Douro: comer bien, beber mejor y disfrutar al máximo

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Quienes hemos pisado esta tierra podemos decir con certeza que el Douro es una historia palpable. Aquí el tiempo se detiene a la vez que transcurre el río a su paso por la región esculpiendo sus típicas colinas repletas de vides. Casi se puede ver cómo eran las cosas antaño, sumergirse en siglos pasados. Pero no se vive solo del pasado. En un destino como este, la vanguardia y la innovación son claves para crear joyas enológicas de categoría mundial. Tesoros que van desde los vinos tranquilos a los generosos más famosos de Portugal, los oportos. Ponte cómodo mientras recorremos una de las denominaciones más fascinantes del mundo.

A vista de pájaro, el majestuoso paisaje montañoso que se eleva en las empinadas laderas que bordean el Douro y sus afluentes Pinhão, Távora y Torto, parece haber sido dibujado por los dedos de un dios distraído. Los suaves y ondulados surcos que siguen un patrón casi geométrico resultan tan impresionantes que no es de extrañar que la UNESCO haya catalogado la región vinícola del Douro como Patrimonio de la Humanidad en 2011.

Adentrándonos en las escarpadas laderas con una pendiente superior al 30% comprendemos que estamos ante uno de los paisajes más impactantes del mundo modulado gracias al ingenio del hombre que hace siglos empezó a plantar las viñas en terrazas. Así, la región Companhia Geral da Agricultura das Vinhas do Alto Douro, creada en 1756, la convierte en una de las primeras y más antiguas regiones vitivinícolas del mundo, casi un siglo antes de la clasificación de los viñedos de Burdeos.

Sus colinas repletas de vides dominan el paisaje

Por qué visitarla

Lejos del bullicio turístico de las grandes ciudades y de los pueblos costeros, el valle del Douro esconde una gran cantidad de pueblos pintorescos que aún conservan su carácter auténtico lleno de historia y tradiciones. Es un placer descubrirlos, perderse por sus empedradas calles y disfrutar del genuino ambiente luso.

Igual de importante como disfrutar de la cocina tradicional portuguesa es rendirse a los placeres enológicos que nos brinda esta zona. Porque el Douro nos ofrece mucho más que el vino de Oporto. Entre colina y colina nos espera una gran cantidad de bodegas o quintas que nos invitan a descubrir sus vinos blancos, rosados y tintos que son una fiel muestra de la viticultura portuguesa tradicional y casi heroica. 

Hechos de uvas autóctonas como Touriga nacional, Tinta barroca o Viosinho estos vinos son perfectos para degustar el carácter y toda la autenticidad del viñedo portugués.

El río Duero a su paso por el valle de Pinhão

Qué visitar

Hay dos maneras de recorrer el Douro. Una es en barco, navegando por el río a través de su sinuosa corriente, y otra en coche. Sea como fuere, estos son los imprescindibles.

En Peso da Régua encontramos el Museo de Douro, una maravilla en la que ampliar los horizontes de nuestro saber vinícola de la región.

Los viñedos nos acompañan mientras bordeamos el río con unas vistas que quitan el aliento. Aldeas como São Xisto, Trevões, Salzedas, Barco y Pinhão, considerado el corazón de Douro, merecen una visita pausada. 

Las bodegas son, como es natural, la gran atracción de esta zona. Nombres como Quinta do Vallado, Quinta do Portal o Maçanita Vinhos son ideales para hacer una visita, y, por supuesto, una degustación.

Un paisaje con siglos de historia

Comer y beber

En Douro, los amantes del buen comer encontramos el paraíso. Como entrante, debes probar la bôla de Lamego, un pan brioche relleno de embutidos típicos de la región (salpicón, chorizo o paio), acompañado de sus inseparables aceitunas. 

Como plato principal, los amantes de la caza se darán un festín con elaboraciones como el anho assado com arroz de forno o el coelho à caçador. Pero sin duda, lo más típico es el cordero asado con arroz y patatas al horno, una delicia bañada en aceite de oliva y romero. Por otro lado, y como es natural estando en Portugal, el bacalao no puede faltar. El de aquí es una maravilla, aunque para pescado, la lamprea

Por último, el postre. Nuestro país vecino es muy diverso en lo que a dulce se refiere. Recomendamos probar los doces de amêndoa de Foz Côa, el bizcocho borrachão, elaborado con oporto, o las cavacas de Resende.

Viaja hasta allí con tu paladar

Un tinto como este es la entrada perfecta al universo duriense. Una bodega emblemática como lo es Quinta do Vale Meão, uvas nativas y la forma de elaboración respetuosa con la tradición, pero sin dar la espalda a la innovación. Floral, afrutado y con un puto fresco y mineral. Una apuesta ganadora.

Elaboradores como António Maçanita vieron en el Douro un potencial increíble, no solo para ofrecer tintos de nivel mundial, sino también rosados como este. Un best-seller que nos deja entrever una cara diferente de la famosa región.

Douro también es tierra de blancos. Aquí, variedades como la Moscatel galego, Arinto o Viosinho se desenvuelven y vinifican de forma extraordinaria, ofreciendo blancos como este de Poças Júnior, una bodega centenaria que conquista por sus vinos complejos y estructurados. Viñedo viejo, altitud y tradición unidas de forma magistral.

El Colheita de Quinta do Portal es uno de esos tintos que enamoran al primer sorbo. Un vino gastronómico como pocos, increíblemente estructurado, con tanino sedoso pero firme y una acidez excelente. Disfrútalo sin prisas, apreciando como se abre con el paso del tiempo y déjate seducir. Descubre más sobre él aquí.