Godello: La blanca que renació del olvido

|Categoría

Durante décadas permaneció en la sombra, eclipsada por otras más conocidas. Incluso estuvo al borde de la extinción. Pero algo cambió. Viticultores visionarios, terrenos escarpados y una búsqueda de autenticidad catapultaron a esta uva gallega a un lugar de honor entre los blancos españoles, convirtiéndola en una de las grandes opciones para el vino por copa en muchas cartas. ¿Albariño o Verdejo? La respuesta es Godello. Pero, ¿qué la hace tan especial para haber cautivado a tantos en tan corto espacio de tiempo? 

Para entender dónde estamos, primero debemos saber de dónde venimos. Fue entre la bruma de las montañas y los suelos pizarrosos de Valdeorras donde se la vió por primera vez en tiempos de ocupación romana. Época tras la cual se continuó empleando ampliamente para la vinificación durante siglos. Sin embargo, a pesar de su lustroso recorrido, su historia moderna es, en realidad, una historia de redención.

Vendimia de la Godello en Viña Costeira

A mediados del siglo XX, España —y Galicia en particular— sufrió un enorme éxodo rural que condujo al abandono casi total de muchas viñas, pues muchos pusieron rumbo a las ciudades en busca de una vida mejor. Este cambio de paradigma favoreció el volumen y la supervivencia agrícola, pero no la calidad ni la tipicidad. Además, la devastación provocada por la filoxera unas décadas antes dejó una huella profunda que perduró durante años. En consecuencia, se optó por variedades más productivas (como la Doña Blanca, la Airén o la Palomino fino), que garantizaban altos rendimientos con menor intervención, aunque eso implicara la pérdida de un valioso patrimonio varietal local. Así fue como la Godello estuvo a punto de desaparecer del mapa por completo.

En los años 70, un pequeño pero idealista grupo de viticultores y enólogos gallegos, entre los que destacaban nombres como el de Horacio Fernández Presa, de Bodegas Godeval, comenzó a tomar conciencia de la fortuna que representaba esta uva. Se inició así una labor titánica de recuperación a través del proyecto Revival (Recuperación de Viñedos de Valdeorras). A través de una rigurosa selección clonal y la replantación de viñedos abandonados, estos pioneros no solo la rescataron, sino que sentaron las bases para un renacimiento que iría mucho más allá de la mera supervivencia. Era momento de recuperar lo que siempre debió ser.

El trabajo en el viñedo, el compromiso con la autenticidad y el respeto por el terruño fueron los pilares del resurgimiento. Viticultores y bodegas como Valdesil, con su histórica finca Pedrouzos, y Losada en el Bierzo comenzaron a experimentar con nuevas técnicas de vinificación y a poner un énfasis renovado en la calidad. Los hermanos Guitián — Ramón, Senén y Mª Carmen — acompañados por los enólogos José Hidalgo y Ana Martín en su proyecto familiar, Bodegas A Tapada, decidieron dar un paso más elaborando los primeros godellos fermentados en barrica. Fue gracias a sus esfuerzos que los primeros vinos mostraron un perfil más nítido, elegante y complejo.

Fue así como a finales de los años 90 Rafael Palacios regresó a esta región orensana, y se propuso elevar la Godello a nuevas cotas de prestigio. Aplicando su visión personal en las vinificaciones, utilizando viñas viejas de terrazas en altitud, fermentaciones en barrica y crianza sobre lías, Palacios logró que la Godello no solo sobreviviera, sino que brillara al nivel de los grandes blancos del mundo. Con vinos como As Sortes y Sorte O Soro, o incluso su entrada de gama Louro, consiguió no solo reconocimiento nacional, sino también internacional, demostrando que esta variedad, con su frescura, mineralidad y capacidad de envejecimiento, tenía todo lo necesario para destacarse entre las más grandes.

Cosechando en Godelia

Como hemos establecido, este renacimiento no solo se debe a un excelente trabajo en bodega, sino también a su origen, en el campo. Además, estuvo acompañada de una expansión territorial por todo el noroeste de España, lo que nos ofrece diferentes perfiles según su lugar de procedencia.

De esta manera, en Valdeorras, cuna y epicentro de su producción hasta el día de hoy, la influencia continental suavizada por la altitud y la orientación de los viñedos permite elaborar vinos con equilibrio entre madurez y frescura. Son blancos de buena estructura, marcada mineralidad y gran capacidad de guarda. En Ribeira Sacra, los viñedos vertiginosos del río Sil aportan un perfil más afilado y aromático, con una acidez tan pronunciada como sus laderas. En el Bierzo, con sus suelos arcillosos y de pizarra y un clima más templado, se encuentran versiones más redondas, a veces con toques más maduros. Finalmente, Monterrei, por su clima más cálido, produce vinos más golosos.

En general, la Godello destaca por su frescura, con una acidez precisa pero bien integrada, vibrante y equilibrada. Su textura es envolvente, brindando una sensación suave y elegante en boca. En nariz, presenta una amplia gama de aromas, desde frutas blancas como la manzana y la pera, hasta cítricos como la lima. También se perciben notas herbáceas y florales, como hinojo y flores blancas. En versiones más complejas, emergen toques salinos y minerales que reflejan su origen atlántico, aportando un carácter único y distintivo.

No es raro que se la compare con la Chardonnay por su capacidad de envejecimiento y su versatilidad, pero su carácter atlántico le otorga una elegancia propia, menos grasa y más sutil. Así es como ha captado la atención de nuevas generaciones de productores, que llegan con fuerza. Jóvenes enólogos, muchos de ellos formados fuera de Galicia, regresan con ganas de experimentar, sin perder su identidad. Trabajan con ánforas, barricas usadas, levaduras autóctonas y adoptan un enfoque de mínima intervención, buscando la honestidad y la transparencia en el vino mientras mantienen vivo su prestigio. 

La prueba definitiva de su éxito es el hecho de que grandes grupos de regiones como Rioja y Ribera del Duero (CVNE, Pago de Capellanes con O Luar do Sil e incluso Emilio Moro) han emprendido su propia aventura con la Godello. La han llevado a todas las mesas, cartas y barras, tanto de España como fuera de ella. Conquistando fieles a cada segundo que pasa. 

En definitiva, el resurgir de esta uva no ha sido fruto de una moda pasajera, sino de la reivindicación genuina de una variedad que tenía mucho que ofrecer. Es un símbolo de cómo una tierra, al escucharse a sí misma, puede reencontrarse con su mejor versión.

+ posts

Nacida en el seno de una familia vinícola, crecí entre las vides de mi tío en la famosa región de Douro. A pesar de ser portuguesa, me he criado en Vigo. "¿Y qué prefieres?, ¿España o Portugal?". Mi respuesta, los dos, soy Ibérica como el jamón. El 'true crime', el arte contemporáneo, la historia, el yoga, las plantas y el vino son mi pasión. Estudié Publicidad y Relaciones Públicas, y realicé un máster de Marketing Online con el que me he enfocado en la Redacción de Contenido. Me encantaría poder vivir en una granja con mi huerto y unas gallinas.