¿Hacia dónde va el mundo del vino?
Hace unos años, siete para ser exactos, salió a la luz un disco del gran saxofonista John Coltrane que se creía perdido. Se trata de una serie de grabaciones de 1963 de su cuarteto clásico que se incorporan a la rica discografía del artista estadounidense. Pero, ¿por qué os hablo de este disco?
Retrocedamos un segundo y partamos del título: Both Directions at Once. Wayne Shorter nos cuenta que John Coltrane le dijo una vez que su búsqueda musical se puede resumir con este lema: «empezar una pieza por el centro y luego continuar hacia el principio y hacia el final, en ambas direcciones al mismo tiempo».
En mi opinión, esta breve frase describe a la perfección la situación actual del mundo del vino, tanto en España como a nivel global. Vivimos una realidad extraña, en la que no sabemos hacia dónde vamos, quizá porque vamos en varias direcciones a la vez.
En los últimos años, las técnicas de cultivo biodinámico han pasado de considerarse brujería a ser utilizadas por grandes empresas para intentar revitalizar suelos demasiado explotados. Al mismo tiempo, el progreso tecnológico nos proporciona herramientas como drones, sensores inalámbricos e imágenes por satélite para optimizar la gestión de auténticos viñedos inteligentes.
Por un lado, avanzamos hacia el redescubrimiento de variedades antiguas, viñedos y técnicas de elaboración ancestrales, y al mismo tiempo se crean nuevos productos, vinos desalcoholizados mediante filtros de osmosis, GoLo o electrodiálisis.
Vivimos en un mercado global en el que desde las islas Fiyi se puede comprar cómodamente Ice Wine canadiense, donde las nuevas oportunidades también significan nuevos competidores. ¿Rioja o Ribera, pero también Ródano o California, Chianti o Mendoza?

Entre los millones de botellas que descansan en las estanterías y en los almacenes de las bodegas, pasamos a aquellas que casi no llegan al mercado porque ya están vendidas. Vinos con precios que se triplican o, a veces, se multiplican por diez en función de una moda y un proceso de «gentrificación» bien explicado por Santi Rivas en su libro Vinos Gentrificados. Nos dirigimos hacia una polarización extrema entre productos extremadamente sencillos a precios de saldo y elixires refinados y muy caros reservados a unos pocos iniciados.
En una época en la que para algunos la etiqueta de una botella vacía de Dom Pérignon es más apetecible que el propio líquido, un selfie de una influencer coreana de K-pop vende más botellas que una reseña de un experto conocedor; creemos que ahora es el momento adecuado para descubrir nuevas etiquetas, informarse, experimentar (beber), quizá ir más allá de los seis segundos del reel.
El vino es una bebida social, aunque solo sea por su formato (botella de 75 centilitros), y quizás la forma de salir de la crisis para este sector sea precisamente volver a compartir y redescubrir el placer de la convivialidad. Ya sea una barbacoa al aire libre (echa un vistazo a este post para obtener algunas sugerencias interesantes), un aperitivo con amigos, una pequeña cata a ciegas organizada en casa para sorprender a nuestros invitados, o incluso una simple cena, lo importante es no perder el valor de compartir.
Italiano del sur, enamorado de Madrid y por supuesto de los vinos españoles. Entusiasta redactor de contenidos en el equipo de Bodeboca. Licenciado en Bellas Artes en Roma y apasionado lector, me encantan los cómics, los picoteos, los vinilos de música jazz y exótica. Después de obtener la calificación Nivel 3 del WSET he decidido dedicarme al mundo del vino siempre en busca de nuevos horizontes.