Los vinos de don Quijote

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Es hora de desempolvar la vieja armadura de tus antepasados, ensillar al mejor de tus rocines y encontrar una buena dama o un buen caballero de quien enamorarte. En este post te proponemos una interesante ruta por la historia geográfica del caballero de la triste figura a través de sus vinos. Una forma singular de entender esa vasta llanura meseteña que ostenta con orgullo el título de ser la extensión vinícola más grande del mundo. ¡Allá vamos!

En un lugar de La Mancha…

Dicen que el lugar de La Mancha del que Cervantes no quiso acordarse fue Argamasilla de Alba, en cuya Cueva de Medrano, donde estuvo preso, escribió su obra más célebre. Por eso, creemos que no existe un punto de partida mejor para iniciar esta ruta que aquel que sirvió de inspiración al manco de Lepanto.

Aunque son muchos los espacios dedicados a la elaboración del vino en esta localidad, una excelente opción para conocer el sabor y los aromas de la Argamasilla más auténtica es adentrarse en el universo de Hacienda Albae, una bodega que retomó la tradición vinícola de este pueblo y, hace cerca de cuarenta años comenzó a elaborar vinos de la tierra con personalidad propia. El resultado se puede apreciar en tintos como Hacienda Albae Tempranillo 2017, un monovarietal de carácter sumamente manchego que es cosechado a la luz de la luna.

A tan solo cinco minutos de Argamasilla se encuentra Tomelloso, el municipio más poblado de la comarca. Merece la pena conocer sus viñedos, salpicados de antiguas construcciones de piedra llamadas “bombos”, y acercarse a alguno de sus viejos lagares. Verum, cuyos orígenes se remontan a 1788, es una de las bodegas más conocidas y elogiadas de la zona. Los tintos de su gama Ulterior y su blanco Las Tinadas son un ejemplo claro de la excelencia que pueden alcanzar los vinos de esta tierra.

Bodegueros de Verum en la tradicional fiesta de la vendimia

No son gigantes, sino molinos de viento

Sin abandonar Ciudad Real nos acercamos hasta otra de las localidades con más tradición quijotesca: Campo de Criptana. Y es que entre sus famosos molinos de viento tiene lugar otro de los pasajes más renombrados de esta obra universal: aquel en el que don Quijote confunde los molinos con gigantes y trata de luchar contra ellos «en fiera y desigual batalla». 

Es precisamente aquí donde encontramos una de las bodegas más famosas de la región: El Vínculo. Con ella, la familia Fernández Rivera quiere demostrar al mundo el potencial de los viñedos manchegos, su carácter singular y la expresividad de su uva y de su ‘terroir’. Alejairén Crianza 2018 es la muestra de que encontrar blancos con personalidad en el corazón de esta comarca es posible.

No podemos dejar atrás esta provincia sin antes pasar por Valdepeñas, popularmente conocida en la región como la “capital del vino” por poseer su propia Denominación de Origen. Es aquí donde encontramos una de las bodegas familiares más grandes del mundo: Félix Solís. Su capacidad de vinificación supera los 175 millones de kilos de uva y trabaja con más de 5.000 agricultores, que hacen posibles vinos tan conocidos como los de la gama Viña Albali.

Un caballero sin amores es como un árbol sin hojas

Dulcinea del Toboso, la amada e imaginaria musa de don Quijote, era natural de la provincia de Toledo. El ingenioso hidalgo construyó un retrato completamente idealizado de Aldonza Lorenzo, a quien le atribuyó el título de “emperatriz de La Mancha” y “señora de sus pensamientos”, aunque esta, en realidad, no era más que una pobre labradora que, seguro, conocía muy bien los secretos de la vendimia.

Para saborear los matices de la provincia natal de la sin par Dulcinea, os recomendamos acercaros hasta la bodega Marqués de Griñón, una de las más famosas de Toledo. Sus vinos nacen de los viñedos cultivados en el Pago Dominio de Valdepusa, situado en el término municipal de Malpica de Tajo. Para saborear intensamente este ‘terroir’ único, nada mejor que el Estuche Marqués de Griñón Caliza + Aceite Oleum Artis, formado por un tinto muy manchego y por una botella de aceite de oliva virgen extra, dos de los protagonistas indiscutibles de la Ruta de don Quijote.

El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho

Haciendo honor a este proverbio suyo, el ingenioso hidalgo cervantino quiso traspasar los límites de su llanura natal para transitar por varias serranías, entre ellas, la de Alcaraz, donde ahora podemos encontrar el Pago de Finca Elez y la bodega de Manuel Manzaneque, situada a 1.080 metros de altitud sobre el nivel del mar. Las uvas de las cepas más viejas de su viñedo se emplean en la elaboración de Manuel Manzaneque Selección 2007, una de las joyas de la casa, ideal para conocer el carácter particular de este extraordinario terruño.

Otra de las cadenas montañosas que visitó don Quijote fue Sierra Morena, donde decidió realizar penitencia y sanar su alma. De los vinos sevillanos de esta serranía, Cervantes decía que eran los mejores de España. Ya Colón, en su época, decidió llevarlos a América. Hoy, la bodega Tierra Savia continúa con esta tradición centenaria elaborando vinos muy especiales, como su Piu Ánfora o como su Zaranda, que rezuman historia y que se han convertido en auténticos referentes de la zona.

Ánforas de barro de Tierra Savia

El vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra

Ponemos fin a esta intrépida aventura citando uno de los más sabios consejos que dio don Quijote a su fiel escudero Sancho Panza, instándole a ser siempre templado en el beber. Ahora, después de apearte de tu jumento con tantas enseñanzas a la espalda, no tienes más remedio que adentrarte en la ínsula de Bodeboca y paladear los tesoros y bálsamos milagrosos que con tanta diligencia y cuidado guardamos en ella.