Le Clos des Fées

Durante el primer año, la pareja vinificó de forma informal en su domicilio, condicionando su propio garaje como bodega. Con el tiempo, han incrementando el número de hectáreas, pasando de 7 hectáreas en 1999 a casi 30 en 2010. Todo un logro para este dúo de apasionados.

Las viñas viejas están plantadas en un terreno arcillo-calcáreo y sus parcelas cuentan con una gran diversidad de terruños. En primer lugar, el de Vingrau, situado sobre vertientes calcáreas, regala vinos complejos y estructurados, con una gran capacidad de guarda.

El terroir de Tautavel, con arcillas rojas de origen aluvial, ofrece a la uva Mourvèdre una magnífica concentración; el de Maury es donde se encuentran parte de la Garnacha y la Syrah, y se caracteriza por unos suelos oscuros y poco gruesos.

Bélesta, con gneis magmática y granito, aporta a la Syrah notas especiadas y, por último, el terruño de Calce, con suelos arcillo-calcáreos regala una riqueza excepcional al gran vino de la casa, La Petite Sibérie.

La calidad de sus vinos se debe a la inquietante búsqueda de los mejores terruños y a unas vinificaciones meticulosas. Los vinos de Clos des Fées se venden todos los años a la avanzada.