Heretat de Taverners

La producción de vino en esta finca está documentada desde el siglo XVII, y sobre ella se han ido replantando los viñedos hasta su totalidad, ocupando actualmente una extensión de 24 hectáreas, con un rendimiento medio por hectárea inferior a los 3.500 kilogramos por hectárea.

El objetivo de la bodega es producir vinos que expresen y transmitan el viñedo, el clima, el terroir y las uvas de los que proceden. Por ello la capacidad de producción de la casa es limitada a unas 80.000 botellas anuales de forma intencionada.

Las variedades plantadas en la finca son principalmente la Monastrell y la Garnacha tintorera, uvas autóctonas de la zona. Aparte, en el año 1990 se plantó como variedad experimental la Graciano, una uva propia de La Rioja. Esta singularidad permite decir a Heretat de Taverners que es la primera bodega en cultivar la Graciano en el sureste de España, algo para lo que el Consejo Regular de la D.O. Valencia tuvo que autorizarle expresamente. Precisamente, el vino elaborado con la variedad Graciano es actualmente el buque insignia de la bodega, y también el que tiene una producción más limitada.

Respecto a los suelos de la finca, estos cambian de probres y arenosos en las partes más altas de la finca (Pla de Mallaura) a una mayor y productiva arcilla en la que se trabaja con cubierta vegetal para conseguir la producción de uva deseada pero con una frescura extra para variedades más atlánticas como la Cabernet Sauvignon o la Graciano (platada en el Pago La Rambla).

Desde el año 2017, la bodega es propiedad de la familia Ruiz-Clavijo, quien también es propietaria de varias bodegas en Rioja, de donde son originarios. En el verano de 2016, visitando la bodega vecina Celler del Roure, descubrieron la zona de Terres dels Alforins y se enamoraron de ella, por lo que decidieron comprar una bodega que había sido histórica en la zona como era Heretat de Taverners con el fin de abrir una nueva página en su historia.