Rafa García y Raúl Tamayo Viticultores

Estos dos viticultores y enólogos se han lanzado a la aventura de crear vinos en la localidad burgalesa de Nava de Roa. [break]

Ambos son unos verdaderos multiusos ya que llevan a cabo todas las tareas en el campo y en la bodega. Y lo hacen así porque creen que esto favorece el conocimiento de todos los intríngulis del proceso de elaboración, desde la cepa hasta la botella, sin duda, la mejor manera de entender el vino. 

Para poner en marcha este proyecto comenzaron a explotar el viñedo propiedad de la familia que cuenta con vides de unos 30 años de media, siendo el más viejo Acediano, de más de 70. La bodega cuenta con 4 hectáreas repartidas en 9 viñas con parcelas minúsculas de menos de una hectárea que serán míticas de aquí a no muchos años como la mencionada Acediano, El Espaldón, El Cerral, El Torrubio y La Médica.

La pretensión de Raúl y Rafa es crear vinos ribereños plenos de profundidad, personalidad y carácter que hablen del suelo en el que se gestaron, pobre, de esos que dan muy poca uva por cepa pero que cada una atesora una joya que hará que esos tintos sean memorables.

Otra característica de la ubicación de los viñedos es la altitud a la que están plantados, entre 750 y 830 metros, y el clima que los salpica, que es continental extremo con diferencias muy marcadas entre el día y la noche, lo que propicia una lenta maduración que conlleva una gran frescura, equilibrio y carácter varietal. Y esa variedad no es otra que la Tinta fina (en la Ribera del Duero así es conocida la Tempranillo), de racimos sueltos que permite que las uvas se aireen mejor evitando las enfermedades aunque la producción sea más escasa. Los dos viñadores son partidarios del mínimo intervencionismo en todas las fases del vino para que se respete el origen de la uva, la idiosincrasia de cada parcela y la biodiversidad del entorno. 

Los errevinos han decidido no clasificar sus vinos con el convencionalismo del tipo de crianza a que son sometidos. Quieren que sea el origen y no la barrica lo que marque el ADN de cada una de sus creaciones. Buscan tintos para beber ahora pero que también posean una gran capacidad de guarda. Y una cosa muy importante, que cada añada recoja lo que ha sido ese año, ya que no existen dos iguales.