José Manuel García se dedicaba al comercio de pescado fresco hasta que, animado por algunos de sus contactos comerciales, decidió fundar su propia conservera.
En casa ya elaboraban semiconservas y dieron el salto al mercado con su bonito en escabeche de sidra. Pronto se animarían con otras elaboraciones como los pasteles de pescado o con las legumbres asturianas, un universo donde la faba con Indicación Geográfica Protegida es la protagonista.
Así, Jose Manuel y su familia pueden presumir de tener una de las mejores fabadas en conserva; los entendidos aseguran que su estofado "puede comerse a cualquier hora", lo que indica la suavidad y calidad del guiso.
El principal estandarte de Conservas Laurel siempre ha sido el empleo de las mejores materias primas frescas, siempre presentes en la tradición gastronómica asturiana y todas ellas de una calidad excepcional. De esta manera se consiguen nas conservas deliciosas y unos guisos sabrosísimos, siempre fieles a la tierra.