico se le conoce como la capital mundial de la Sauvignon blanc gracias al perfil inimitable que la uva del Loira exhibe en sus vinos: exótico, floral, cítrico, herbáceo e inolvidable.

Pero no todo es Sauvignon blanc en el país oceánico, sus pinot noir, chardonnay y riesling han llevado a Nueva Zelanda a convertirse en un lugar de culto entre los amantes del Nuevo Mundo. 

Las dos islas principales del país cuentan con un clima y unos factores geográficos únicos. En el norte, las viñas disfrutan de un clima más cálido y sus vinos exhiben un perfil más redondo y aromas de fruta madura. Aquí se encuentran las regiones de Gisborne, de Wairarapa y de Hawke’s Bay.

Con un clima más fresco, los vinos del sur enamoran por su vibrante acidez, su perfil fresco y sus hechizantes aromas afrutados, herbáceos y florales. Marlborough, el territorio neozelandés más importante y el paraíso de la Sauvignon blanc, se encuentra en esta isla en la que también te esperan los magníficos vinos de Waipara y de Central Otago.

Viñedos en Nueva Zelanda

Australia

Es tan único el carácter de la Syrah en Australia que fue rebautizada como Shiraz. Poderosa, aterciopelada, con aromas de fruta negra e irresistibles notas de cacao, bien merecía esta distinción. Aunque la Shiraz y la Chardonnay son las estrellas del país, la Cabernet sauvignon, la Pinot noir y la Sauvignon blanc han mostrado al mundo su inmenso potencial en estas latitudes. 

El país oceánico se divide en tres grandes zonas geográficas que a la vez cuentan con distintas áreas. South Australia disfruta de un clima cálido y soleado. Aquí se encuentran Adelaide y Barossa Valley. El gran prestigio de esta región se debe a que alberga algunas de las viñas más viejas del mundo, a sus Shiraz de talla mundial y a sus coupages de Garnacha, Shiraz y Monastrell.

Además de por sus Shiraz y Chardonnay, New South Wales es conocida por su carácter rompedor, atreviéndose a introducir nuevas variedades que desafían al cambio climático, incluida la Tempranillo.

Por último, Victoria es el reino de la Pinot noir oceánica. Especialmente en Mornington Peninsula y Yarra Valley esta delicada uva enamora con su intensidad aromática y su encantador perfume.

Aquí te dejamos nuestras recomendaciones para navegar y disfrutar de los vinos del hemisferio sur:

Amalaya Colomé Altura Máxima Pinot Noir 2020

Esta maravilla líquida nace a partir de viñedos situados a 3.000 metros sobre el nivel del mar en la provincia de Salta, al noroeste de Argentina, en los Valles Calchaquíes, conocidos por tener algunos de los viñedos a mayor altitud del mundo. Elaborado exclusivamente con Pinot noir y con una crianza de 18 meses en barricas de roble, cautiva con un perfil elegante, mineral y muy gastronómico.

El Enemigo Malbec 2019

La asociación de los enólogos argentinos Alejandro Vigil y Adrianna Catena sigue alumbrando grandes vinos como esta nueva añada de El Enemigo Malbec.

Estamos ante un tinto serio, sutil y mineral que conserva una perfecta acidez. Una excelente muestra de lo que puede ofrecer esta variedad en tierras de Gualtallary, que, como cuenta el propio Vigil, es «capaz de soportar el cerdo asado y la insaciable sed de mis vecinos».

Tara Red Wine 1 Pinot Noir 2019

Nacida de los viñedos de Longomilla y Nicolasa, en pleno desierto de Atacama, esta auténtica joya del vino chileno destaca por ser un pinot noir diferente, con una singular y atractiva expresión que refleja las condiciones climáticas extremas de la zona y del suelo del que surge.

Profundo, intenso, de una marcada mineralidad y con un recuerdo ligeramente salino. Con una producción muy limitada seducirá a los amantes de los vinos de terruños únicos.

Boekenhoutskloof The Chocolate Block 2021

Parcelas con un enorme potencial y un trabajo minucioso dan vida a este mítico tinto australiano que presume de una gran concentración de color, sabor y aromas.

Creado a partir de un preciso ensamblaje dominado por la Shiraz y con la aportación de la Garnacha, la Cabernet sauvignon y la Viogner, cada trago regala el perfume y la intensidad de los grandes vinos australianos.

Robertson Winery Pinotage 2021

Podríamos decir que estamos ante un tinto genuinamente sudafricano. Elaborado exclusivamente con Pinotage, seduce con sus aromas de ciruela, de cereza roja y de fresa. Su integración con la barrica es perfecta y regala un seductor final, suave, persistente y delicioso.

De Trafford Chenin Blanc 2019

Este monovarietal de Chenin blanc expresa el carácter varietal que adquiere en una de sus regiones predilectas. Esta uva tan enigmática despliega un amplio abanico aromático y un paso refrescante, suave y jugoso.

Gastronómico, elegante y singular, se trata de una referencia ideal para conocer la magia de la Chenin blanc de Stellenbosch.

John Duval Entity 2020

Este tinto captura y refleja la expresión más varietal de la Shiraz del Valle de Barossa. Elaborado a partir de parcelas privilegiadas en Eden ValleyMarananga, Ebenezer y Krondorf, el resultado es una delicia afrutada y cremosa que muestra una perfecta armonía entre las notas primarias y secundarias. 

Felton Road Bannickburn Riesling 2020

Este riesling de alma neozelandesa es puro espectáculo. Felton Road, a partir de un ensamblaje de sus privilegiados viñedos, da vida a este blanco que exhibe un extraordinario equilibrio entre el perfil dulce y la vibrante acidez. La potencia aromática hechiza la nariz y su carácter cremoso y tropical el paladar. Un blanco imprescindible para los más fieles devotos de la variedad alemana que muestra su inmenso potencial en Central Otago.

Cloudy Bay Sauvignon Blanc 2022

Sin duda, estamos ante uno de los vinos más icónicos de Nueva Zelanada. Este sauvignon blanc seduce desde el primer trago. Concentrado y vibrante, destacan sus intensas notas cítricas, de fruta de hueso y tropicales.

*Reportaje escrito por Blanca García, Concha Hierro y Karin Mosca.

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Salmantina trotamundos con el corazón entre España y Canadá. En 2010 me licencié en Comunicación Audiovisual y posteriormente cursé un Máster de Guion donde aprendí los entresijos de lo que más me gusta, escribir historias. Después de trabajar en varios medios de prensa y televisión, en 2014 me fui a vivir a Toronto por amor y allí sentí el otro gran flechazo de mi vida: el mundo del vino. Cuando volví en 2019 a España trabajé de sumiller hasta que en 2021 tuve la oportunidad de entrar en Bodeboca, donde por fin uní mis dos grandes pasiones: redactar historias y vivir el vino en primera persona. Además, me encanta el cine clásico, la gastronomía y viajar.