Claves para acertar con las cervezas artesanas

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Con la cerveza está pasando como con el vino. En el súper o en una tienda especializada, la variedad que encontramos ahora nunca antes la hemos visto. A día de hoy, se ha convertido en un producto que puede llegar a ofrecer una gran diversidad de opciones para elegir. Por eso, conviene tener en mente algunas claves para acertar en la elección de la cerveza artesana que mejor se ajusta a nuestros gustos.

Para empezar, hay que tener claro cómo son las cervezas Lager o de fermentación baja a temperaturas frías, habitualmente ligeras, refrescantes, rubias de color claro, muy brillantes y con mucha burbuja. En cambio, las Ale, de fermentación alta a temperaturas cálidas, son conocidas por ofrecer más matices, son más complejas y tienen más carácter.

Dentro de estas dos grandes categorías encontramos, a su vez, una gran diversidad. El estilo más conocido de las Lager es el Pilsen, como la ciudad bohemia de República Checa, uno de los países europeos con más tradición cervecera. Junto a Alemania son los mayores productores de este estilo de cerveza. Münchner, de color oscuro y sabor especiado, Bock, de gran cuerpo y consistencia, y Märzen, de color rojizo, son otros estilos de cervezas que fermentan a temperaturas frías.

Por otro lado, dentro de la categoría de las Ale también hay diversidad. Las hay más pálidas como las Mid Ale, pasando por las Pale Ale, con un poco de más color, y la Indian Pale Ale, mucho más intensa y amarga, hasta llegar a las Porter, que son las ales más fuertes, de sabor más amargo y de color más oscuro. Las Trappist, elaboradas en monasterios trapenses y muy conocidas en Bélgica, son de color bronce y su sabor suele ser dulce. Las ales alemanas, típicas de Düsseldorf, perdieron popularidad en favor del estilo Pilsen de las Lager, de ahí que cada vez más las ales alemanas se parezcan más a las lager.

Por último, existe una tercera categoría de cervezas, las Lambic, la más salvaje de todas. Fermentan de manera espontánea con levaduras autóctonas, se elaboran con lúpulo viejo y en torno a un 30% del trigo sin maltear. El resultado es una cerveza de marcada acidez y poco amargor. A veces se le añade azúcar para compensarla y casi siempre envejecen en barriles de madera entre uno y tres años. Aunque su origen está en Bélgica, ya cuentan con seguidores y productores en distintos países.

Cerveza blanca

Cerveza rubia

Cerveza ámbar