Balcón de Floreano, parada y fonda en O Grove

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En los últimos tiempos me estoy aficionando a visitar Galicia, sobre todo las Rías Baixas, la isla de Arousa y las inmediaciones de las Rías Altas. Voy en busca de buenos lugares para descansar, entrenar, dormir bien por las noches y, sobre todo, disfrutar del buen beber y del mejor yantar

Como no puede ser de otra manera, ya tengo fichados lugares que me hacen sentir bien, sin etiquetas ni protocolos, sitios estupendos para gozar del verano. Me voy a centrar un poco más en uno de ellos, y puede que en futuros posts haga referencia a algunos otros. 

El lugar elegido es el Balcón de Floreano, y lo hago por muchas razones, pero sobre todo, por su excelente comida y trato del personal. Antes de entrar en harina hay que señalar que el nombre del establecimiento se debe a su ubicación en una plazuela de O Grove al ladito de la famosa escultura de Floreano realizada por Lucas Míguez. El «inmortalizado» es un personaje creado por el dibujante y humorista Gogue, que en Galicia es una institución gracias a las viñetas que lo inmortalizaron en el diario El Faro de Vigo. La terraza del restaurante está, literalmente, a cuatro metros, por lo que el amigo Floreano se convierte, casi, en uno más de los comensales. 

Una vez puestos en contexto, vamos al turrón. Sabido es que la oferta culinaria en las Rías Baixas es tremenda, pero hay veces que se necesitan sitios no sólo buenos, sino con buen precio y en los que, como decía antes, te sientas como en tu propia casa. En este caserón de piedra que sigue el estilo de las casas que encontramos en Cambados y demás pueblos de la zona (se ven menos en O Grove o Sanxenxo, desgraciadamente), vamos a comer muy bien y a ser mejor tratados aún; de forma cercana pero nunca invasiva

Siempre que voy elijo la terraza para ver pasar la tranquila vida de la zona, y eso que está en medio de dos carreteritas que conectan la zona portuaria con el centro de la localidad. Pues aún así, se está tremendamente bien. Nada como comenzar con una buena cervecita para quitar la sed acompañada de una magnífica ración de queso D.O. Arzua Ulloa con mermelada de pimientos de Herbón y pasar después a un vino blanco de la tierra con unas albóndigas de rape seguidas de lo que, para mi, es la estrella del lugar: los percebes a la sartén que jamás había probado preparados de esta manera, y que es una de las puertas que te pasaportan al paraíso con ese aporte de aceite de oliva virgen extra que te provoca hacer barquitos con el excelente pan gallego y regresar a la niñez sin pensar en el qué dirán.  

Encima, y por si no fuera bastante, en este lugar de esencia gallega la mezcla con la cocina gaditana se deja sentir, ya que la familia que lo regenta tiene un pie en cada uno de estos puntos de nuestra geografía. Esa fusión la sentí con los percebes anteriores y con sus almejas a la sartén, así como con la carne mechada de la sierra de Cádiz y las chuletitas de jabalí al ajillo.

En resumen, si te dejas caer por la ría de Pontevedra visita este restaurante en el que, seguro, vas a sentir cosas muy buenas. Eso sí, cuando termines date un paseito por la línea de costa de O Grove hacía poniente, y en ese ida y vuelta, tranquilo, habrás quemado todo, dejando el cuerpo listo para lo que se vendrá en posteriores posts.

No te pierdas…

  • No puedes pasar por aquí y no probar los percebes a la sartén. Eso sí, hay que tener suerte porque no siempre los tienen. 
  • Cualquiera de los productos que componen su carta, ya que son de la máxima calidad, estacando sus cazuelas, pescados y mariscos.  

Me gusta por…

  • La profesionalidad y amabilidad de su personal, caracterizado por su eficiencia, amabilidad y buenas recomendaciones.  
  • Porque puedes comer y cenar muy bien a un precio increíble.

Dirección: Praza de Arriba, 11. 36980 O Grove, Pontevedra. 

Teléfono: 610 56 90 21

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Licenciado en Ciencias de la Información en su rama de Periodismo por la Universidad Complutense, de Madrid y formando parte del equipazo de Bodeboca desde la primavera de 2018. Aparte de encantarme los vinos y los destilados, soy un viajero apasionado al que le gustan mucho el humor, la radio, el fútbol, la historia, el arte, la buena música, la criminología y la literatura. En los últimos tiempos he descubierto la paz en las plantas y la generosidad en los perros: se rumorea que estoy madurando. Ah, y como solamente se vive una vez, mi filosofía vital se encuentra a medio camino entre el hedonismo y el epicureísmo.