XXV Salón Peñín de los Mejores Vinos de España

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Hay días que todo winelover y profesional del mundo del vino marca en el calendario. Como auténticos apasionados de nuestra bebida predilecta, el pasado 1 de diciembre tuvimos el placer de asistir al evento anual de la Guía Peñín más esperado, el XXV Salón de los Mejores Vinos de España, celebrado en el IFEMA de Madrid.

Fue un recorrido por más de 1.600 vinos nacionales e internacionales de cerca de 350 bodegas, todos ellos calificados con entre 90 y 100 puntos en la guía 2026. Sí, es casi imposible de abarcar al completo. Por eso creamos nuestra hoja de ruta y nos hemos centrado en dejarnos llevar por la sorpresa. ¿Nuestro objetivo? Catar, aprender y compartir nuestros hallazgos con el resto del equipo. Y el resultado, entre mesa y mesa, fue más que satisfactorio: superó todas nuestras expectativas.

Como siempre, queremos acercaros lo que más nos ha gustado, además de nuestras impresiones sobre lo que aprendimos en una de las grandes masterclass que ofrecieron en el evento. Por eso, aquí os dejamos una selección de proyectos que no podéis dejar de probar este año. Algunos de ellos son viejos conocidos, otros auténticos descubrimientos que esperamos poder añadir a nuestro catálogo. Estamos seguros de que, todos ellos, darán mucho que hablar en los próximos años.

Cata: La influencia de la crianza post degüelle en el cava

Una de las actividades más interesantes de este salón ha sido el programa de catas y masterclass, centradas en una amplia variedad de temas, estilos, elaboraciones y territorios de la España vitivinícola. En nuestra opinión, la cata de apertura del salón, celebrada a las 12:30 de ese mismo día 1 diciembre, fue una de las más destacadas, ya que abordó un tema del que se habla poco pero que merece gran atención: la influencia de la crianza post degüelle en el cava.

Mantel de la cata

La importancia creciente que el mercado de los espumosos ha adquirido en los últimos años se debe también al papel activo de la D.O. Cava, que gracias a sus actividades de promoción y control consigue poner en valor cada aspecto de esta excelencia enológica.

La degustación se dedicó así a un tema muy específico, con potencial para convertirse en un elemento diferenciador en el futuro. La llamada “tercera crianza” es, de hecho, un aspecto todavía poco explorado y que requiere una reflexión informada.

El panel de cata estuvo compuesto por Carlos González, director de la Guía Peñín; Javier Luengo, responsable editorial de la misma entidad; y Judith Manero Andreu, responsable de comunicación de la D.O. Cava. Para evaluar la influencia de la crianza después del degüelle, nos han presentado cinco parejas de espumosos cuya única diferencia era la respectiva fecha de degüelle.

Antes de comenzar, Judith explicó brevemente el método de elaboración del cava y las novedades en materia de etiquetado, deteniéndose especialmente sobre el recién introducido sello de calidad: Elaborador Integral. Esta certificación identifica a las bodegas que llevan a cabo internamente todo el proceso de elaboración, desde el viñedo hasta el embotellado. Son ya varias las bodegas que cuentan con esta distinción, y se esperan muchas más en el futuro.

Posteriormente, Javier introdujo el tema de la sesión, subrayando lo poco que se habla de la influencia de esta suave oxidación, sobre todo en un mundo como el del cava, donde el tiempo pasa “más lentamente” por la alta acidez y la burbuja que hace de agente conservante para estos vinos. Carlos, por su parte, recordó que fueron los propios productores quienes señalaron la necesidad de tener en cuenta esta variable para diferenciar aún más el cava.

Jané Ventura Reserva de la Música Rosé 2022 – Jané Ventura

La degustación comenzó con una pareja de cavas rosados, los únicos presentes elaborados con este estilo, con una diferencia de unos cinco meses entre sus fechas de degüelle. En este caso se percibió un perfil más frutal y ácido en el cava recién degollado, mientras que la versión con más crianza mostraba una textura más cremosa y suave, sin presentar una evolución excesivamente pronunciada.

