Lauren Rosillo, un vigneron en La Axarquía

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Lauren Rosillo elabora vinos como consultor enológico en siete regiones diferentes de la geografía española, pero hoy os presentamos su pequeño proyecto personal, una aventura vital que se inició en 2006 con un viaje y un doble flechazo. Las viñas viejas de una variedad desconocida y casi extinta y la que hoy día es su mujer, así lo atestiguan.

¿Qué hace un manchego en la Axarquía?

Esta pregunta me la he planteado muchas veces, para ser sincero. Llegué a la zona en 2006 de vacaciones y unos lugareños me hablaron de un vino de terreno elaborado con una uva que no conocía. Salvador es el nombre de la persona que me presentó a la Romé y con la curiosidad a flor de piel, decidí comprar 400 kilos para hacer una prueba en un depósito pequeño en casa. Posteriormente compré un viñedo que estaba abandonado y que ahora está fantástico, mimado casi en exceso diría yo.

¿Cómo es la Axarquía malagueña?

La Axarquía es una comarca de una belleza tremenda. Mi bodega se encuentra a mitad de camino entre el mar y la Maroma, una montaña de más de 2000 metros de altura, gran parte del año nevada, conocida como el techo de Málaga. Estamos a unos 5 kilómetros de distancia del mar y a unos 800 metros de altitud, justamente en la falda de la Maroma, una ubicación que supone el contrapunto perfecto al clima mediterráneo y que es la responsable de otorgar el carácter fresco a la Romé.

Has criado el Laderas de Sedella en un material como el cemento. ¿Qué aporta al vino?

El Laderas de Sedella tiene una parte de crianza en ánforas de cemento y otra en madera. Elegí el cemento porque realza los aromas primarios de la variedad e intensifica la mineralidad del vino.

Nos resultó sorprendente conocer que metes monedas de plata en las barricas. ¿Cuál es la razón que hay detrás de esto?

Trabajo con sulfuroso en una pequeña cantidad justo después de la fermentación maloláctica en las ánforas, pero intento usarlo lo menos posible. Aunque no todo el mundo lo sabe, la plata es un gran conservante y un gran antibacteriano y por ello uso monedas de plata como sustitutivo del sulfuroso. Cada barrica cuenta con una sola moneda y con eso es suficiente para no utilizar sulfuroso durante el resto del proceso.

Imaginamos que al principio del proyecto habría alguna dificultad. ¿Nos puedes contar qué ha sido lo más difícil en la elaboración del Laderas de Sedella?

Conseguir las licencias. Montar una bodega en medio de un parque natural como este fue todo un desafío. Por poner un ejemplo, tan sólo el hecho de traer las ánforas de cemento resultó complicadísimo. Las carreteras son de montaña y el acceso a la finca es difícil, por lo que algunas se rompieron por el camino.

Tu abuelo era bodeguero y viticultor. ¿Recuerdas un consejo suyo que apliques hoy en día?

Mi abuelo siempre decía en casa y – creo que tuvo mucha razón – una frase que reza: “El mejor abono que existe para la viña es la sombra del viticultor”. Es mi mantra en mi proyecto con Sedella.