Priorato de Razamonde

Viña da Cal es el nombre de una parcela ubicada en un lugar privilegiado. Es el resultado del trabajo de varias generaciones en el cultivo de la viña y la elaboración de vinos. Las cepas se agarran a una tierra regada de una tradición centenaria que, sin embargo, hace quince años se quiso renovar para estar a la altura de los tiempos actuales.

¿La clave? Se replantaron las variedades antiguas que habían dado gran fama por Europa a los vinos de la región en el siglo XVI. Partiendo de la misma receta y con la misma dedicación, los Pérez Pousa totalmente el equipo de la bodega para que el acero inoxidable y las maderas de roble se convirtieran en los únicos elementos necesarios para fermentar la magia de la uva.

En 2012 y después de varios años agrupando parcelas y replantando con las castes Brancellao, Sousón y Treixadura, Viña da Cal comercializa sus primeros vinos: Alter tinto y Alter blanco. Posteriormente, en 2017, el proyecto pasa a llamarse Priorato de Razamonde y por tanto el nombre de los vinos. Los Pérez Pousa cuentan con la colaboración estrecha y asesoría enológica de Pablo Estevez. 

Bodega

La bodega en la que hasta 2014 se elaboraban los vinos hoy solo funciona como botellero. Los Pérez Pousa adquirieron una finca indivisa de 11 hectáreas en Razamonde, en la que destacan dos edificaciones. Por un lado, la bodega moderna, en la que ya se ha vinificado la añada 2015 y una casa antigua, que data del 1768, en la que se llevará a cabo una importante obra para destinarla a enoturismo, respetando siempre el hermoso entorno en el que se ubica la finca. 

Ribeiro 

El Ribeiro tiene una larga tradición vitivinícola estrechamente ligada a la exportación a través de los puertos del Atlántico. De hecho, en la actualidad la vitivinicultura sigue siendo una de las principales ocupaciones de sus gentes y una importante fuente de ingresos. Un cultivo este, el de la vid, que fue introducido por los romanos y que desde los tiempos medievales y hasta el siglo XVIII, fue famoso por sus vinos y por sus “tostados” o vinos dulces, elaborados con uvas secadas al sol; vinos que han sido tradicionalmente consumidos por los peregrinos del camino de Santiago de Compostela e, incluso, exportados a Inglaterra durante los siglos XV y XVI.

En los últimos años, el vino Ribeiro ha resurgido con fuerza, apostando por las variedades autóctonas que le dieron nombre, sobre la base de recuperar antiguas plantaciones y crear otras nuevas, así como mejorar la calidad en su proceso de elaboración en bodega.

El Ribeiro, con una extensión de 2.500 hectáreas cultivadas, reduce la posibilidad de que coexistan grandes viñedos, reforzando así la apuesta de la bodega por conseguir, uva a uva, la mayor calidad posible.