Clos Mogador

René Barbier llegó a España de la mano de la bodega Palacios Remondo, de la que fue distribuidor desde 1976 a 1979. Más tarde comenzó su propio proyecto adquiriendo una finca en Gratallops. [break]

En esta aventura para realzar los vinos de esta zona le acompañaron en un primer momento un pequeño grupo de amigos entre los que se encontraba Carles Pastrana (Clos de L'Obac), José Luis Pérez Verdú (Clos Martinet) y Dafne Glorian (Clos Erasmus). A ellos se les uniría con posterioridad Álvaro Palacios (autor del mítico vino L'Ermita).

Clos Mogador lo define René Barbier como “salvaje”. Se trata de una finca de 20 hectáreas donde no se arranca ni una sola mala hierba, repleta de biodiversidad, donde conviven viñas de 100 años con otras de 20, de 12 e incluso viñas recién plantadas a escasos metros de las centenarias.

Hay que destacar que tras años de trabajo, René Barbier consiguió que Clos Mogador obtuviera la calificación como vino de finca, una categoría similar a los vinos de pago pero inscrita dentro de una denominación de origen. 

La Finca de Vinya de Manyetes se encuentra también ubicada en el mismo corazón del Priorat, en la población de Gratallops y en el terroir más extremo de la región. Está sometida a unas condiciones climáticas muy duras, y allí se encuentran sus viejas cepas de Cariñena y Garnacha que muestran toda su tipicidad gracias al saber hacer y experiencia de René en la dirección del proceso de viticultura.

Respecto a la recogida de la uva y a los métodos de elaboración, en las fincas en las que se obtiene Mogador y Manyetes la vendimia es manual y se espera al momento óptimo de madurez fenólica para recoger la cosecha. Se transporta rápidamente a la bodega en cajas de 10 kilogramos y se pasa por la doble cinta de selección de entrada, ya que se seleccionan primero los racimos y después los granos.

La fermentación se hace a partir de un pie de cuba espontáneo respetando la levadura autóctona de la zona. Se hacen remontados y bazuqueos a fin de obtener una óptima extracción. Se controla diariamente la evolución del proceso y se vigila que la temperatura no alcance límites excesivos. Este proceso se lleva a cabo en fudres o en barricas abiertas de 500 litros. La maceración es larga, de 4 a 5 semanas, y se decide el descube por criterios de cata.

Se separa el vino flor del prensado y se espera a que arranque la fermentación maloláctica. Tras esta se pasa a barricas donde la crianza se prolongará entre 14 y 18 meses. Después de decidir el momento de embotellado, se filtra suavemente y se espera su evolución en botella.