Dos días mágicos en Ribera del Duero

|Categoría

Con motivo de la presencia de Bodeboca como parte del Comité Excepcional de Calificación de Añada 2020 de Ribera del Duero, fuimos invitados a vivir de primera mano una experiencia única con la que descubrir una tradición, una gastronomía, unas bodegas y unos vinos que han marcado momentos cumbres en la enología española. Estos elementos no se pueden explicar sin la base de cualquier proyecto de éxito: sus personas

Hemos tenido la oportunidad de conocer, hablar, compartir, reír, catar, comer y soñar con algunas de las figuras que han hecho posible al hito castellano. Durante dos días, tanto el Consejo Regulador como bodegas como Valsotillo, Arzuaga Navarro o Valduero, nos han acogido como a un miembro más de su familia transmitiendo con pasión y humildad toda su sabiduría y conocimiento.

Esta experiencia comenzó en Sotillo de Ribera, para conocer de primera mano Valsotillo, el proyecto de la familia Arroyo. Para quienes no conozcan esta bodega, deben saber que estamos ante una de las casas impulsoras de la D.O. Ribera del Duero gracias al empeño de su fundador, Ismael Arroyo

La jornada fue algo lluviosa, lo que creó una atmósfera de película para recorrer sus sinuosos túneles enclavados en plena colina, en la que se albergaban barricas y botellas en unas condiciones óptimas. Cuesta creer que con la tecnología disponible hace siglos tuviesen la sabiduría para construir ese entramado de túneles a distintos niveles de profundidad. 

Paso subterráneo de Valsotillo

Catando sus vinos te das cuenta del sello atemporal de una bodega clásica, cuyos tintos alcanzan cotas de excelencia y finura deslumbrantes con el paso de los años.

Recorriendo la carretera que une Aranda de Duero y Valladolid te das cuenta del impacto del sector en la zona, con bodegas a uno y otro lado de una carretera hecha para parar en cada kilómetro. 

Al poco de pasar Peñafiel nos encontramos con Arzuaga Navarro, otro punto candente que alberga un hotel delicioso en el que es fácil ser feliz gracias a una propuesta enológica y gastronómica (El Taller*) de alto copete. En su bodega tuvimos la oportunidad de catar junto a Ignacio Arzuaga varias botellas viejas y algún que otro experimento de la casa en el que comprobar el poderío y evolución de sus botellas.

Cata en la sala de barricas de Arzuaga Navarro

Pero atención, que no nos olvidamos del motivo principal de nuestra visita. La jornada posterior comenzó con el Comité Excepcional de Calificación de la Añada 2020, del que queremos compartir nuestras sensaciones en un evento en el que se mide la calidad y el potencial de futuro de una cosecha tan extraordinaria como la 2020 por el desarrollo de la pandemia. 

Fuimos convocados nueve profesionales del mundo del vino con diversos perfiles: sumilleres de restaurantes con estrellas Michelin, comunicadores y representantes de comercios especializados. Un comité en el que se combinaban el respeto y la admiración por parte de todos sus miembros.

© José I. Berdón Hornillos

Una vez reunidos en la sede del Consejo Regulador en Roa (Burgos), su Director Técnico Agustín Alonso llevó a cabo una presentación para exponer las especificaciones meteorológicas y técnicas de una añada tan complicada e histórica como la 2020, por las dificultades lógicas y el enorme reto que supuso la pandemia a nivel logístico y humano.

Una vez expuestos todos los detalles, era el momento de pasar a la acción. Ante nosotros, 15 muestras de vinos, procedentes en algunos casos de las mismas barricas, ya que hay que tener en cuenta que son referencias que están en pleno proceso de vinificación, por lo que su resultado no es ni mucho menos el que el consumidor podrá degustar en el futuro.

Para la ocasión pudimos catar cuatro blancos, tres rosados y ocho tintos. Cabe comentar que este año han tenido una gran presencia los blancos de Albillo, un estilo que aún está dando sus primeros pasos dentro de la denominación y que provocaron comentarios más que positivos por parte de todos los miembros del comité. Cuentan con una personalidad muy especial y se espera que en los próximos años entreguen creaciones de mucho nivel por su prometedora capacidad de guarda. Los rosados también mostraron grandes condiciones para conformarse como buenos valedores de la región, con una magnífica orientación gastronómica.

© José I. Berdón Hornillos

Como no podía ser de otra forma, los tintos fueron los protagonistas de una cata en los que se pudo percibir un ligero cambio respecto a lo que un consumidor suele estar acostumbrado a encontrar en estos vinos. Tintos más frescos y ligeros, pero sin perder el carácter que los define. 

Cada miembro debía reflejar una valoración general de cada tipo de vino en función de sus cualidades desplegadas durante las fases de cata, con el fin de mostrar una visión global de la muestra. 

Tras la calificación individual y secreta de cada miembro, el Pleno del Consejo reunido esa misma mañana tomó en consideración tanto el resultado del comité como de sus informes técnicos internos para calificar a la añada 2020 como Excepcional

Fue por tanto una enorme satisfacción poder formar parte de la historia de Ribera del Duero con una añada de semejante nivel. Y para celebrar esta importante noticia, nada como visitar a un grande ribereño como Valduero de la mano de las hermanas Carolina y Yolanda García Viadero, quienes nos abrieron las puertas de su casa para mostrarnos su decida apuesta por la larga crianza en barrica y su compromiso con el arte y la hostelería.

Viñedos de Valduero

Por si fuera poco, durante la tarde pudimos disfrutar del conocimiento ribereño de Rubén Arranz, quien nos impartió una masterclass en la que pudimos conocer varios vinos elaborados por jóvenes talentos de la denominación.

La conclusión que se saca tras probar el amplio abanico de posibilidades que ofrece esta privilegiada tierra de Castilla y León es que no existe una sola Ribera del Duero, sino que existen tantas como elaboradores hay. Porque como siempre, la magia está en las personas.