Menade

Menade es la bodega de los hermanos Sanz, Richard (enólogo), Marco (técnico en viticultura) y Alejandra (responsable de exportación y comunicación). Desde 2005 elaboran vinos en Rueda. [break]

Los tres hermanos componen la sexta generación de una saga de elaboradores vinculada a la zona y son los primeros que han conseguido la certificación ecológica de la bodega y del viñedo en la D.O. Rueda. 

Elaboran vino con el propósito de recuperar la autenticidad de las variedades con las que trabajan (Verdejo, Sauvignon blanc, Viura y Tinta de Toro). La superficie de viñedos de Menade es de 260 hectáreas (100 de futuras plantaciones y 160 en producción). Las más antiguas (30 hectáreas) son prefiloxéricas y están plantadas en vaso. Las 130 restantes comprenden edades entre los 18 y los 30 años.

La finca está situada en Rueda, en los bancales del río Duero, quedando limitada al norte por este mismo río, al sur por el Zapardiel, mientras que este y oeste están marcados por extensos bancales de canto rodado procedentes del antiguo paso del río.

En Menade, la vendimia es manual mediante inertización con nieve carbónica aplicada desde la recolección hasta el prensado. Sus vinos jóvenes se elaboran en depósitos de acero inoxidable con levaduras salvajes a una temperatura controlada que oscila entre los 18 y los 22ºC. Los depósitos son de diferentes capacidades, lo que permite separar las distintas parcelas conforme a la diferenciación de estructuras y composiciones de suelo.

En las últimas dos décadas, los hermanos Sanz han mantenido una búsqueda y selección de viñedos prefiloxéricos por su exposición y comportamiento. En estas vinificaciones, el prensado se realiza con racimos enteros, los mostos se llevan a barricas francesas, con levaduras salvajes, y el vino permanece en maduración sobre sus lías en periodos mínimos de 8 meses.

Actualmente, el 70% de la producción de la bodega (1,8 millones de botellas) se exporta a cerca de 30 países, y su última creación es Nosso, un vino 100% natural elaborado sin sulfuroso y con la ayuda de la naturaleza en todo el proceso, hasta el punto de que la cápsula del vino es creada con cera de abeja, un guiño a la filosofía natural imperante en la bodega.

Y es que el lema de Menade deja muy clara su filosofía vital: "devolver a la naturaleza todo lo que el hombre le ha robado". Eso queda meridianamente claro al ver los nuevos diseños que están empleando en sus botellas desde hace un par de añadas, donde los protagonistas son los animalillos que pueblan sus viñedos.