Cava Eterno 2017 – Chozas Carrascal

El segundo ejemplo resultó menos significativo: debido a un problema logístico, llegaron dos muestras con solo dos meses de diferencia entre las fechas de degüelle. Hablamos de un cava definido por la propia bodega como un ejemplo de “vino mediterráneo de altitud”. Un espumoso fresco y agradable, con algunas notas vegetales y sutiles matices tostados. Sin embargo, las diferencias entre ambas muestras eran prácticamente imperceptibles y no atribuibles con claridad a la crianza post degüelle.

Rimarts 2015 – Rimarts

El tercer ejemplo fue probablemente el más interesante, ya que la diferencia entre las fechas de degüelle era de nada menos que siete años. Aquí, el vino con mayor crianza mostraba claramente una sensación más cremosa en boca, conservando a la vez un carbónico muy placentero. Las notas tostadas eran más suaves e integradas, y podemos afirmar que esta “tercera crianza” realzó y ennobleció los aromas presentes en el vino recién degollado.

Alta Alella 10 2014 – Alta Alella Art Laietá

La cuarta pareja correspondía a una bodega que en Bodeboca conocemos y apreciamos desde hace tiempo, y fue un placer redescubrir sus creaciones desde esta nueva perspectiva. La diferencia entre las fechas de degüelle era de un año, y queda claro que a partir de los 12 meses se puede percibir ya claramente la influencia de la crianza post degüelle. Este cava, que cuenta de por sí con 10 años de crianza sobre lías, mostraba tras un año desde el degüelle un perfil más amplio, complejo y con una “madurez interesante”, en comparación con su versión recién degollada. Los suelos graníticos de su zona de origen aportan una acidez importante, que lo hace longevo y capaz de evolucionar sin perder matices, sino más bien enriqueciéndose.

Parés Baltà Bassegues 2011 (y 2010) –  Parés Baltà

La última pareja debía comparar dos cavas con nada menos que 14 años de crianza, pero debido a otro problema técnico llegaron dos vinos de añadas distintas, lo que imposibilitó evaluar las diferencias entre las fechas de degüelle. Aun así, se procedió a la cata de un cava de 2011 y otro de 2010: ambos vinos de extraordinaria finura, con las notas típicas de una larga crianza: frutos secos, aromas tostados, matices ligeramente melosos. En este caso, la parte carbónica era apenas perceptible, algo natural en crianzas tan prolongadas.

Bassegues 2010

Terminada la degustación, se pasó a las reflexiones finales, en las que intervinieron varios representantes de las bodegas involucradas. Se destacó que, si bien la fecha de degüelle puede aportar valor, también es necesaria una comunicación clara al consumidor, ya que muchos tienden a interpretarla casi como una fecha de caducidad y piensan que el cava debe consumirse cuanto antes.

Aportamos nuestro granito de arena al debate señalando que esta “tercera crianza” es una variable que debe emplearse con criterio. No todos los cavas se benefician de este tipo de crianza: sólo aquellos con suficiente complejidad y concebidos desde el principio para una cierta evolución. Los más sencillos e inmediatos, que expresan su máximo potencial en su fase joven y vibrante, podrían verse en algunos aspectos perjudicados. Asimismo, cavas con crianzas ya muy prolongadas, casi extremas, podrían perder más que ganar añadiendo esta ligera fase oxidativa adicional.

En conclusión, el debate se cerró con la certeza de que la crianza post degüelle puede ser un importante elemento de diferenciación para bodegas, distribuidores y hostelería, capaz también de convertir un producto inmovilizado en un valor añadido, siempre que vaya acompañado de una comunicación adecuada al consumidor final.

Proyectos que nos enamoraron

Posteriormente pusimos rumbo a la atracción principal de este evento, las mesas y stands de las bodegas presentes. Nos reunimos con viejos conocidos, como Terroir al Limit o Zuccardi, también con Diego Magaña en Dominio de Anza. Pero queremos dedicar el siguiente espacio a presentaros proyectos que no tenemos, aún, en el catálogo y que esperamos poder incorporar pronto. Descubrimientos que nos han marcado. 

Parès Baltá

Tras descubrirla en la masterclass, nos acercamos a la mesa de Parès Baltà para conversar con su enóloga, Marta Casas, cuyo talento ha sido reconocido recientemente al ser elegida Mejor Enóloga del Año 2024 por Tim Atkin. Marta dejó atrás el mundo de los fármacos y la investigación para dedicarse al universo vinícola que la rodeaba gracias a su marido, Josep.

