Vega Sicilia

Volvemos de Vega Sicilia con un amor renovado después de visitar un viñedo en constante evolución, porque detrás de la leyenda está su riqueza natural. [break]

"El mejor vino está por hacer y la mejor uva está por coger". Su director de viticultura Enrique Macías nos dejó esta reflexión que representa a la perfección la filosofía de la casa. Esta búsqueda incesante por mejorar comenzó en los años 80 con unas prácticas en el campo que fueron revolucionarias para la época.

Desde entonces no han parado en esa causa perpetua por controlar todos los detalles que intervienen en el vino, sin excepción. En el viaje a la bodega que hemos realizado con motivo de la grabación del episodio de Sala de Cata junto al propio Macías, hemos conocido todos los secretos de la finca en la que la familia Lecanda fundó la bodega en 1864. Su prestigio se consagró durante el siglo XX, pero la llegada de la familia Álvarez en 1982 fue crucial para el salto cualitativo vivido en las últimas décadas.

Trabajar de forma ecológica, sin uso de químicos, es una práctica habitual en la actualidad, pero en aquella época no era algo normal; era algo visionario. Al igual que seleccionar solo la mejor uva —dejando la que no cumple con sus estándares de calidad— o combinar viñas viejas con viñas jóvenes que aportan "sabiduría y chispa". Toda esta obsesión por la materia prima tiene su resultado en cada botella.

En sus tintos vamos a encontrar un equilibrio y una finura moldeada tanto por el paisaje como por las personas que lo rodean. Otro atributo vital es la consistencia en cada añada, algo que consiguen gracias a la atención que prestan a cada pequeño detalle. Su tonelería propia para crear las barricas en las que envejecen sus vinos o la limpieza quirúrgica de todas sus salas de fermentación o crianza son algunas muestras de ello.