Diez-Caballero

Ella es la matriarca de una familia dedicada a la elaboración de vinos. Se llama Victoria Cañas y es una fuente de energía e ilusión inagotable.

Hace 40 años, cuando la época del vino a granel llegaba a su fin en Elciego, Victoria retomó el proyecto familiar iniciado varias generaciones atrás pero dándole una vuelta de tuerca. Lo hizo junto a su marido, con toda la ilusión que supone un punto de partida como aquel.

Para ello reformó la antigua bodega familiar insertada en la roca, una especie de cueva construida hace varios siglos. Pocos años después llegaría el primer reserva embotellado, en 1987, y hoy, fruto de aquel esfuerzo compartido, recoge el merecido reconocimiento a sus vinos.

Antonio Diez-Caballero es su hijo. Biólogo de formación y encargado de la elaboración de los vinos en la bodega. Junto a él y a su hija, llamada como la abuela, hicieron la primera exportación a Nueva York y Suiza en 1998. 

En este proyecto de vigneron la familia cultiva 25 hectáreas de viñedo propio repartidas en distintas parcelas en los aledaños de Elciego, en Rioja alavesa, a su paso por el río Ebro, en un paisaje con suaves ondulaciones y pequeños cerros que coronan el horizonte.

Estas parcelas están plantadas, en su mayoría, con Tempranillo, la uva que por antonomasia mejor se adapta a sus tierras arcillo-calcáreas, que se cultivan con el máximo respeto en cada ciclo vegetativo de la vid.

La pasión por el detalle llevó a Victoria Cañas a reformar también los antiguos depósitos de hormigón con los que contaba la antigua bodega heredada de su abuelo materno. El objetivo era preservar la suavidad y frescura en los vinos a la vez que dotarlos de una amplia capacidad de guarda.

Hoy Victoria sigue siendo el corazón que bombea de energía a la bodega. Ha conseguido contagiar su tesón, entusiasmo y buen hacer a sus hijos y a todas las personas que forman parte de este proyecto que encara el futuro con la misma alegría del primer día.