Clos de Tart

En 1141, las monjas cistercienses de la Abadía de Tart fundaron el afamado Clos de Tart, el cual perteneció a esta orden hasta la Revolución Francesa. Más adelante, pasó a manos de la familia Marey-Monge, hasta 1932 que se vendió a la familia Mommessin, quien se encargó de él hasta 2018, cuando finalmente fue adquirido por François Pinault, su actual propietario.

Con 7,53 hectáreas, el viñedo del Clos de Tart es el mayor de los monopoles clasificados como Grand Cru en Borgoña. Las viñas viejas, en su mayoría Pinot noir, forman hileras perpendiculares a la pendiente de la colina de Morey Saint-Denis, una condición desafiante que dificulta el trabajo del viñedo pero a la vez protege al suelo de la erosión. Además, la exposición sureste hace que los racimos estén expuestos a la luz del sol, alcanzando siempre la madurez óptima hasta su vendimia tardía.

Algunos vinos se elaboran con cepas que rozan los 100 años de antigüedad, como es el caso de Clos de Tart Grand Cru. Una referencia extraordinaria.

Desde 1999 se han realizado varias reformas para integrar la tecnología más eficiente, pero manteniendo su esencia con el edificio original, una construcción del siglo XVII. En la cava se guardan las barricas de roble y en el sótano húmedo se almacenan las botellas a baja temperatura para mantener el vino en condiciones óptimas. En 2019, incluyeron depósitos de acero inoxidable y depósitos troncónicos de madera.