Un año más llegan los primeurs de Burdeos, que te hacemos llegar en una venta a la avanzada para que te asegures de que tu vino favorito quede reservado para ti mientras termina de hacerse en la bodega. [break]
Te preguntarás legítimamente por qué comprar en primeur. Te diré que por tres motivos: es una oportunidad única de asegurarse vinos que no durarán mucho a un precio más atractivo, por inversión o simplemente por el placer de comprar una botella, esperar hasta que esté en su momento óptimo y convertir esa ocasión en algo muy especial. En primeur es la recompensa de los más pacientes.
2018 fue un año complicado en Burdeos debido a las lluvias. Esto requirió un aumento de los esfuerzos en los trabajos de viñedo, pero hizo que resultara una añada excepcional, según apuntan los críticos Jeb Dunnuck y James Suckling, debido a las temperaturas que hubo y a la falta de lluvia desde finales del verano hasta octubre. Esas son buenas noticias para crear vinos con alto potencial de calidad, ya que las uvas tuvieron tiempo de madurar completamente.
Los vinos bordeleses de 2018 que nos están esperando van a ser una maravilla, plenos de fruta y de textura marcada, vinos que no cansan y que siempre están vivos a pesar de su madurez. La calidad de los diferentes vinos de las distintas zonas de Burdeos ha sido muy parejo en esta añada, con una nota muy alta.
El invierno fue lluvioso y frío, la primavera cálida y lluviosa, lo que provocó que el ciclo vegetativo volviera a estar cerca del promedio hacia finales de mayo. El mes de junio fue cálido y relativamente seco. La floración se produjo a finales de mayo y principios de junio, solamente unos días por debajo del promedio.
Todo lo anterior hizo que el mildiu se desarrollase a sus anchas, ya que prospera especialmente en condiciones húmedas y frescas. Muchas bodegas perdieron hasta dos terceras partes de su cosecha debido al ataque de este hongo. Además, hubo tormentas de granizo aisladas en mayo y julio, principalmente en Graves, la parte sur del Médoc y en las regiones de Bourg y Blaye, en la orilla derecha, que diezmaron los viñedos de algunos desafortunados.
El verano fue caluroso y con noches frescas. Ese contraste térmico es el que ha procurado que los vinos de esta añada apunten hacia la máxima frescura. El ciclo de maduración fue normal. La vendimia se llevó a cabo en la mayoría de las propiedades a finales de julio y principios de agosto. Las pequeñas lluvias de finales de agosto y principios de septiembre ayudaron a aliviar el estrés hídrico en algunas de las viñas más jóvenes, y el clima cálido y uniforme persistió hasta finales de octubre, lo que hizo que los viñedos explotasen de fruta.
El tamaño de las uvas fue pequeño y sus pieles gruesas. Los vinos tintos resultantes son de color oscuro con niveles de taninos y polifenoles muy altos superando a las añadas de 2010 y 2016 en muchos casos.
Te prometemos que si te haces con algunos de estos grandes vinos no te vas a arrepentir en absoluto. Serás un auténtico privilegiado.