Entrevistamos a René Barbier

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¿Cuál es su mayor inspiración vinícolamente hablando?

A mí siempre me ha inspirado Priorat, por eso estoy aquí. Aunque soy originario de la Côtes du Rhône y mi abuelo tenía viñedos allí, era una zona de Garnachas como aquí evidentemente, pero cuando llegué a Priorat encontré esta similitud con más riqueza aún si cabe.

En muchos artículos le citan como un auténtico visionario. ¿Se siente cómodo con esta etiqueta?

Pertenezco a una familia con muchas generaciones en el vino y gran intuición y esto te puede ayudar a proyectarte con un cierto éxito. Pero además he sido un poco aventurero, he viajado por muchas regiones y esto me ha permitido tener una visión de lo que puede ser bueno e interesante para el futuro. Dicho esto, me siento visionario porque lo que yo he proyectado y que he estimulado con varias personas ha funcionado.

Aún así, no todos pueden replicar la hazaña que supuso revolucionar el Priorat. ¿Qué vio en esta zona hace tantos años?

Creo que en el lado personal es una manera de ser, intuyo y veo las cosas pero sobre todo considero que tengo don de gentes y es lo que me ha permitido involucrar a las personas adecuadas. No me considero una genialidad, más bien una persona justa que ha sido capaz de hacer algo grande acompañado. Y es que las grandes cosas nunca surgen en soledad.

La experiencia familiar me hizo ver que España tenía pendiente el mundo del terruño. En aquella época los sommeliers internacionales solo hablaban del vino francés, luego llegó Italia y finalmente España. Creía y creo firmemente que España tiene el mejor terroir del Viejo Mundo por sus variedades y por su diversidad. Pero sobre todo Priorat es la exageración de esa expresión.

¿Qué significa Priorat para René Barbier?

Priorat es una expresión que se reconoce enseguida en un vino y es maravilloso, siempre se identifica, tanto para bien como para mal, incluso en una cata a ciegas. Creo además que Priorat es una manera de vivir totalmente diferente. Se transformó en el auténtico parque de la ilusión. Sin un duro, como quien dice, partimos de cero en una zona pobre y de hecho muchos jóvenes hoy en día han encontrado una manera de vivir y una manera de ganarse la vida trabajando la tierra y elaborando vinos.

Pero no solo Priorat, en España se han desarrollado muchos proyectos con gran nivel y con una riqueza de su terroir que hoy en día no se discute. Vinos de zonas tan diferentes como Madrid y esto ha sido posible gracias al movimiento que iniciamos, no solo desde el punto de vista de la enología, también poniendo en valor los grandes terroirs excepcionales que expresan un lugar y un patrimonio local.

Han pasado más de 25 años desde aquella revolución. ¿Se arrepiente de algo?

Yo tengo una filosofía muy japonesa al respecto de las experiencias. Todo lo que sabía ayer ya es ayer, no quiere decir que sea malo, pero es que no hay nada eterno. El Priorat lo hicimos entre todos y entre todos hemos aprendido. Por ponerte un ejemplo todo lo que sé y lo que saben mis hijos lo comunicamos, lo decimos sin reserva, porque al día siguiente tenemos que estar frescos y ser imaginativos y esto no quiere decir que no exista una continuidad.

Se habla mucho ahora de las variedades en el Priorato. ¿Cuál es su punto de vista al respecto?

Sobre este tema difiero de lo que se está hablando. La evolución no se para nunca y no hay nada exacto. Pienso que las variedades únicas son buenas en sitios limítrofes. Antes de la filoxera, cuando la planta era real y era mejor que ahora, sabíamos que expresaban el terroir de manera más armónica. Pero después, en el paraíso de las vides, el mediterráneo, no sabemos ni sabremos aún cuáles son las mejores plantas de cada zona y de cada sitio. Muchas regiones francesas se han ido al garete por apostar solo por una única variedad.

En aquel momento en el que llegamos a Priorat solo quedaban 300 hectáreas de 9000 que había antes de la filoxera, y os puedo jurar que de no haber puesto un poco de Cabernet y Syrah junto a la Garnacha, ni Parker ni nadie habría hablado del Priorato.

Discutir ahora sobre si la Garnacha debe ir o no acompañada de la Syrah es reducirlo mucho. Es evidente que sin Garnacha no hay un Priorat, pero que existan otras vides y que se mejoren con otras, mientras expresen lo que es Priorat, no puede nunca ser malo. Yo soy de los que piensa que el mejor vino está siempre por hacer y por lo menos en Mogador siempre tenemos variedades en estudio para mejorar los vinos que queremos hacer.

¿Cómo ve el futuro de Clos Mogador?

Mis hijos Christian y René son ya el presente. Christian con 23 años en la parte de viticultura y René en la parte de bodega, están haciendo cosas estupendas y como padre no puedo sentirme más orgulloso. Lo disfruto y de vez en cuando todavía me dejan hacer. De hecho, creo sinceramente que lo hacen mejor que yo. Incluso los hijos de mi hijo, con 10 y 13 años ya hacen su propio vino y desde pequeños están creando escuela. Tenemos saga familiar para rato.