Blanca Cusine 2019

Nos contó que sus cavas representan la evolución de una tradición que permanece viva desde 1790. En esta bodega familiar del Alt Penedès, a solo 30 km del Mediterráneo y de Barcelona, varias generaciones de la familia Cusiné han cuidado la viña con una dedicación absoluta. Ese compromiso, hoy más firme que nunca, se refleja en vinos y cavas ecológicos y biodinámicos que capturan la esencia del territorio y el espíritu innovador de la casa. Con ella descubrimos cómo esa pasión familiar y el profundo respeto por la naturaleza se materializan en cada botella: en esta bodega pionera no clarifican los cavas, convencidos de que dicho proceso restaría parte de su pureza y carácter.

Allí, tradición y experimentación caminan de la mano. Sus monovarietales son auténticos laboratorios de creatividad: proceden de parcelas únicas, incluyen variedades poco comunes como la Cariñena blanca y reflejan la filosofía del proyecto de dejar que la naturaleza decida en cada etapa. Fueron además de los primeros en elaborar monovarietales de Xarel·lo en una época en la que esta uva solo se utilizaba en coupages, marcando un hito en la región.

Esa sensibilidad e ingenio se perciben en cada sorbo. Así lo sentimos en Blanca Cusiné 2019, equilibrado y elegante; en Bassegues 2010, un monovarietal de Xarel·lo con crianza en rima durante 14 años; y en Marta de Baltà, un syrah que celebra el anillo de compromiso de Marta con su marido, un homenaje a la familia y al vino, perfecto para un brindis que sella momentos importantes.

Bat Gara

Otra de las grandes revelaciones del día nos esperaba en el norte: Bat Gara y los txakolis alaveses de Txema Gotxi. Nos acercamos por pura curiosidad. Figuraba entre los proyectos destacados en la ruta de descubrimientos propuesta por la organización. Aromas del Sur aparecía como destacado con 95 puntos. ¿La unión entre norte y sur? Eso había que probarlo.

Lo que encontramos allí nos dejó boquiabiertos. A nosotros y a otros tantos asistentes, porque más de uno se acercaba a Txema diciéndole: “me han recomendado venir a probar tus vinos”.

Empecemos por la base. En Lezama, Álava, Txema elabora sus vinos en lo que él mismo define como “un garaje”. Las uvas proceden de dos parcelas minúsculas, de apenas 4 y 2 hectáreas. Desde 2012 experimenta con distintos materiales y tiempos de crianza, un terreno de juego en el que la Hondarrabi Zuri despliega su carácter de forma excepcional. “Todos son crianzas”, nos advirtió; ninguno se parece al txakoli que podemos encontrar en cualquier bar o supermercado.

Acidez alta y graduaciones bajas: no hay combinación más seductora cuando lo que buscamos es dejarnos llevar por las sensaciones. Uno a uno fuimos desvelando las múltiples caras de la Hondarrabi, que en algún caso aparece acompañada por un pequeño aporte de Riesling. Desde su entrada de gama hasta el vino más ambicioso, recorrimos un abanico tan diverso como sorprendente. Destacamos un orange wine, un espumoso por método ancestral y, para culminar, un txakoli de crianza oxidativa de 10 meses en barricas de cerezo, es decir, con velo de flor. Sencillamente impresionantes.

Son vinos que están hechos para quienes buscan algo distinto. Para inconformistas. Para frikis, como nosotros y como el propio Txema, de quien nos despedimos con una sonrisa y afirmando que “para hacer lo de siempre, no hubiera ni empezado”. Esperamos poder contar con ellos en nuestro catálogo muy pronto.

Esteban Celemin Viticultor

También conocimos a Esteban Celemín, ingeniero industrial de formación y enamorado del vino desde que tiene memoria. “Siempre me ha gustado el vino”, nos contaba. “Cuando me mudé a Madrid allá por 1991, me apunté a la Escuela Española de Cata. Creo que cataba unos 3.000 vinos al año por entonces”. Aún no imaginaba que aquella afición acabaría convirtiéndose en su futuro.

