Salón Melendo 2025: champagne en el apagón

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Si el mundo se acaba, que sea catando champagne. Este podría ser el resumen de lo sucedido el lunes 28 de abril durante el Salón Melendo celebrado en el hotel Thompson de Madrid. 

Aquella mañana soleada y radiante en la capital comenzaba serena, con la ilusión de vivir uno de los salones de vino más prestigiosos de España. Y es que comenzar la semana probando algunos de los mejores espumosos del mundo hace que todo se mire con otra perspectiva.

Jordi Melendo fue uno de los pioneros en fomentar el consumo de esta mítica apelación francesa al sur de los Pirineos, una aventura que lleva dos años reuniendo a grandes maisons y pequeños vignerons que presentan sus creaciones a profesionales y aficionados. 

Pues bien, todo iba según lo establecido. Mesas dispuestas, copas Riedel bien abrillantadas y botellas a punto de temperatura para comenzar la degustación. La comitiva de Bodeboca estaba formada por Ángel López (B2B Specialist) y por Selu Rodríguez, el mismo que te escribe esta aventura. Comenzamos el evento con un descubrimiento de Francis Orban, una casa que no nunca habíamos catado y que nos sorprendió por su apuesta decidida por la variedad Meunier: delicados y fragantes. Para seguirles la pista.

Aprovechando que aún era pronto, sobre las 10.40h, acudimos a Bollinger para probar su trilogía. Me sorprendió que en lugar de empezar por la gama de entrada para ir ascendiendo en rango (y en precio) lo hicieran al revés. Primero catamos el Bollinger PN VZ19, un espumoso que va a emocionar a los amantes de la Pinot noir por su equilibrio y por una textura radiante. En último lugar probamos su Special Cuvée, que nos sirvió para confirmar que es uno de los mejores “champagne de entrada” dentro de la liga de las grandes casas. Imbatible, teniendo en cuenta que tuvo que competir junto a otros que triplicaban su precio.

Pasamos a otro pequeño productor que nos entusiasmó, Georges Vesselle, cuando de repente se fue la luz y se abrieron de forma automática las cortinas de la sala para no quedarnos a oscuras. De primeras, lo normal, comentarios de “ya han saltado los plomos”. Con el paso de los minutos comenzaron los primeros corrillos… Desde el “se ha ido la luz en toda España” hasta  “se ha ido la luz en toda Europa”. Pues bien, a nadie del público pareció importarle. El runrún del toda la planta seguía la tónica de aprovechar el momento antes de un posible apocalipsis. Igual tiene que ver con que unos días antes se estrenó uno de los episodios más impactantes de la serie The last of us, quién sabe.

El comportamiento del público fue intachable, al igual que sucedía en el exterior del hotel. La organización y las bodegas mantuvieron la calma en todo momento y el evento siguió su curso dentro de una relativa normalidad. Y es que el ambiente que se creó dentro de esta burbuja fue algo que recordaremos para siempre. Si la música del Titanic sonó hasta el final, la del champagne no podía ser menos.

Por cierto, Gosset, Taittinger o Charles Heidsieck también reafirmaron nuestro amor por ellos. Cada uno en su estilo, pero todos con un nivel que demuestran porqué Champagne es Champagne.

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De Málaga, amante del vino y la comida en general, y de la manzanilla y los torreznos en particular. Publicitario de formación y profesión, dejé el mundo de las agencias de publicidad para entregarme a una pasión: la comunicación del universo vinícola.