Azores: el secreto mejor guardado del Atlántico

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Las Azores son ese destino que se encuentra en tierra de nadie. Tanto geográficamente como en el ideario de la mayoría de las personas. Más allá de que son islas perdidas en mitad del Atlántico y que allí se forma un anticiclón, poco se sabe sobre ellas.

Un buen día, escribiendo acerca de los vinos que se originan en estas islas, me picó el gusanillo, así que me puse a investigar. Al poco tiempo me había comprado un billete de avión. Iba sin expectativas, y hoy te puedo decir que ha sido de los mejores viajes de mi vida

Aquí, todo te recuerda a algo, pero a la vez a nada que hayas visto antes. Para mí, es la mezcla que puedes esperar si unes Escocia, Irlanda, Canarias y Hawaii. Una especie de paisaje sacado de El Señor de los Anillos en el que la niebla, y la combinación del sol y la lluvia añaden un aura mística y etérea. Extraño, sí, pero increíble

Forjadas en lava ardiente, estas islas son el ejemplo perfecto de como allá donde nada debería crecer, hay vida. Miles de erupciones, calderas y túneles de lava dan paso al verde más vivo que he visto jamás. Cataratas impresionantes, precipicios de vértigo y formas geológicas imposibles de imaginar. Es naturaleza en estado puro, y te aseguro que una vez las pises solo podrás pensar “¿cómo no he venido antes?”.

Lagoa de Sete Cidades, S. Miguel

Por qué visitar

Para quien le guste el trekking las Azores es el lugar ideal en el que perderse. Las miles de rutas de senderismo conducen a lugares idílicos en los que quedarse boquiabierto ante la belleza del paisaje.

Son nueve islas salvajes, imponentes y rebosantes de vida, un tesoro desconocido y, por ende, con poca masificación turística. Y si ya su población es bastante reducida, te puedes imaginar lo tranquilo que vas a poder estar.

Es el destino perfecto para cargar pilas, reflexionar y desconectar, pero también se puede disfrutar a lo grande de lo que más nos gusta hacer a los que nos pasamos por este magazine, comer y beber como es debido.

Qué visitar

Normalmente, muchos visitan solo la isla de São Miguel, pues es la más grande y cercana al continente, pero yo te recomiendo encarecidamente, si dispones de tiempo, que hagas una ruta incluyendo alguna más. En mi caso, te hablaré de Terceira, Pico y São Miguel

Bien, lo primero que debes ver son sus miradores. Lugares como el Mirador da Boca do Inferno (São Miguel), o el de Serra do Cume (Terceira) son obligatorios. Tampoco te puedes perder cataratas como las de Salto do Rosal o Salto do Cabrito, o parques naturales como el de Grená, en São Miguel. También debes visitar las Furnas, tanto en esta isla como en Terceira. Y ya no digamos las incontables lagunas.

Por otro lado, hay muy pocas cosas comparables a la sensación de adentrarse en las profundidades de la tierra a través de un túnel de lava. Créeme, al principio fui reticente pero ha sido una de las mejores experiencias que he vivido. Para ello, las mejores son la Gruta do Natal y el Algar do Carvão, en Terceira, o la Gruta das Torres, en Pico.

Y hablando de Pico, esta isla es Patrimonio de la Humanidad por su paisaje vinícola. A los pies del volcán, las vides crecen a dos pasos del mar, protegidas de los vientos salinos e inclemencias del tiempo por muros de piedra que construyen manualmente equilibrando una sobre otra. Bodegas como Azores Wine Company o la Cooperativa Vitivinicola da Ilha do Pico  te ofrecerán una experiencia de altos vuelos. 

Viñedos de Azores Wine Company

Comer y beber

Amigos, este es el paraíso de los amantes del mar. El pescado aquí es increíble, pero lo que debes probar sí o sí son las lapas. Sí, lapas, como las que vemos en las rocas de la playa, a la brasa y con un chorrito de limón. Te adelanto que son algo espectacular, y si las maridas con un Arinto dos Açores, la combinación será explosiva. 

Lapas del restaurante Ancoradouro en Pico

Pero no solo hay mar, la carne roja es potente también por estos lares. La alcatra regional en Terceira es el solomillo superior de la vaca, guisado lentamente durante horas en cazuela de barro y servido con patata frita. Suave, sabrosa, alucinante, la de Tasca das Tias (Rua de Sāo Joāo 113, Angra do Heroísmo) es una experiencia casi religiosa.

Por último, en Furnas, São Miguel, preparan un cocido volcánico espectacular. En una olla, se preparan las legumbres, patatas, ñame y toda la carne, para después introducirla, bien protegida, en cráteres de azufre que tapan y entierran durante 8 horas. El resultado es de lo más interesante. Me dejo de rodeos: está buenísimo.