Su gran revelación llegó con los blancos del Ródano: estructurados, cremosos, con cuerpo. Le recordaron a los albillos de su pueblo, Castronuño, y a lo que solían ser antaño, cuando la Albillo Real reinaba sobre unas 1.000 hectáreas en la zona, frente a las pocas que sobrevivían entonces, arrancadas en favor de la suiza Chasselas. Decidido a devolverle su antiguo esplendor, se lanzó a recuperar la variedad en Toro. Así nacieron sus siete albillos parcelarios, la insignia indiscutible de su proyecto y que aún no disponemos.

Probamos solo tres, en diferentes añadas, pero basta para afirmar que lo que tiene entre manos es oro puro. Últimas Huellas procede de su parcela más elevada, apenas 0,2 hectáreas de suelos arenosos; A Horquilla ofrece un perfil más herbáceo, cremoso y afilado, definido por sus suelos arcillosos; y Señora Vale es una auténtica obra maestra elaborada a partir de uvas ligeramente botritizadas. Un descubrimiento magistral que destila pasión y pone en valor el enorme esfuerzo de Esteban por mostrar lo mejor de esta uva castellana.

Viñadores del Calcáreo Castellano

Uno de los proyectos más interesantes y, al mismo tiempo, más “oscuros” que hemos encontrado en el Salón de los Mejores Vinos de la Guía Peñín de este año es Viñadores del Calcáreo Castellano, un proyecto situado entre Nava de Roa (Ribera del Duero) y Pampliega (Burgos), donde Raúl Tamayo y Rafa García elaboran una selección de vinos artesanales capaces de transmitir la esencia del territorio.

Hemos utilizado la palabra “oscuro” porque es muy complejo encontrar información en la web sobre este proyecto; y en una época dominada por la “hipercomunicación” como la nuestra, descubrir algo que conserve intacto el placer del descubrimiento es casi una misión imposible.

En la mesa 248 nos centramos sobre todo en Castelae, una selección de vinos sin denominación (etiquetados como Vino de Mesa). Raúl nos guió en una degustación de estas creaciones de carácter ancestral, elaboradas con métodos de agricultura respetuosa. Empezando por Castelae Garnacho 170 Años 2021, la concentración propia de un viñedo ultra viejo (Garnacha de 170 años de pie franco) se percibía de forma extremadamente elegante, balsámica y con una longitud casi infinita, ofreciendo un tinto muy placentero y dotado de un equilibrio impresionante.

Castelae 2021 Blanco, elaborado a partir de Verdejo y Garnacha blanca, fue, en nuestra opinión, uno de los mejores blancos que probamos en todo el salón: estructura, frescura, acidez y una gran complejidad aromática dominada por la fruta blanca y una marcada mineralidad.

Se trata de vinos de producción muy limitada, fruto de una interpretación de la enología que podríamos definir casi “romántica”, pero extremadamente meticulosa. En este caso, el término “micro-terroir” cobra pleno sentido: un pequeño viñedo que funciona como un ecosistema propio, capaz de ofrecer una lectura muy identitaria de una diminuta porción de territorio, pero con una profundidad inmensa.

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Nacida en el seno de una familia vinícola, crecí entre las vides de mi tío en la famosa región de Douro. A pesar de ser portuguesa, me he criado en Vigo. "¿Y qué prefieres?, ¿España o Portugal?". Mi respuesta, los dos, soy ibérica como el jamón. El 'true crime', el arte contemporáneo, la historia, comer y beber bien son mi pasión. Estudié Publicidad y Relaciones Públicas, y realicé un máster de Marketing Online con el que me he enfocado en la redacción de contenido web. Siempre me encontrarás escribiendo algo, tengo mil notas por todos lados.

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Graduada en Ciencias de la Información por la universidad Complutense de Madrid y la Sorbona de París. De padre español y madre francesa, Laura abraza el arte, la literatura y la gastronomía de los dos países que dividen su corazón. En la actualidad, presenta especial interés por el mundo del vino y todo lo que le rodea, uniéndose así al gran equipo de Bodeboca.

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Italiano del sur, enamorado de Madrid y por supuesto de los vinos españoles. Entusiasta redactor de contenidos en el equipo de Bodeboca. Licenciado en Bellas Artes en Roma y apasionado lector, me encantan los cómics, los picoteos, los vinilos de música jazz y exótica. Después de obtener la calificación Nivel 3 del WSET he decidido dedicarme al mundo del vino siempre en busca de nuevos horizontes.