Miraval: el rosado de Angelina Jolie y Brad Pitt

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Escondido en un valle privado en el corazón de Provence se encuentra Miraval. La propiedad en la que la prestigiosa familia Perrin elabora el vino de una de las parejas más mediáticas de nuestro planeta: Miraval rosé.

Guapos, exitosos, filantrópicos y deseados. La familia Pitt-Jolie encontró en Château Miraval un proyecto especial, a la medida de sus multifacéticas personalidades. No son los primeros actores que deciden apostar por el vino, pero se cuentan con los dedos de una mano los se dejan asesorar tan sabiamente como para dejar su elaboración en manos de una saga familiar de viticultores reputados, los Perrin.

 

Miraval se encuentra rodeado de bosques antiguos, olivos, viñedos y fuentes naturales de agua. El maravilloso clima provenzal y un estilo de vida totalmente mediterráneo se combinan para crear una suerte de oasis encantador. Y en este idílico entorno nace un rosé destinado a evocar glamour y Joie de vivre a partes iguales.

Algo eclipsado por sus actuales propietarios, lo que no mucha gente sabe es que Miraval se encuentra ubicado en un importante enclave histórico. Exactamente se localiza al pie de la Vía Aurelia, una extensa ruta que fue construida para facilitar la expansión romana en el siglo 3 a.C. Posteriormente pasó a ser un asentamiento celta y tras la ocupación romana, la propiedad alojó una orden monástica y sirvió como casa noble de la Corte Francesa en el siglo XIV.

En 1970 la historia de este château vive su momento más interesante desde el punto de vista artístico. El conocido pianista y compositor Jacques Loussier se hace con la propiedad y lo convierte en un estudio de grabación: Le Studio de Miraval. Pink Floyd, Sting, Sade o The Cranberries se convertirían en asiduos y grabarían allí discos tan míticos como The Wall de Pink Floyd.

Este espíritu artístico parece que sirvió de alguna forma de inspiración para Brad Pitt y Angelina Jolie. Miraval es actualmente su residencia de verano y por cierto, el emplazamiento elegido para la que fuera su famosa boda secreta. Asociados con la familia Perrin han dado un interesante impulso a Miraval como un lugar dedicado a las artes, la buena gastronomía y los grandes vinos, especialmente rosados. Y lo hacen sin figurar, puesto que mantienen un discreto perfil y dejan que sean los Perrin los que lleven la voz cantante. Miraval Rosé 2015 es un vino de clase y finura, que se debe conocer independientemente del halo de glamour que le rodea. Para los más fans de Provence será un tentador caramelo, perfecto para iniciar interminables conversaciones alrededor de una o más copas de su preciado líquido.