Dominio de Tares

Esta tierra es un inmenso y complejo puzzle de suelos y microclimas, donde el concepto 'château' no tiene validez. Descubrir viejos viñedos y ponerlos a punto para ofrecer lo mejor de cada uno ha sido el eje sobre el que han pivotado los esfuerzos del equipo técnico de Dominio de Tares junto con técnicos de la Universidad de León.

El éxito alcanzado en El Bierzo llevó al grupo Domino de Tares a explorar otras zonas. De ahí que hayan puesto en marcha el proyecto Dominio dos Tares en Castilla y León y hayan adquirido Pazos de Lusco en Rías Baixas.

En 2001, y con la experiencia adquirida de la primera vinificación, en Dominio de Tares se seleccionaron siete pagos de características muy específicas en los que la variedad se expresaba de manera excepcional. Viñedos con más de 40 años de antigüedad y con sistemas radiculares muy profundos que obligaban a la cepa a nutrirse en el subsuelo.

Todos ellos están situados a una altitud media de 600 metros sobre el nivel del mar en escarpadas laderas de pizarra y grava orientadas al sur. En ellos se obtiene una producción media de 4.000 kilogramos por hectárea.

La bodega cuenta con 36 depósitos de acero inoxidable que permiten vinificar cada pago en condiciones únicas mediante la asistencia de equipos de climatización que controlan al máximo la temperatura de cada proceso. Los trasiegos se realizan por gravedad a las barricas ubicadas en un nivel inferior. La bodega también dispone de equipos de microoxigenación de última generación, así como de mesas para la selección manual.

La cava de crianza ha sido construida subterráneamente en hormigón armado con un sistema automático de drenaje para un mejor control del microclima interior, exento de oscilaciones térmicas y con una humedad relativa estable. La bodega cuenta con más de 2.500 barricas de roble de diferentes procedencias (francés, americano y centroeuropeo) de grano fino y diferentes tostados.