Can Roca: Cromatismo Naranja y el poder de un buen maridaje

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Como sumiller de Bodeboca suelo recibir muchas consultas relacionadas con maridaje.

La semana pasada estuve en El Celler de Can Roca (Girona) y me alegró ver que algunos de los vinos elegidos para armonizar las creaciones de Joan son también apuestas de nuestro Comité de Cata. De hecho, los he recomendado en algunas ocasiones. Por ello os contaré mi visita y espero que, tras leerla, os animéis a probar algunos de estos fantásticos vinos.

Hay algunas historias que deben empezar por el final.

El Menú Festival de El Celler de Can Roca tocaba a su fin cuando los camareros comenzaron a colocar los diferentes platos de Cromatismo Naranja en nuestra mesa. Había visto aquella bola perlada en mil fotos e incluso en televisión. De hecho, tras un año de espera desde que hicimos la reserva, llegué a pensar que lo mismo no nos tocaría a nosotros disfrutarla. Afortunadamente me equivoqué.

Cromatismo Naranja

Agarré la cuchara y estrellé el dorso sobre la parte superior, que se hizo añicos. Destruir aquella belleza es el precio que hay que pagar para descubrir el interior y poder llevármela a la boca. Esferas de albaricoque, mango y naranja se entremezclaban con la crema de azahar, pétalos de flor y helado de yema, sobre una base de zanahoria. Lo que vino después me acerca a uno de los momentos más sublimes, gastronómicamente hablando, que he tenido la oportunidad de disfrutar. Es, sencillamente, el mejor postre que he tomado en mi vida. No estaba solo. Nuestra mesa se convirtió en una sinfonía de suspiros y “uhmmmmm” de diversa índole. En Can Roca deben estar acostumbrados a tal alarde de satisfacción, pues me dejaron repetir. Gran detalle y doble éxtasis.
El vino elegido por Josep ‘Pitu’ Roca y su equipo de sumilleres para maridar Cromatismo Naranja fue Matías i Torres Malvasía Aromática Naturalmente Dulce 2012. Un vino que, como el propio Cromatismo Naranja, es expresivo, sutil, elegante y a la vez complejo. La armonía resultante hizo que la experiencia fuera aún más memorable.

Curiosamente Matías i Torres no fue el único vino canario seleccionado para acompañar alguno de los platos del menú. La caballa con tempeh de judías se sirvió con el magnífico Vidonia 2015 de Suertes del Marqués, elaborado al 100% con esa listán blanco plantada sobre suelo volcánico, de una mineralidad extrema. Aquel fue otro de los combos ganadores que nos deparó la velada.

En un menú tan largo, elegir los vinos con sabiduría es la delgada línea roja que puede separar una gran experiencia de una simplemente correcta. En ese sentido considero que escoger la opción de maridaje es la mejor opción. Son 17 vinos elegidos ex profeso para acoplarse perfectamente a cada plato. Vinos que además son explicados por el sumiller en el momento del servicio. Pedir por botellas e incluso copas es posible, pero los 3 grandes libros que componen la carta pueden resultar un tanto abrumadores si se tienen dudas. El papel de los sumilleres es ahí, una vez más, decisivo.

En El Celler de Can Roca entendieron hace muchos años que gastronomía de calidad implica combinar exitosamente el trinomio formado por cocina, bodega y sala. Y aunque también hubo claroscuros (la perfección no existe) la experiencia global de compartir mesa y mantel con buenos amigos en el templo de los Roca se quedará para siempre grabada en mi memoria.

Adolfo Fernández, sumiller de Bodeboca

 

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De Utrera, Sevilla. Ciudadano adoptivo de la capital y parte de la familia Bodeboca desde 2016. Empecé como el sumiller de la casa (qué tiempos) y a inicios de 2018 pasé a formar parte del departamento de Selección y Ventas, del que ahora soy responsable. Me es imposible entender la vida sin la gastronomía en general y sin el vino en particular. Fervoroso amante y defensor de los vinos de Jerez, Loira y Piamonte.