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En 2014, la hija menor de Lorenzo, Fátima, decide rendir homenaje a la tradición vinícola familiar uniéndose a su padre. Pero su manera de entender el vino es muy diferente a lo que llevaba haciendo su familia desde los años 80.

Desde su incorporación, su visión más contemporánea se ha visto reflejada en cada una de sus referencias, convirtiendo así la bodega familiar en un referente de la excelencia vinícola.

En la actualidad, padre e hija trabajan de forma natural y respetuosa las viñas viejas heredadas. Ambos trabajan en tres estudios diferentes dentro del mismo proyecto. Su máxima atención está puesta en los vinos familiares elaborados en las parcelas más antiguas. Por otro lado, San Clemente, es un proyecto que se basa en recuperar un viñedo abandonado en Santa Úrsula y donde se trabaja con variedades locales y minoritarias. Por último, Cosechera es la búsqueda de Fátima para conseguir el mejor vino que se pueda elaborar, dando como resultado vinos de añadas únicas.