‘Primeurs 2025’ de la mano de François Lurton
Durante muchos años escribí sobre los Primeurs en las campañas que hacemos en Bodeboca pero nunca había estado en persona. En la mayoría de los casos tiré de historia, documentación e incluso de mapas, poniendo mucha teoría y datos e imaginando lo que sería estar allí para poder trasladarlo en mis textos. Pues he de decir que me quedé siempre corta.

He tenido el enorme privilegio de poder hablar de Primeurs en primera persona gracias al viaje que organizó el equipo de François Lurton para un selecto grupo de periodistas, distribuidores y divulgadores españoles. Y no cualquier grupo, porque allí estuve con Santi Rivas o con Manel Sarasa, entre otros.
Burdeos siempre será Burdeos. No me voy a extender en contar lo que supone pisar esta meca del vino. Hace poco hablábamos precisamente en nuestro podcast Sala de Cata sobre la compleja situación que vive la región con los últimos acontecimientos relacionados con la caída del consumo, especialmente en China.
Ir con un “insider” que es nada menos que la cuarta generación de una familia ligada indisolublemente a Burdeos, al que absolutamente todo el mundo conoce, me permitió llegar a sitios y escuchar fragmentos de conversaciones que no están reservados a todo el mundo. Desde el Hangar 14 ya percibí ciertos movimientos, que podrían pasar desapercibidos si te dejas deslumbrar por los grandilocuentes nombres, pero alguien atento puede intuir que algún pequeño temblor se está gestando. Si pensaba que Burdeos no era ya muy cool estaba equivocada.

Dejo por tanto mi primer titular resumen del viaje: Ya no se necesitan tantos años para disfrutar de un gran vino de Burdeos. Hoy un 2015, en el caso de los grandes châteaux, ya está listo para ser disfrutado y en el caso de los pequeños, incluso un 2023 se podría abrir sin reparos.
La complejidad que puede llegar a alcanzar un gran vino de Burdeos es básicamente una cuestión de tiempo. Y la circunstancia que ha definido esta forma de comercialización —la venta a la avanzada— es justamente anticiparse.
En Primeurs los vinos no están terminados, por lo que la cata se convierte en una suerte de vaticinio de lo que te ofrece ahora en boca y lo que podrá llegar a ser ese vino cuando se termine, y el precio que podrá alcanzar, claro. Realmente se trata de constatar in situ que el corte del bodeguero, eso que ha imaginado que será el líquido con el tiempo, ha sido o no el acertado.
Lo que sí puedes comprobar catando en Burdeos son los distintos perfiles aromáticos que tienen los diferentes châteaux, y esto se debe principalmente al juego que cada uno de ellos hace con sus diferentes assemblages (variedades, edades de la viña, te dan expresiones aromáticas distintas).
Al final se trata de un juego de equilibrios entre vinos que se muestran ya muy carnosos y frutales (la Merlot en esencia) y vinos en los que se aprecia la estructura de la Cabernet sauvignon o los matices que aportan variedades como la Cabernet franc o Petit verdot. Pero también te percatas de que hay botellas que están ya muy cerca de lo que serán, otras que van sobradas de fruta y que necesitan el aporte de la madera, y algunas que están realmente lejos de lo que se espera de ellas.
¿Qué se cuentan de la añada 2024 en los Primeurs?
La añada 2024 en Burdeos es esencialmente una cosecha pequeña, heterogénea y algo menos concentrada. Complicada, con mucha lluvia durante la vendimia, especialmente en el mes de septiembre. De hecho, escuché en una de mis visitas que 2024 fue uno de los inviernos más húmedos en la historia de Burdeos. Un verdadero dolor de cabeza en los viñedos.

François me tira un dato mientras saluda a varios colegas: “Saint-Julien posiblemente es el mejor éxito de la añada 2024”. Tras varias rondas por las mesitas de cata, todas iguales, pulcras y ordenadas, diligentemente organizadas por la Union des Grands Crus de Bordeaux, algunas estrellas destacan entre las apelaciones de Saint-Estèphe y Pauillac. Aunque si tengo que mojarme, mis favoritos estuvieron entre Margaux y Pessac-Léognan.
Otro dato interesante que parece una obviedad. Los “seconds vins” no sólo interesan desde el punto de vista de la economía de tu bolsillo —suelen costar la mitad del Gran Vin— merecen también la pena porque están pensados para ser disfrutados en el corto plazo.
L´association
El mismo día de nuestra llegada visitamos Le Chapon Fin para catar Grand Crus Classés de Saint-Émilion que no se van a vender en Primeurs porque tienen su propia red de distribución. Es una fiesta alternativa, como quien dice.

