Ferratus

Para lograr ese propósito, Pedro y Enrique Cuevas, padre e hijo, confiaron en Mª Luisa, hija y hermana respectivamente de ambos, quien asumió el reto de aportar a los vinos de la familia algo de su alma femenina.

El enólogo de Ferratus, el francés Emmanuel Ivars, es un gran conocedor de Ribera del Duero. Desde su llegada a estas tierras en 1992 ha trabajado en distintas bodegas y denominaciones de Castilla y León. Esta amplia experiencia, unida a su formación, tanto en su Valle del Loira natal como en la región de Borgoña, donde estudió viticultura y enología, impregna a sus vinos de un estilo propio, que se empieza a perfilar desde el mismo viñedo, con un trabajo meticuloso. El objetivo no es otro que resaltar la tipicidad y la capacidad de envejecimiento de la Tempranillo, noble propósito al que se entrega, en las fincas de Ferratus, codo con codo, junto a Mª Luisa Cuevas, actual propietaria de la bodega. 

Hablamos de fincas con elementos imprescindibles para la elaboración de un gran vino: la madurez de la viña, su buena orientación al mediodía y su disposición en ladera. Los viñedos se asientan sobre suelos arcillosos con un toque calcáreo, perfectamente drenados. En total son 20 hectáreas las que posee la bodega, más otras 15 de viticultores de la zona, que controlan directamente.

Las viñas propias y las de los viticultores asociados son trabajadas de una forma respetuosa con el medioambiente y la sostenibilidad del mismo en todos los sentidos, incluso algunas de las partidas de uvas proceden de viticultores en sintonía con el movimiento biodinámico.

Lo que distingue a los vinos Ferratus del resto de riberas es una Tinta del país muy adaptada a estas tierras. Se trata de uno de los clones originales vinculados con las primeras cepas de Tempranillo que esparcieron los monjes que habitaban las tierras monacales del Duero. Un tipo de uva que confiere más color e intensidad frutal a los vinos, una mayor amabilidad gustativa que no impera en otros vinos elaborados con esta uva.