Rock Spirits

En 2008, Dan Aykroyd se puso en marcha y se hizo con la Destilería Globefill Inc. Ordenó a su equipo que solamente se usara para la destilación del vodka el mejor maíz, el de la variedad norteamericana “Peach & Cream”, y el agua límpida y cristalina de las tierras de Terranova, y más concretamente del glaciar Newfoundland, que se ubica en la zona de St. Johns, la más oriental de Canadá.

El flamante propietario sabía que tenía el mejor vodka posible pero que debía vestirlo de manera atrevida para ganar visibilidad y hacerse notar ante el consumidor con una propuesta atrevida. Para ello, decide contratar al afamado artista estadounidense John Alexander para que diseñara la botella. Y la idea del artista fue genial: la botella debía ser un cráneo de cristal inspirado en las trece calaveras que aún se conservan de las tribus nativas de las Américas, que tenían la finalidad de proyectar energía positiva e iluminación a los seres humanos.

El vidrio de la botella proviene de los principales fabricantes de Europa, y contiene cristal que ayuda a alcanzar la claridad, tal y como pensaron los chamanes de las tribus indígenas.

Como curiosidad, apuntar que cuando el vodka salió al mercado en la región de Ontario en 2009, las autoridades prohibieron su venta durante dos años, ya que consideraban que el cráneo de la botella era demasiado realista. Este debió ser el mejor halago que recibió John Alexander.