Antonio Madeira

Y eso es lo que nos ofrece en cada copa, un trozo de la sierra más alta del país vecino y subzona de Dão. Vinos que dejan hablar al terruño, complejos y extremadamente elegantes y minerales donde más de una treintena de variedades olvidadas, e incluso en peligro de extinción, son mimadas y recuperadas creando auténticas piezas de joyería líquidas. 

La pasión, dedicación y precisión de Antonio Madeira son los pilares sobre los que se asientan todos sus vinos, y es que este francés descendiente de portugueses siempre tuvo muy claro que la región en la que tiene sus raíces, debía ser la misma en la que elaborar sus vinos.

Aquí, las viñas asentadas en suelos graníticos, se cultivan biodinámicamente y vinifican de forma natural, en cubas abiertas en las que la temperatura se controla con bolsas de hielo y el frío nocturno de la sierra. De esta manera, Antonio busca conservar al máximo las características tan expresivas de este imponente paraje y sus castas autóctonas.