Lo primero que observo al entrar es una botella preciosa parecida a una damajuana, que resulta ser un Armagnac. François le toma una foto entusiasmado y yo hago lo propio, mientras me cuenta que es su mujer la que elabora su Armagnac con ojos orgullosos.
En este lugar que se debe ir a conocer, y no sólo por su curiosa arquitectura, encontramos y catamos Château La Serre, “El burdeos de culto”, como bien apunta Santi Rivas, y uno de los que más se ha encarecido en los últimos tiempos. Veo etiquetas familiares como Château Sansonnet y Château Laroque, y alguna sorpresa como Château Yon-Figeac que me pareció el mejor de esa cata. Nos quisimos quedar a vivir allí, pero debíamos seguir la ruta.
Martes de châteaux
Lo que ocurrió ese martes es una bonita carrera contra el tiempo para darnos la oportunidad de visitar algunos de los “castillos” de la familia Lurton en Burdeos. Iniciamos la jornada en Château Durfort-Vivens, con sus primos Claire y Gonzague Lurton. Pasamos la siguiente hora en Château Talbot, y tomad nota de este tip pro de Santi Rivas: “Château Talbot con años es espectacular, y de los pocos que aún no es caro”.
Catamos y comimos en Château Phélan Ségur, en Saint-Estèphe. Un lugar lleno de preciosos detalles y con un trato exquisito en el que pude catar en primeur su añada 2024, al que han llamado “Les Quatre Saisons, une année tourmentée«, y disfrutar de un 1993 soberbio. Si os genera curiosidad ya mismo podéis adquirir su Frank Phelan 2020, su segundo tinto, desenfadado y delicioso.
Varias visitas y días después reflexiono sobre lo allí vivido y más que tener la oportunidad de catar un mítico Château Margaux —lo escribo y me produce una sensación automática de vértigo— el privilegio realmente reside en ser parte, por unos días, de esa corriente invisible que une a gente tan diversa de todos los países del mundo. Que puedas conocer a los depositarios de legados legendarios, que compruebes que son de carne y hueso. Algunos te sonreían y otros observaban, cautelosos, las impresiones de esta extraña que se ha presentado, móvil en mano, a catar sus vinos.

No olvidaré que en Château Kirwan tuve un encuentro de lo más curioso. Me disponía a abandonar la sala cuando alguien, que nos había observado silencioso, me aborda y con un marcado acento español pregunta que de dónde veníamos. Se presenta como el bodeguero (Maître de chai) y me dice que es de Albacete, concretamente de La Roda. Jerónimo —Jérôme Castillo— me sonríe y le pregunto si le puedo hacer una foto que inmortalizo en este post.
Acaba la jornada y sería un buen regalo ofrecer una pasta blanqueante de dientes. Las encías moradas no suelen salir bien en las fotos. Por cierto, ninguna foto hará justicia a la experiencia que François Lurton nos hizo vivir esos días.
Recientemente Wine Enthusiast publicaba un artículo en el que afirmaba que “Los millennials no sólo quieren beber vino elaborado por alguien: quieren conocer a la persona que lo elaboró”. Básicamente quieren vinos que hablen de lugares, personas y propósitos. Justamente lo que yo viví durante un día y medio trepidante en el que comprobé que Burdeos tiene alma propia, que es mucho más que historia, legados, grandes familias o paisajes de postales. Es un lugar mágico en el que durante una semana ocurren y concurren las intuiciones, anhelos, conocimientos y experiencias de miles de amantes del vino en todo el mundo. ¿Usted quería historias y grandes vinos? Aquí las tiene a raudales.
Publicista de carrera, sumiller por azar y storyteller nata, en los últimos diez años responsable de la creación de la marca Bodeboca y su exitosa estrategia de contenidos. Hablo más que cato, pero si cato y me enamora una historia, no paro hasta lograr que tú también lo hagas.
Muy interesante el artículo. He disfrutado mucho leyéndolo.
Liuber! Muchas gracias por leerme y por tu comentario, me alegra que hayas disfrutado, es lo que me pasó a mi y he intentado transmitirlo en ese post aunque me dejé muchas cosas fuera 🙂