Por qué el vodka no debe faltar en nuestra mesa

¿Qué asocias con el vodka: el frío, Rusia o las patatas? Parece que nos dividimos en dos grupos: los que piensan en paisajes nevados, a lo Doctor Zhivago, y los que recuerdan, con cierta inquietud, su primera resaca. Sin embargo, en nuestras latitudes rara vez se sirve vodka y, cuando se hace, suele ser en un cóctel sin revelar nada de su carácter y de su alma. Por eso, me gustaría disipar algunos de los prejuicios que lo rodean. Porque si es de buena calidad, el vodka promete un placer especialmente suave y no debería faltar en nuestra mesa.

Un perfil breve

¡Ojo! También existe una normativa de la UE para el vodka que dice más o menos lo siguiente: el vodka es una bebida espirituosa elaborada a partir de alcohol etílico que tiene una graduación mínima de 37,5% vol. y puede obtenerse a partir de patatas, cereales u otros productos agrícolas. Tras la destilación puede filtrarse, entre otras cosas, a través de carbón activado para mejorar sus características sensoriales. Además, se pueden usar aromatizantes naturales siempre que no sean el sabor predominante.

Antes de que se inventara el alambique Column Still como proceso de destilación continua, el vodka era un aguardiente con mucho carácter que se enriquecía con hierbas aromáticas. Un ejemplo especialmente conocido es el Zubrowka polaco. Solía ser un remedio para todo y aún hoy me lo cuentan mis parientes mayores: si te aprietan los zapatos ¿por qué no los mojas en vodka para que te queden más anchos? 

Con el tiempo, también entró en juego la filtración por carbono con el objetivo de producir una bebida filtrada lo más neutra posible. Mientras tanto, también existen Craft-vodkas artesanales con carácter y el enfoque «del campo a la botella» de productores pequeños. Aquí, al igual que ocurre con el whisky, la diferencia está en la procedencia del agua.

Mucho mito, poca verdad

Sobre patatas y terroir

Como hemos visto antes, el vodka no solo se elabora a partir de patatas, sino con casi cualquier materia prima como puede ser, por ejemplo, quinoa y uvas. Tradicionalmente, se utilizaba algún producto que fuera abundante en el país (centeno en Rusia, trigo en Ucrania o patatas en Polonia). Puede que las patatas no parezcan el punto de partida más adecuado para la elaboración de tragos nobles, pero precisamente ahí está el error. Al igual que el vino, también puede decirse que el vodka tiene terroir. Las patatas aportan al destilado notas cremosas, dulces y terrosas y producen bebidas llenas de carácter. Puedes reírte, pero ¡hay vintage-vodkas!

El trigo confiere al vodka un sabor neutro, cualidad especialmente ventajosa para la elaboración de cócteles. Para un vodka martini, en cambio, también se puede experimentar con distintas variantes de carácter. Y hablando de experimentos: ¿qué tal un Vodka Old Fashioned? En lugar de un whisky, podrías probar un vodka a base de patata, ¿por qué no?

100% hecho en Rusia 

La palabra vodka es de origen eslavo. Ya sea en eslovaco, ruso, serbio o ucraniano, es el diminutivo de la palabra «voda», que significa agua. Pero eso no significa que solo se produzca en Rusia. Como todos sabemos, siempre viene bien ampliar horizontes. Atrévete a atravesar las fronteras conocidas y te sorprenderás de lo que hay por descubrir más allá del Smirnoff. Empezamos nuestro rumbo por el llamado “Vodka Belt” (Cinturón del Vodka), que incluye Bielorrusia, Estonia, Finlandia, Islandia, Letonia, Lituania, Noruega, Polonia, Rusia, Suecia, Eslovaquia y Ucrania, donde la tradición de este destilado se remonta a muchos siglos atrás. Pero no solo en el norte y el este se pueden encontrar verdaderas joyas, también en Francia, Alemania, Austria o incluso España.

De chupitos, resacas y tradiciones auténticas 

Mi primer consejo: si ves el nombre de un jefe de Estado (a menudo ruso) en la etiqueta de la botella, ¡mejor déjala en paz! Muchos no queremos ni pensar en el vodka, porque nos trae a la mente fiestas de estudiantes con alcohol barato y numerosos chupitos que únicamente provocan dolor de cabeza. Quizá deberíamos empezar de cero, con un producto de la máxima calidad. 

Pero, ¿qué hace tan especial al vodka? Cuando nos vamos de viaje, queremos conocer la cultura de un país en todas sus facetas. Y qué mejor manera de hacerlo que descubriendo la comida y la bebida locales. Siempre hay tradiciones especiales asociadas a ella, y con el vodka no es diferente. Una tradición especialmente bonita en relación con esta bebida es la de Eslovaquia. Ahí se entierra una botella casera en el jardín cuando nace un bebé, y cuando el niño cumple 18 años, o el día de su boda, se bebe junto con la familia y amigos.

¡No siempre tiene que ser caviar! 

Cuando bebemos vodka y destilados en general, a menudo cometemos el error de no comer lo suficiente. Algo que nunca ocurriría en latitudes donde la bebida forma parte de la vida cotidiana desde tiempos inmemoriales.

Unos imprescindibles