Pioneros en la elaboración de espumosos en el Penedés
Mestres es una antigua casa de elaboradores de cava ubicada en pleno corazón de Sant Sadurní d’Anoia, concretamente en la mismísima Plaza Mayor de la localidad. [break]
Esta población barcelonesa, situada en plena comarca del Penedés, es una de las grandes capitales del Cava en España, ya que alberga también la sede de otras grandes firmas elaboradoras de este tipo de vino.
En el caso de Mestres, su vinculación con el mundo del vino se remonta nada más y nada menos que al año 1312, con la fundación de la bodega por parte de los antepasados de los actuales rectores de la casa. Durante 30 generaciones, estos han sabido conservar la tradición y filosofía de elaboración de los primeros vinos creados por la familia, que a día de hoy todavía se siguen obteniendo de forma completamente artesanal.
Fue en el año 1925 cuando se decidió incorporar al vino original que se elaboraba en Mestres una segunda fermentación al estilo de los que se elaboraban en Francia, y fue tres años después cuando Josep Mestres Manobens descorchó la primera botella de vino espumoso de la familia elaborado siguiendo el método tradicional o champenoise.
El espíritu innovador de Josep Mestres le llevó a crear en 1945 el primer cava sin añadir azúcar después del degüelle, al que llamó Coquet Visol Triple Seco. Esta filosofía siguió con su hijo Antoni, que introdujo las barricas de madera en la primera fermentación del mosto para obtener el vino base del futuro cava.
Precisamente las largas crianzas son una de las señas de identidad de los espumosos de Mestres. De hecho, actualmente algunos de sus cavas tienen crianzas ya en botella que superan los 10 e incluso 15 años, con lo que se busca una mayor integración del carbónico y que se active el proceso de autólisis o autodestrucción de las levaduras.
Para los cavas, Mestres utiliza solo uvas autóctonas como la Xarello, la Parellada, la Macabeo, la Trepat o la Garnacha. Para ello se surten de viñedo viejo propio, que alcanza una edad media de más de 50 años, y también viñedo controlado algo más joven.
Ya en bodega, una de las singularidades de la elaboración de los cavas Mestres es la utilización del tapón utilizado en la botella durante la segunda fermentación. Aquí, a diferencia de la mayoría de bodegas, se utiliza también el tapón de corcho a la manera tradicional, lo que permite una microoxigenación del vino que se traduce en un carbónico más fundido e integrado, una evolución de aromas más rica en matices, y la formación de moléculas más complejas durante la autólisis de las levaduras.
Este método, aunque más costoso económicamente, permite obtener un resultado que se aprecia tanto en nariz como en boca, con vinos muy estructurados, intensos y con un carbónico menos agresivo. Todo sin perder la sensación de frescor que caracteriza a los mejores cavas del mercado.