Jesús y Esmeralda, vignerons en Pieros (León)

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Jesús Hermida y Esmeralda García son los dos responsables de Pagos de Nona, una bodega singular, ya que elabora vinos tanto en la D.O. Rueda como en la D.O. Bierzo. El motivo de esta dicotomía es que Jesús es berciano y Esmeralda es segoviana, y sus respectivas familias han trabajado el viñedo desde hace décadas. Dentro de su proyecto en El Bierzo elaboran El Couto, un fresco y joven tinto elaborado íntegramente con la uva Mencía. Este vino está elaborado de manera totalmente ecológica, sin la utilización de ningún compuesto químico. Esta entrevista con ellos ha sido realizada con motivo de la aparición de El Couto Mencía 2015 en la caja Club Vignerons de BODEBOCA de octubre de 2016.

Pagos de Nona es un proyecto medio segoviano medio leonés. ¿Cómo se puede tener la cabeza a la vez en dos regiones tan distintas?

Somos dos personas y Jesús dedica mucho más tiempo a la parte del Bierzo y yo (Esmeralda) me centro más en la parte de Segovia, que es de donde soy originaria. Tenemos una forma de vida algo nómada, pues vivimos la mitad de los días del año en un sitio y la otra mitad en el otro, pero afortunadamente tenemos la estructura necesaria para poder hacerlo así. De otra manera no existiría Pagos de Nona.

Reivindicáis una vuelta a los orígenes mediante una elaboración tradicional. ¿En qué se traduce esto?

Consiste simplemente en escuchar y entender tu propio campo sin necesidad de utilizar ningún tipo de producto químico para elaborar cualquier vino. No nos consideramos ningunos revolucionarios en ese sentido, simplemente se trata de recoger el conocimiento ya establecido y volver a ponerlo en práctica. A veces en el mundo del vino hemos querido avanzar tanto que hemos olvidado de dónde venimos.

Habláis continuamente de libertad. ¿Por qué Pagos de Nona es para vosotros un proyecto tan liberador?

Aquí no dependemos de nadie, sino solo de nosotros mismos. Y en ese sentido tenemos la libertad de hacer siempre lo que a nosotros nos gusta. Hemos trabajado en grandes bodegas bajo unos cánones establecidos y si hay algo que te proporciona la agricultura es esa libertad. Hacer vinos libres es la máxima para cualquier persona que ame el vino.

¿Qué os llevó a recuperar viñedos antiguos que estaban abandonados a su suerte?

Evidentemente la vinculación personal, cada uno en nuestra zona. Nuestro oficio y lo que somos se lo debemos a la gente que nos ha criado, que son nuestros abuelos, y puesto que algunos de ellos todavía viven, creemos que es una obligación moral no dejar perder ese patrimonio cultural y emocional que nos han transmitido.

Lleváis 4 años haciendo vuestros propios vinos. ¿Qué habéis aprendido trabajando para vosotros mismos?

En la Universidad aprendimos un modelo de agricultura económica que aplicamos en nuestros trabajos anteriores en grandes grupos bodegueros, y al final hemos vuelto a hacer las cosas como las hacían nuestros antepasados y como nos las enseñaron cuando éramos pequeñines. Hemos aprendido a valorar mucho la libertad como creadores y a entender mucho mejor el ciclo de la vida no sólo en el viñedo, sino la vida de cada uno de nosotros como personas. 

¿Cuáles han sido las mayores dificultades de este proyecto?

En primer lugar las económicas, y en el caso de Esmeralda, como mujer, la dificultad de que algunas personas todavía no la encajen como mujer agricultor y mujer viñador. Hay situaciones cotidianas como ir a comprar un arnés para una desbrozadora y que todos le vengan grandes y tenga que adaptarlos.

¿Qué tipo de vino es El Couto Mencía 2015?

Es una Mencía sin intervención, sin madera, que sabe a Bierzo, a esos suelos pizarrosos, ácidos, y esa climatología viva, verde, con fuerza y brillo. Al final es un vino muy auténtico en ese sentido, es la propia uva. La expresión pura de la parcela en la que nace.